El 18º Congreso de la Federación Sindical Mundial concluyó el pasado domingo 8 de mayo con la designación del nuevo Consejo Presidencial encabezado por Pambis Kyritsis como nuevo Secretario General. El sudafricano Mzwandile Michael Makwayiba continuará como Presidente de la FSM.
Durante los días 6, 7 y 8 de mayo se ha celebrado en Roma el 18º Congreso de la FSM que ha marcado el devenir de la organización sindical clasista para los cuatro próximos años. En su discurso inaugural, Georges Mavrikos, hasta este Congreso Secretario General, destacó el gran crecimiento que ha experimentado la FSM desde 2005, momento en el que asumió esta responsabilidad en el Congreso de La Habana.
En estos momentos la FSM representa a más de 110 millones de afiliados y afiliadas de 133 países de los 5 continentes.
Destacó Mavrikos que en estos momentos en la FSM se concentran los cuadros más combativos, más honestos y más activos del movimiento sindical. Cuadros que han sido despedidos por su actividad sindical y política, militantes perseguidos por la patronal y el gobierno, trabajadores pioneros que dan su vida cada día por los intereses universales de la gente de a pie. Y añadió que frente a la FSM, el sindicalismo amarillo y colaboracionista solo puede contraponer la burocracia, el elitismo y la corrupción.
Para el ex secretario general, el gran salto se ha dado por la creencia de que la clase trabajadora necesita su propia herramienta para elaborar su estrategia porque siguen existiendo dos clases sociales básicas: los capitalistas y explotadores por un lado y los obreros y empleados por otro.
Otra de las causas del gran paso adelante dado es la actitud militante de los cuadros y dirigentes sindicales, así como del esfuerzo colectivo.
En tercer lugar, la atención a las bases, con los sindicatos, con los militantes, con los trabajadores/as, desempleados/as, los excluidos/as…Con todos estos contactos se ha ido tomando fuerza desde las bases, dando valor a las luchas.
Aprovechando la crítica y la autocrítica, aprendiendo de los errores, para tener un conocimiento profundo y objetivo de la realidad de cada sector, de cada región, de cada sindicato… porque el luchador inteligente aprende de sus errores.
Mavrikos subrayó cómo tras el Congreso de Damasco de 1994, y tras los acontecimientos que conllevaron la caída de la Unión Soviética, la división llevó a unos y otros a militar en campos diferentes. Un Congreso existencial donde los debates versaron sobre cuestiones ideológicas, teóricas y organizativas y en el que se debatió sobre la necesidad de mantener la FSM o afiliarse a la CSI (entonces CIOSL), o si la clase obrera y la lucha de clases seguía existiendo o habían sido abolidas. Desde entonces los ataques a la FSM son constantes y quienes más lo hacen son los sindicatos europeos que entonces abandonaron la FSM con el argumento de que cambiarían las organizaciones desde dentro.
Una de las identidades de la FSM es su antiimperialismo y era esperada su posición sobre el conflicto que se desarrolla en Ucrania. Para Mavrikos, en estos momentos, es necesario intensificar la lucha para detener la guerra entre Rusia y Ucrania y resolver todas las diferencias mediante negociaciones, fortaleciendo las voces y la acción para el desmantelamiento de la OTAN que es quien enciende el fuego de la guerra en todas las partes. En ese sentido, el Congreso declaró el 1 de setiembre como el día de acción sindical por la paz.
Para la FSM la esperanza de los trabajadores/as está en sus luchas porque sin las luchas que se han dado en todos los continentes las pérdidas para los asalariados hubieran sido peores. La ganancia más importante de las luchas ha sido la comprensión por parte de los trabajadores/as de que su poder sólo es posible a través de la lucha de clases.
Finalmente recordó la necesidad de seguir defendiendo el derecho de huelga, la presencia de la FSM en los organismos internacionales y la defensa de las condiciones de seguridad y salud.
Terminó su intervención inaugural recordando al poeta ruso Mayakovsky que escribió¨: “el futuro no vendrá por si mismo”. De la acción de la clase obrera dependerá sacar al futuro del fango del capitalismo. El futuro pertenece al mundo del trabajo y la lucha.
El 18º Congreso de la FSM en Roma ha contado con la presencia de 430 delegados y delegadas de forma presencia y 100 de forma telemática, representando a 93 países. 99 delegados/as tomaron la palabra y en el transcurso de las deliberaciones se pudo constatar las dificultades que el movimiento obrero sufre en todos los países.
El último día fue elegido el nuevo Consejo Presidencial, 61 delegados y delegadas de 50 países encabezado por el chipriota Pambis Kyritsis que dirigirá la organización en los próximos cuatro años.
El Congreso aprobó nombrar a Mavrikos como presidente de honor así como la Declaración de Roma que recoge el cuerpo ideológico de la FSM ratificado en este último Congreso.
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