A lo largo de la historia, muchas regiones del planeta han albergado diferentes culturas. Si asumimos que estas diferentes culturas evolucionaron en regiones aisladas, es entonces lógico pensar que ellas han desarrollado diferentes características como sociedades, definiendo así su propia idiosincrasia.
En la realidad, varias comunidades interactuaron entre ellas en el pasado a través de un intercambio de costumbres y conocimiento. Pero sin embargo, a grandes escalas, existen civilizaciones que aún preservan su propia idiosincrasia. Esta idiosincrasia es así misma proyectada en como diferentes estados gobiernan. Por ejemplo, muchos países musulmanes gobiernan acorde a la ley Sharia, mientras que sociedades occidentales como Europa gobiernan acorde al modelo de democracia-liberal. A veces, un modelo que es compatible con una civilización resulta incompatible con otra. De esta manera, probablemente si exportamos el modelo de gobierno chino al pueblo brasileño, sin adaptarlo apropiadamente a la civilización latinoamericana, podría no funcionar. Similarmente si exportamos el model de democracia-liberal y lo forzamos a los países musulmanes, esto podría resultar contraproducente, como se ha visto ya en Medio Oriente. El último punto ha sido incluso mencionado por geoestrategas occidentales como John Mearsheimer [1].
Este simple hecho que a veces olvidamos, acerca de como el mundo alberga varias civilizaciones con distintas ideologías, puede proveer pistas acerca del destino del mundo en términos geopolíticos, el cuál consta de dos escenarios: 1) Un poder hegemónico fuerza un modelo mundial a todas las distintas civilizaciones, o 2) Cada civilización (conformada de distintos estados-nación) desarrolla su propio sistema político. Es importante mencionar que en la segunda opción, es incluso posible que una vez que cada civilización consolide su propio sistema político, entonces los puentes ideológicos entre civilizaciones ocurran de manera natural y las civilizaciones puedan mancomunarse de manera espontánea. Sin embargo, si por el contrario una civilización busca imponer y forzar sus ideas a otros, y trata sus valores como universales, entonces puede ocurre lo que Samuel Huntington llamó El Choque de las Civilizaciones [2]. Este trabajo seminal es totalmente opuesto a la idea de un único modelo mundial tal como lo percibió Francis Fukuyama en su estudio titulado El Fin de la Historia y el Último Hombre [3]. Este simple razonamiento, el cual se basa en darle su valor y soberanía a cada cultura, es la base de la idea de que el mundo debe ser multipolar. De esta manera, posiblemente los eventos actuales que observamos hoy en día en las relaciones internacionales son parte de una crónica de una multipolaridad anunciada por Huntington.
Tripolaridad como statu quo previo a la multipolaridad
Existen autores que ya en el pasado establecieron que los sistemas multipolars pueden ser más estables que los sistemas unipolares (post-guerra fría), bipolares (guerra fría) o trípolares (momento actual) como analizaron Deutsch y Singer [4]. Esto junto con las ideas de Huntington y los Fundamentos de una Teoría de un Mundo Multipolar [5], entre otras, conforman las bases del mundo que está por venir. Hoy en día, vivimos en un periodo de transición entre un mundo unipolar y un mundo multipolar. La actual administración de los Estados Unidos busca sin embargo preservar la unipolaridad a la vez que propagar su modelo de democracia-liberal. Esta opción es una de las tres opciones posibles que tiene en mano la potencia hegemónica una vez que el mundo es unipolar, tal como fue descrito por Nuno Monteiro [6]. La potencia hegemónica en el mundo unipolar puede elegir llevar un enfoque militar-aislacionista, un enfoque de dominio defensivo o un enfoque de dominio ofensivo. Después de la guerra fría cuando el mundo se volvió unipolar, los Estados Unidos eligieron el enfoque de dominio ofensivo, el cual es la opción más intervencionista y en contradicción con un orden multipolar. La opción más apropiada en un mundo multipolar es el aislacionismo militar. El enfoque de dominio defensivo es tal vez más similar a las políticas llevadas a cabo durante la administración Trump. Por otro lado, la opción intervencionista de dominio ofensivo es más similar a la agenda demócrata-liberal.
Las políticas de los Estados Unidos han sido llevadas a cabo con el fin de exparcir el liberalismo a través del mundo. De hecho, autores como J. Mearsheimer piensan que la idea original de la OTAN hasta 2014 era propagar la democracia-liberal, no solo añadiendo naciones a la OTAN por cuestiones de seguridad sino también con la esperanza de homogeneizar el liberalismo. Sin embargo, tal enfoque terminó por desencadenar una guerra en Ucrania, que tiene sus raíces en la Revolución Naranja en 2004, y el Euromaidán en 2014, donde la parte occidental de Ucrania (con una mayoría cristiana no ortodoxa) podía ser compatible con el liberalismo, pero la parte oriental ortodoxa de Ucrania se mostraba más en consonacia con la civilización rusa (por ejemplo, la región del Dombás). Actualmente, Rusia conforma uno de los polos en el momento tripolar.
Por otro ahora tenemos a China, que se ha unido a este conflicto global como un pseudo-actor principal, ya que no toma parte de las confrontaciones militares pero tiene una gran influencia alrededor del mundo. Actualmente, todo apunta a que el rol de China en el futuro global será crucial en términos financieros (Con el surgimiento del Yuan [7]), económicos (Con la Iniciativa de la Franja y Ruta o nueva ruta de la seda 2.0 [8]), en materia de seguridad (Pacificando el Medio Oriente, por ejemplo el trato Arabia Saudita-Irán [9]) e inclusive potencialmente en términos militares (con una escalada en el conflicto China-Taiwán, que China y Taiwán no necesitan).
Por lo tanto, durante la guerra fría presenciamos un mundo bipolar (con la Unión Soviética y los Estados Unidos como polos). Después de 1991 hasta alrededor del 2007 con el famoso discurso de Putin en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el mundo vivía un momento unipolar. Luego hasta Febrero del 2022 el mundo estaba en un periodo efímero donde mantenía un status quo tripolar, que se ha roto debido al conflicto en Ucrania. Ahora Rusia sobrelleva un conflicto indirecto con la OTAN y ha sido acogido en los brazos de China que es una potencia a la par junto con los Estados Unidos, al cual los recientes eventos parecen señalar que se volverá una hegemonía a nivel regional, pero no más una hegemonía unipolar global. Así, estos tres países conforman los polos del actual momento tripolar que aguarda una transición a la multipolaridad.
Elementos clave para la transición multipolar
Como discutimos previamente ahora mismo tenemos tres polos. Rusia, que ha sobrevivido a las fuertes sanciones impuestas por occidente y sola es parte de una proxy-guerra-prolongada (protracted-proxy-war) con la OTAN en Ucrania. Rusia a soportado hasta ahora dado su poder militar y una gran riqueza en recursos naturales. También tenemos a China, el gigante asiático que solo crece y crece y aún no ha encontrado techo. China se convirtió en la fábrica del mundo y la máxima entidad comercial en Asia. Debido a este y a un posible conflicto con Taiwán, es el porqué los Estados Unidos han movilizado de vuelta sus compañias de China (e incluso las fábricas de chips de Taiwán [10]), en una especie de rollback. Más importante aún, China continua con su desarrollo de ciencia e inovación tecnológica, convirtiéndose en el líder en 37 de 44 áreas clave de desarrollo tecnológico [11]. Este es un elemente clave para ser una super-potencia global. Por otro lado, a pesar de que China es extremadamente competitiva en términos de economía, ciencia y tecnología, China como una civilización de estado que sigue el confucianismo, parece no estar interesada en propagar su ideología política al mundo, lo cual es compatible con la idea de un orden multipolar. Sin embargo, este argumento es considerado como un disfraz por los realistas de las relaciones internacionales que no consideran esto cierto.
La super-potencia restante es los Estados Unidos, que es una gran potencia en los aspectos mencionados anteriormente. Sin embargo, a opinión personal, la nación más poderosa en términos de armamento militar es Rusia, con sus seis armas hipersónicas con tecnología de punta anunciadas por Putin en 2018 [12]. Por otro lado la OTAN posee más bases alrededor del mundo y más tropas que Rusia, además de estar en consonancia (por ser occidente) con la alianza militar estratégica que rodea a Rusia, el AUKUS. Después, en términos de avance tecnológico tenemos a China que ya superó a Estados Unidos en 37 de 44 rubros tecnológicos como mencionamos anteriormente. En términos económicos tenemos a China y a los Estados Unidos como dos competidores a la par. No obstante, el área en que los Estados Unidos domina de lejos y ha sido así desde la Segunda Guerra Mundial son las finanzas.
No hay duda alguna que los Estados Unidos son la principal potencia en términos financieros. Occidente posee su propia red global para transacciones internacionales entre bancos llamada SWIFT. Esto, combinado con el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Petrodólar convierten a los Estados Unidos y a occidente en la más poderosa entidad en términos financieros. Pese a esto podemos notar cambios graduales y alternativas a estas herramientas que se han hecho poco a poco más visibles en años recientes. En efecto, mientras que a nivel global el SWIFT no tiene comparación, ahora países como la India (con el UPI) y China (con el CIPS) ya cuentan con redes de transacciones financieras que bien podrían complementar al SWIFT, o eventualmente reemplazarlo, al menos a nivel regional. Además, el BRICS tiene su llamado Nuevo Banco de Desarrollo que va a probablemente seguir creciendo las siguientes décadas a medida que más países se unan al llamado ya BRICS+. Adicionalmente el BRICS está buscando la creación de nuevas divisas basadas en commodities (materias primas) que puedan estar basadas en oro o en otras materias primas, lo cual es un aspecto clave a seguir en el futuro próximo. Sin embargo, probablemente el aspecto más importante es el relacionado al Petrodólar, el cual se ve amenazado el surgimiento del Petroyuán. Mientras la guerra en Ucrania toma lugar, China ha estado siendo un actor activo en Medio Oriente (o Asia Occidental) posicionando al Yuan como la divisa para facturar el petróleo del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (GCC por sus siglas en inglés) que fluye hacia oriente. Así, el Yuan como divisa Euroasiática es un punto esencial a seguir, especialmente si los chinos logran facturar el petróleo con Yuánes. Esto podría ser potencialmente el destronamiento del Dólar a la vez que los Estados Unidos pierden su relevancia en Medio Oriente. Incluso recientemente el Senador Marco Rubio comentó la relevancia del Dólar como un arma de sanciones que podría ser inutilizada por los BRICS [13].
No cabe duda que un país con armas nucleares logra algún tipo de inmunidad militar. Sin embargo ninguna arma nuclear previene a una nación de sufrir consecuencias financieras. Así muchos países pueden tener armas nucleares pero esto no plantea una diferencia abismal en las guerras híbridas modernas. Por otro lado, un arma financiera como el Dólar si puede marcar una diferencia. Por consiguiente un paso a nivel financiero rumbo a un mundo multipolar es tener al menos una bipolaridad de divisas (o eventualmente un multipolaridad de divisas, como fue señalado por [14]).
Por lo tanto, una vez que el Petroyuán se consolide, los Estados Unidos no tendrán otra opción razonable que la transición de una hegemonía unipolar a una hegemonía regional, y así eventualmente podría unirse, junto a occidente, como otro polo en el nuevo mundo multipolar. Pero sí los Estados Unidos, los cuales tienen serios problemas domésticos (más importantes que la hegemonía global), mantienen su retórica hegemónica y tratan de apretar a China y Rusia hasta las últimas instancias, el desbalance entre sus políticas internas y externas podrían causar su balcanización y convertirse en una región caótica. Así, los Estados Unidos deben preguntarse así mismos, ser una hegemonía unipolar, o no ser. Sin duda vivimos tiempos interesantes y como Gabriel García Márquez solía escribir, los actuales eventos podrían eventualmente ser contados como lo que fue una crónica de una multipolaridad anunciada por Huntington y compañia.
Blog del autor: https://mexicanperspective.substack.com/
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