China defiende en cumbres y foros el enfoque integral hacia el desarrollo, reconociendo que el bienestar nacional también depende de los vecinos regionales y de la comunidad internacional en general. Esto se ha puesto de manifiesto desde la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) celebrada en 2014 en esta capital, hasta la […]
China defiende en cumbres y foros el enfoque integral hacia el desarrollo, reconociendo que el bienestar nacional también depende de los vecinos regionales y de la comunidad internacional en general. Esto se ha puesto de manifiesto desde la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) celebrada en 2014 en esta capital, hasta la cumbre del G20 realizada a inicios de septiembre en la ciudad oriental de Hangzhou.
La economía china se encuentra ahora en una ‘nueva normalidad’, según le llaman expertos, en la que el crecimiento económico al presente será a tasas más lentas y más sostenibles, sin embargo, el país sigue siendo clave en la economía mundial.
China contribuyó con el 35 por ciento del crecimiento económico mundial en el último quinquenio y tiene previsto continuar contribuyendo con el 30 por ciento del crecimiento económico mundial antes de 2020.
La economía internacional y la globalización encaran un sinfín de desafíos como es la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), el proteccionismo comercial, el aislamiento y la antiglobalización.
Pese a ese entorno poco favorable para la cooperación, China muestra una vez más que está comprometida con este curso de acción.
Y es que en el centro de la cuestión sobresale cómo de la dinámica china dependen muchas economías, precios internacionales y, desde que es un exportador neto de capitales (por primera vez, desde 2015), también de empleo.
En ese sentido, China desempeñó un rol fundamental en la reciente cumbre de países que integran el Grupo de los 20 (G20) -grupo de los 19 países industrializados y emergentes más importantes, más la Unión Europea-, para promover desde allí la cooperación y la innovación.
En la inauguración de la magna cita, el presidente de este país y anfitrión del evento, Xi Jinping, defendió ideas para contrarrestar los efectos de la ralentizada economía mundial.
Sobre el particular, exhortó a reforzar la coordinación de políticas macroeconómicas y llamó a realizar esfuerzos conjuntos para estimular el crecimiento económico mundial y salvaguardar la estabilidad financiera.
Al respecto pidió a los miembros del ente multilateral adoptar una nueva senda de desarrollo, mejorar la gobernanza económica global, construir una economía mundial abierta, y promover la liberalización del comercio y las inversiones, para implementar la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Aún con los disímiles tipos de violencia que retan la estabilidad mundial, China, anfitrión de la reunión, ofreció vías para reordenar el eje de intereses sobre los temas institucionales y económicos que dieron origen al grupo.
Entras las estrategias resaltan ambiciosos planes de desarrollo regional como La Franja y la Ruta, apalancados en el financiamiento de entidades recientemente creadas como el Banco Asiático de Inversión para Infraestructura (BAII) y el Banco de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que cuentan con participación multinacional.
El BAII busca ayudar a los países de Asia-Pacífico a desarrollar infraestructura, promover la conectividad y alentar el proceso de integración económica en la región.
Esa entidad financiera no sólo reforzará la infraestructura como un motor dinámico del crecimiento económico, sino también mejorará la eficiencia del capital asiático y su contribución al desarrollo regional.
En ese contexto, en el G20 coexisten intereses contrapuestos muy importantes y poderosos. De ahí el papel crucial de la segunda economía del mundo de lograr un balance para todos.
La XI cumbre del G20 concluyó con aprobaciones sobre una amplia gama de temas importantes incluido el Consenso de Hangzhou, acerca de la facilitación del crecimiento económico global mediante medidas a largo plazo, integrales, abiertas, innovadoras e inclusivas.
China adoptó el modelo de crecimiento basado en la innovación como el tema esencial de la cumbre realizada en Hangzhou, la primera vez que el mecanismo se enfoca sobre este asunto de interés global a mediano y largo plazos.
Apoyar la industrialización de África y de los países menos desarrollados, y la ratificación del Acuerdo de París de 2015 por parte de la Asamblea Popular Nacional, son también dos ejemplos de que este gigante asiático practica lo que predica.
De igual modo son muestras de que China puede ayudar a ejercer el papel del G20 y de otras instituciones en el manejo de los asuntos del orbe, dirigido a mejorar la gobernanza mundial.
Damy Vales es corresponsal de Prensa Latina en China.