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Fuentes: La Jornada

  Donald Trump es el presidente más reprobado de la historia moderna en sus primeros 100 días en la Casa Blanca, y la abrumadora mayoría del pueblo estadunidense no le tiene confianza ni le cree, de acuerdo con recientes encuestas -Foto Ap Donald Trump es el presidente novato más reprobado de la historia moderna en […]

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Donald Trump es el presidente más reprobado de la historia moderna en sus primeros 100 días en la Casa Blanca, y la abrumadora mayoría del pueblo estadunidense no le tiene confianza ni le cree, de acuerdo con recientes encuestas -Foto Ap

Donald Trump es el presidente novato más reprobado de la historia moderna en sus primeros 100 días en la Casa Blanca, y la abrumadora mayoría de su pueblo no le tiene confianza ni le cree.

Pero tampoco a su oposición oficial.

El próximo sábado, el huracán Trump cumplirá 100 días en el puesto. No debe sorprender que ya se proclamó como el mejor de todos los tiempos: Ninguna administración ha logrado más en sus primeros 90 días, declaró en un acto público. También publicó otro tuit en el cual declaró que eso de los 100 días es ridículo. A la vez, la Casa Blanca sube a su portal una sección para el festejo de los 100 días. Y algunos recuerdan que Trump, como candidato, fue quien repetidamente prometió lograr un paquete ambicioso de proyectos legislativos en sus primeros 100 días en el puesto.

El concepto de los primeros 100 días fue inventado por Franklin D, Roosevelt quien prometió -y logró- cumplir con una serie de iniciativas de emergencia durante ese periodo para enfrentar la Gran Depresión.

El debate sobre qué se ha conseguido o no culminará esta semana. La Casa Blanca asegura que ha logrado casi un milagro, pero que los medios de noticias falsas rehúsan darle crédito, y enumeran, entre otras cosas, el ingreso de un juez conservador a la Suprema Corte, el retiro de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico (TPP), la anulación de varias órdenes ejecutivas, así como varias regulaciones ambientales y hasta quitar las mínimas restricciones sobre la venta de armas a personas con problemas mentales (no es broma), y autoelogios sobre acciones decisivas en respuesta al uso de armas químicas en Siria, y, por supuesto, que se ha desplomado 70 por ciento el ingreso de inmigrantes indocumentados (cifra muy parcial).

Los críticos afirman que no ha logrado promulgar ni un solo proyecto legislativo mayor de los que prometió en su campaña; que sus órdenes ejecutivas para prohibir el ingreso de inmigrantes de países musulmanes y refugiados fueron congeladas por los tribunales; que su equipo sigue bajo investigación por una posible colusión con los rusos en la contienda contra Hillary Clinton; que sus intereses empresariales personales siguen provocando sospechas sobre conflicto de interés de él y de su familia; que hay una guerra abierta entre su equipo; que sus declaraciones contradictorias sobre política exterior y ataques contra gobiernos aliados (incluidos México, Canadá y Australia) han generado un grave deterioro en el ámbito internacional, y ni hablar de sus mentiras y ataques contra los tribunales y los medios.

Al final, la calificación por el pueblo que supuestamente representa es la peor jamás registrada. Según un sondeo del Washington Post/ABC News, Trump se acerca a sus 100 días como el Ejecutivo en jefe menos popular en los tiempos modernos, con un índice de aprobación de 42 por ciento y 53 por ciento de desaprobación (el más alto en la historia). En la encuesta de NBC News-Wall Street Journal, desde febrero y hasta mediados de abril, la brecha entre los que desaprueban y aprueban a Trump se incrementó 10 puntos, para llegar a 54 por ciento contra 40 por ciento (el índice más bajo de aprobación de los pasados 11 presidentes, o sea, desde tiempos de Eisenhower).

La mayoría cree que no ha logrado mucho en sus primeros meses de gobierno. Sin embargo, sus bases permanecen leales, con 94 por ciento de los que votaron por él que aplauden su gestión. A la vez, no ha logrado ampliar para nada esta base de apoyo desde que llegó.

La encuesta de NBC/Journal registró que sólo 25 por ciento cree que Trump es honesto y confiable, un desplome de nueve puntos desde febrero. Más aún, 59 por ciento afirmó que, personalmente, Trump no les cae bien (más alto que los cinco presidentes anteriores).

Sesenta por ciento afirma que está fuera de contacto con las preocupaciones de la mayoría de la población.

Pero igual de notable es que sólo 28 por ciento cree que los demócratas entienden las preocupaciones de la mayoría (desplome de 20 puntos en los tres años anteriores). Más aún, los líderes legislativos demócratas no pueden festejar, ya que una mayoría desaprueba a su partido (el promedio de encuestas es 50.3 desfavorable por 40.1 favorable).

Pero la encuesta de NBC/Journal también registró algo sorprendente: la mayoría (57 por ciento contra 39 por ciento), cree que el gobierno federal debería hacer más por resolver los problemas del pueblo -el índice más alto sobre esta pregunta desde la primera vez que fue presentada en 1995. O sea, una amplia mayoría expresa justo lo opuesto del partido que ahora controla los poderes Ejecutivo y Legislativo con su mantra republicana de que se debe reducir el papel del gobierno y dejar que las empresas y los individuos se encarguen de servicios al público.

Los primeros cien días, más allá de lo que la cúpula diga que ha logrado o no, revelan que la mayoría rechaza al nuevo presidente, o sea, que no representa a este pueblo.

Este es un dato fundamental para observadores internacionales de este país. De hecho, estos sondeos registran que Trump, medido así, es uno de los presidentes más débiles y menos representativos de la historia moderna.

Los expertos dicen que, a falta de un cambio dramático o un suceso tipo 11-S, la historia estadística es que los índices de aprobación no suelen subir después de lo que se considera el periodo de luna de miel de un presidente.

Por tanto, tal vez más preocupante que Trump en sí, son los que buscan acomodarse con él, tanto fuerzas políticas domésticas como en el exterior. La historia ofrece ejemplos de cómo esta estrategia no lleva a buenos resultados.

El otro dato de estos 100 días es que la mayoría reprueba no sólo a su presidente, sino a toda la cúpula política elegida para representar al pueblo.

Por tanto, se puede concluir que el bully malcriado en la Casa Blanca, y la oposición oficial, a pesar de sus disfraces y autoelogios, no están convenciendo a la mayoría de este pueblo.

Tal vez este pueblo, con la ayuda de otros en el planeta, podrán cambiar los próximos 100 días.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/04/24/opinion/023o1mun