El representante permanente de Túnez ante Naciones Unidas.
La membresía del Consejo de Seguridad, aparte del prestigio, suele ser una dura prueba para la diplomacia de los países, al obligarles a tomar parte de temáticas y conflictos internacionales sensibles.
En este sentido, la diplomacia tunecina se enfrentará a la cuestión del Sáhara Occidental que será presentada al Consejo de Seguridad en el próximo mes de octubre, para decidir el enfoque de la organización sobre la proposición de solución, el mandato de la MINURSO, etcétera.
De esta manera, Túnez tendría que optar por el bando de la legalidad internacional que suele poner énfasis en el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y la supervisión de los DDHH por parte de la MINURSO o, por lo contrario, el bloque liderado por Francia y Marruecos, aferrado a las prolongaciones periódicas del mandato de la MINURSO sin que tenga un rol concreto sobre el terreno.
Lo que caracterizará las próximas sesiones del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental es el hecho de que serían las primeras desde la investidura del nuevo presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, quien ha demostrado un interés especial por la defensa de la legalidad en el Sáhara Occidental.
Por su parte Marruecos, quien cuenta con el precedente de rechazar el recibimiento del ex primer ministro por presentar reservas respecto a la adopción de la tesis marroquí sobre el Sáhara Occidental, pretende inclinar la diplomacia tunecina a su enfoque dentro del Consejo de Seguridad.
Finalmente, Túnez, país magrebí en proceso de refundación, está obligado a promover la resolución de la cuestión saharaui, desde su posición de miembro del Consejo de Seguridad, conforme al derecho internacional.
La importancia de la resolución de la cuestión saharaui para el país mediterráneo se debe al hecho de estar intrínsecamente ligado al proyecto del Magreb de los pueblos, el desarrollo, la democracia y la seguridad en el Norte de África.