El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inicia un segundo mandato sin que haya podido aún dar respuestas al creciente debate público y dentro del propio gobierno sobre su arma preferida contra el terrorismo: los aviones no tripulados.
Durante meses, altos funcionarios de gobierno han discutido sobre los términos de un «manual» para los ataques con aviones no tripulados contra sospechosos de terrorismo en Pakistán y otros países, incluyendo reglas detalladas sobre quiénes han de ser incluidos en las «listas de la muerte», bajo qué circunstancias pueden ser asesinados y qué agencia debe estar encargada de hacerlo.
También se discute si el gobierno debe o no, o hasta qué punto, hacer públicas esas reglas y explicar sus justificaciones legales.
El debate puede ser crucial para las intenciones de Obama de reducir la presencia militar estadounidense en Medio Oriente. El mandatario desea retirar tropas de la región pero mantener una estrategia que pueda destruir a la red radical islámica Al Qaeda y a sus organizaciones afiliadas.
En los últimos cuatro años, los ataques con aviones no tripulados jugaron un papel predominante en esa estrategia.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA), que administra el programa de aviones no tripulados en Pakistán y comparte la responsabilidad con el Pentágono sobre su uso en Yemen, exige más libertad para realizar los ataques.
Pero el funcionario nominado por Obama para pasar a dirigir la CIA, John Brennan, es partidario de adoptar reglas más severas, moderar los ataques y mostrar más transparencia.
Según informó el periódico The Washington Post el lunes 21, la polémica estaría llegando a su fin con una serie de compromisos del gobierno que, entre otras cosas, le permitirán a la CIA continuar con su programa en Pakistán por un año o dos más bajo las reglas actuales.
Eso cubre el periodo en el que Washington espera reducir su número de efectivos en Afganistán, de los actuales 66.000 a 10.000 o menos.
Micah Zenko, miembro del independiente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) y destacado crítico del uso de aviones no tripulados, señaló que Pakistán fue excluido en forma anticipada del «manual».
«Si Estados Unidos decide no aplicar el manual a Pakistán, este esencialmente carece de significado, porque 85 por ciento de los asesinatos selectivos realizados fuera del campo de batalla desde los atentados del 11 de septiembre (de 2001) ocurrieron en ese país», dijo
Zenko es autor del informe «Reforming U.S. Drone Strike Policies» (Reformando las políticas de Estados Unidos sobre ataques con aviones no tripulados), que ha marcado en gran medida el actual debate.
«La vasta mayoría de los asesinatos selectivos y los ataques con aviones no tripulados no estarán contemplados en el manual», advirtió en una teleconferencia de prensa organizada por el CFR el martes 22.
Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, las fuerzas de Estados Unidos realizaron 425 ataques selectivos, prácticamente todos con aviones no tripulados, en al menos tres países: Pakistán, Yemen y Somalia.
Se estima que en total fueron asesinadas más de 3.000 personas (más que en los atentados del 11 de septiembre), y todavía es objeto de intenso debate hasta qué punto estas eran integrantes o estaban vinculadas con organizaciones terroristas.
El uso de aviones no tripulados genera polémica también porque marca un retroceso respecto de la política contra los asesinatos selectivos adoptada por anteriores gobiernos desde que estos fueron denunciados por primera vez a inicios de los años 70.
El operador de un avión no tripulado se sienta frente una pantalla de vídeo en una instalación segura en Estados Unidos, hasta 13.000 kilómetros de distancia de su objetivo.
Particularmente controversiales son los llamados «ataques especiales».
Antes los aviones no tripulados asesinaban solo a sospechosos de terrorismo identificados e incluidos en las «listas de la muerte» elaboradas por diversas agencias de Estados Unidos, pero los «ataques especiales» son llevados a cabo contra personas cuya identidad precisa es desconocida.
Para el exdirector nacional de inteligencia estadounidense Dennis Blair, la distancia entre el operador del avión y su objetivo no es en sí misma polémica.
Los aviones no tripulados, dijo en la misma teleconferencia del CFR, deben ser considerados «francotiradores de larga distancia, en un sentido militar».
También defendió los «ataques especiales», aunque dependiendo de circunstancias específicas.
«Si estamos luchando en Afganistán, por ejemplo, y sabemos que a lo largo de la frontera con Pakistán hay grupos del (movimiento islamista) Talibán que se reúnen y entrenan… ceo que podemos autorizar que tanto francotiradores como aviones no tripulados disparen contra hombres armados que vemos subiendo a camionetas y dirigiéndose a la frontera afgana», sostuvo.
Al mismo tiempo, sin embargo, expresó fuertes reservas sobre varios aspectos de la actual política, sobre todo la participación de la CIA que, debido a su naturaleza encubierta, impide que hable abiertamente de sus operaciones.
«Creo fervientemente que una gran parte del uso de aviones no tripulados debería realizarse bajo comando militar», insistió.
* El blog de Jim Lobe sobre la política exterior de Estados Unidos puede leerse en: http://www.lobelog.com.