En las últimas cuatro semanas dos hechos de gran trascendencia han salido a la luz. De un lado, China se ha convertido en la primera potencia económica mundial, adelantando oficialmente a los Estados Unidos, con un peso económico oficial (cifras del FMI) de 17,61 billones de dólares (contra 17,4 de los Estados Unidos). Si los […]
En las últimas cuatro semanas dos hechos de gran trascendencia han salido a la luz. De un lado, China se ha convertido en la primera potencia económica mundial, adelantando oficialmente a los Estados Unidos, con un peso económico oficial (cifras del FMI) de 17,61 billones de dólares (contra 17,4 de los Estados Unidos). Si los medios de comunicación principales no han mostrado el menor interés, nuestro equipo, por el contrario, lo considera un acontecimiento histórico: los Estados Unidos han dejado de ser la primera potencia económica mundial y este hecho lo cambia todo [1].
Sobre todo porque, además de cruzar este umbral, los Estados Unidos, después de tratar de impresionar al mundo con un militarismo desbordante durante la crisis de Ucrania, revela una debilidad estratégica importante en su «gestión» de la crisis de Irak. El músculo político, que parecía obligar al mundo a permanecer bajo la tutela US de manera indefinida, se manifiesta como insuficiente.
Estos dos indicadores nos permiten ver un punto de inflexión de primera magnitud dentro del desarrollo de la crisis sistémica global: el paso de un mundo americano a un mundo chino…
Europa, Rusia – Estableciendo un Plan Marshall al estilo Chino
La aparición evidente de este «jugador» chino se ha precipitado por la crisis de Ucrania. Mientras que China tenía interés en ir desarrollando su crecimiento de manera casi inadvertida, mientras que los rusos mantenían distancia ante el miedo de una inevitable invasión China, mientras que los europeos también mantenían las condiciones para una aparición suave de este mega-jugador, la crisis de Ucrania aceleró el cambio y provocó que el resto de jugadores perdiera protagonismo.
Ya hemos señalado que la crisis de Ucrania y la política de sanciones empujaron a los rusos a firmar el famoso acuerdo de gas Ruso-Chino en condiciones menos ventajosas que las que habían esperado. Ucrania perdió frente a los rusos por sus negociaciones con China sobre este acuerdo.
Actualmente, el primer ministro chino realiza una visita oficial a Europa y Rusia [2]. Sus bolsillos están llenos de contratos, proyectos de inversión y perspectivas de negocio [3], un plan Marshall para la reconstrucción real de las economías europeas y rusas parcialmente destruida por la guerra de Ucrania [4]… un plan irresistible por supuesto. Pero ¿se han reunido las condiciones para que seamos lo suficientemente cautelosos para preservar nuestra independencia con respecto a este nuevo poder ? Recuerde que el plan Marshall ayudó a unir a la Europa de la posguerra a los EE.UU.
La City [de Londres] ya se ha salvado de la bancarrota gracias a China, convirtiéndose en el principal centro financiero fuera de China en emisión de bonos de yuanes [5]. Como consecuencia, el Reino Unido se ha convertido en un fuerte defensor de agregar el yuan al DEG (Derechos Especiales de Giro) del FMI. El BCE está incluso empezando a considerar agregar el Yuan a sus reservas internacionales [6]. Y Europa se encuentra en el papel que le corresponde como facilitador de la transición sistémica entre el mundo de antes y el mundo después de la crisis ; pero para jugar en su verdadero interés, hubiera sido mejor haberse dejado guiar por una visión [7] más que por la codicia o por un instinto de supervivencia.
Toda esta actividad entre Europa, Rusia y China culminará con la Cumbre ASEM en Milán del 16 y 17 de octubre de 2014.
Este evento tiene todas las posibilidades de dejar su huella en los libros de historia, ya que conectará a Europa y Asia y proporcionará la plataforma para resolver la crisis del Euro, la crisis de Ucrania, la crisis Euro-Rusa, la crisis sistémica global…, permitiendo así la transición al mundo de después de la crisis. Hubiera sido más «multi-polarización» si el acto de fundación del mundo de después, hubiera sido sellado en una cumbre Euro-BRICS [8]; pero esto es urgente y, después de todo, tres de los cinco países BRICS estarán presentes (Rusia, India y China)… y lo más importante, la cumbre ASEM tendrá características comunes con la idea de una cumbre Euro-BRICS que representa las nuevas realidades globales (peso económico, comercial, demográfico)… y sin contar con EE.UU., que hasta nuevo aviso, no proyecta más que su sombra sobre cualquier intento de adaptar el sistema mundial a las nuevas realidades.
El éxito de esta reunión dejará claro a todo el mundo el contraste entre las perspectivas que ofrece la alianza con EE.UU. (que se reduce a una cuestión de guerra) y las ofrecidas por un acercamiento estratégico con Asia (donde principalmente se trata de una cuestión de recuperación económica) [9]. Nuestro equipo anticipa que las esperanzas puestas en esta cumbre tendrá como efecto principal ser el golpe de gracia para el Tratado Transatlántico, el controvertido TTIP [10].
Nuestros lectores saben que nuestro equipo no tiene miedo al irresistible ascenso de China al poder. Pero no podemos producir anticipaciones sin hacer hipótesis sobre futuros cambios de régimen, las posiciones específicas de las derivas propias de posiciones de poder dominante, el empeoramiento coyuntural de las condiciones… Por lo tanto, ante un nuevo jefe en la escena internacional, Europa (y el mundo entero) debe ser capaz de dar la bienvenida a la nueva realidad y de tener la precaución de analizar con cuidado las condiciones que preserven su independencia.
Aquí, nuestro equipo se permite plantear otro aspecto positivo. La primera generación de estudiantes formados en Europa (gracias al programa Erasmus y las dinámicas trans-europeas en el ámbito de la educación superior) ahora tiene entre 45 y 50 años, la edad en que uno empieza a influir, ya sea en el circuito político o económico. Su capacidad para integrarse en un mundo multipolar es infinitamente superior a la de las élites de las generaciones anteriores, formados a nivel nacional o en los EE.UU. que, en el mejor de los casos, sólo hablan en Inglés. Gracias a Erasmus, Europa tiene todos los activos en la mano para ser tenida en cuenta a escala mundial a pesar de su tamaño relativamente pequeño: el multilingüismo, el natural multiculturalismo que facilita la apertura al mundo y la comprensión de las complejidades, etc.
En conclusión, la aparición de un mundo multipolar retoma su curso siguiendo las anticipaciones de LEAP… sólo habrá sido más doloroso y un poco más chino de lo que una transición organizada habría permitido.
Notas:
[1] Menos espectacular, pero igualmente emblemático de un cambio de paradigma, es que China anunció un nuevo método de cálculo del PIB, incluyendo otros parámetros que el crecimiento. Una decisión, cuya relevancia objetiva y por la base de aplicación (China) puede relegar el viejo PIB a una herramienta de la prehistoria económica. La «niebla estadística» tenderá a caer y el paisaje que aparezca no tendrá nada que ver con lo que conocemos. Fuente: Europe Solidaire, 09/10/2014
[2] Fuente: China Daily, 08/10/2014
[3] Fuente: Business Insider, 14/10/2014; China Daily, 09/10/2014
[4] La crisis Euro-Rusa y la política de sanciones mutuas es claramente la principal causa de una considerable desaceleración económica en el continente en los últimos meses. Esta realidad, que no es objeto de ningún comentario en la prensa, ha sido demostrada recientemente, sin embargo, por los desastrosos números de la economía alemana… casualmente en estos últimos seis meses. Fuentes: The Telegraph, 06/10/2014; International Business Times, 09/10/2014
[5] Fuente: Wall Street Journal, 09/10/2014
[6] Fuente: Malay Mail, 11/10/2014
[7] Al promover activamente la aparición de un mundo multipolar, gracias a un acercamiento Euro-BRICS como defendieron desde 2009 Franck Biancheri y LEAP.
[8] Tal y como hemos promovido activamente desde 2009. Ver el proyecto Euro-BRICS de LEAP.
[9] Como lo demuestra el GlobalEurometro estos últimos meses, muchas personas en Europa son conscientes del hecho de que la dinámica del futuro está más en el lado de los BRICS que en el de EE.UU.
[10] TTIP que siempre anticipamos que nunca vería la luz del día, al menos no de otra forma que no sea totalmente diluido (para mantener el tipo en Bruselas y Washington), pero el desplazamiento ideológico «occidentalista» de estos últimos meses, que ha desconectado a Europa de la realidad y aniquilado su natural capacidad de reacción ante los acontecimientos, ha aumentado el riesgo de firmar de manera forzada el acuerdo.