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¿Cómo hubiese actuado Vickie el vikingo en estos tiempos de pandemia?

Fuentes: Rebelión

Después de la Primera Guerra del Golfo, EEUU impuso unas sanciones económicas a Irak que supusieron una forma de sádico castigo al país árabe. En 1999, la UNICEF publicó unas estimaciones sobre el impacto que estas sanciones habían tenido sobre la población infantil: desde el fin de la guerra, cada mes se habían producido alrededor de cinco mil muertes de niños menores de cinco años.

Una de las razones de estos fallecimientos fue la prohibición de acceder a las vacunas, con el cínico argumento de que contenían cultivos vivos que podían usarse para desarrollar armas bacteriológicas. La medida de negar a la población infantil el acceso a las vacunas que evitaban enfermedades prevenibles, era, a todas luces, un acto cruel e inhumano.

Quiero recuperar la memoria de estos hechos, ahora que en las plazas de las localidades de Euskadi se manifiestan los grupos anti-vacunas con agitadas ínfulas de “rebeldía”.

Ciertamente, los momentos de pandemia son , per se, momentos de incertidumbre y angustia, en los cuales muchas personas pueden abrazar explicaciones irracionales, bien para sentir alguna suerte de alivio, o para explicar, de forma “peculiar”, las razones “ocultas” de la calamidad que les toca transitar. Esto ha ocurrido así en todas las épocas y la nuestra, no es una excepción.

Sin embargo, nuestro momento histórico acumula un gran número de inquietantes mutaciones antropológicas que lo hacen especialmente turbador. Como recuerda el historiador Gonzalo Pontón, nuestro modelo económico de “progreso”, nacido hace algo más de doscientos años de las lógicas productivas de la industrialización inglesa, supone, en términos evolutivos, haber escogido la opción más depredadora para los miembros de la especie humana…conduciendo al mundo hacia una desigualdad brutal y generando conmociones emocionales que se traducen en no pocas patologías sociales. La eficiencia que este sistema ha demostrado los últimos cuarenta años para debilitar los vínculos sociales que lo cuestionaban, ha sido notoria; a la vez, se han promovido otras “utilidades” sociales ancladas en el bienestar personal: alimentación sana, relajación, redefinición espiritual, psicología positiva…

Además, el capitalismo realmente existente, se ha mostrado como el sistema que mejor ha manejado la propagada a través de la estimulación incesante del consumo de masas y el hedonismo. Sus técnicas publicitarias subliminales, y otras de alto valor estético y narrativo, llevan décadas deslizando (e inoculando) el concepto de la libertad individual como el único principio rector válido de la actuación humana; el paso por la posmodernidad y el actual culto al fetiche tecnológico, terminaron de configurar, lo que Santiago Alba denominó con acierto, el ego estereotipado.

Es precisamente en este contexto de formateado ideológico en el que debemos ubicar el movimiento anti-vacunas: individuos que piensan que su libertad individual está por encima de todo, pero que al mismo tiempo, son incapaces de discernir o resolver un análisis de situación porque se han convertido en unos idiotas (en forma alguna utilizo el término idiota como insulto, sino en su significado etimológico griego, esto es: aquel que no se ocupa de los asuntos públicos, sino de sus intereses privados)

El conglomerado anti-vacunas recuerda de algún modo a los autos de choque de las ferias: coches de muchos colores, pero unidos a una única red eléctrica que les permite moverse con poco criterio y en un espacio delimitado. De la misma manera, seguidores de diversas espiritualidades New Age, charlatanes que promueven pseudoterapias, ultraderechistas de toda la vida, creyentes en la fumigación aérea sobre la población, sectores ultraizquierdistas que nunca se equivocan, budistas o yoguis cool, concurren en las plazas exhibiendo con orgullo su praxis anti vacunación y presentándose como defensores morales de la infancia. La energía que los une y los activa, es el de una libertad individual entronizada , que les permite verse así mismos como cuestionadores del orden sistémico, cuestionamiento, que por supuesto, nunca llega a los pilares económicos del modelo; es la misma lógica interna del Trumpismo en EEUU o del Ayusismo en Madrid, un porque yo lo valgo, de efectos demoledores y con consecuencias políticas de largo alcance.

La opción irracional e insolidaria de no vacunarse, ha sido la responsable directa de tensionar innecesariamente todo el sistema público de salud; los datos han sido inequívocos: la pasada semana, el hospital de Alcalá de Henares y el de Basurto (por poner sólo dos ejemplos que ilustran el común denominador en el Estado), mostraban el mismo dato: el 60% de las camas UCI estaban ocupadas por enfermos Covid, de los cuáles el 80% eran personas no vacunadas.

La “rebeldía” indocumentada de los anti-vacunas que sobrecarga y deteriora el sistema público de asistencia sanitaria, está siendo una ayuda inestimable para el avance de los seguros privados de salud, cuyas cifras han despuntado en todo el Estado, y de manera muy especial en Madrid y en Andalucía (*).

En estos tiempos de confusión y de enfado, recuerdo los dibujos animados de Vickie el Vikingo, ese grupo humano en el que había de todo: gordos, feos, viejos, poetas, neuróticos, rudos y sensibles: cuando sufrían dificultades, gritaban, sentían miedo, lloraban, y se abrazaban temblando, pero solamente superaban los problemas con el fino principio de realidad de Vickie y con una ayuda mutua que nunca les fallaba. Nosotros somos así también, y deshacer los entuertos que este modelo nos ha dejado va a requerir de nuestra parte, grandes dosis de reflexión y de solidaridad; Ambas pasan, indefectiblemente, por defender la sanidad pública y la liberación de las patentes de las vacunas para poder vacunar a toda la población del planeta, incluidos los niños, aspecto este último, que ha permitido a un país humilde como Cuba, controlar magistralmente la pandemia (**). Sospecho que a Vickie, no se le hubiese escapado este dato.

¿Habrá, paradójicamente, que volver a la infancia para recuperar la madurez calmada y rebelde?

Notas:

(*) https://www.eldiario.es/economia/seguros-privados-salud-fuertes-madrid-comunidad-gasto-sanidad-publica_1_7805453.html

(**) https://rebelion.org/vacunar-a-los-ninos-cuba-indica-el-camino/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.