Las manifestaciones, que tienen de epicentro el distrito financiero neoyorquino, se extienden a otras ciudades, desde Los Angeles hasta Maine. El magnate George Soros se mostró comprensivo ante la bronca de los indignados.
Boston, Los Angeles, Chicago, Seattle y Maine se sumaron a la bronca de los indignados de Nueva York, que acampan desde hace dos semanas en el corazón bursátil de Manhattan, donde ya demostraron que no piensan ceder en sus reclamos, pese a las masivas detenciones realizadas por la policía durante el fin de semana. La creatividad desplegada por los estudiantes chilenos -plasmada en la coreografía de Thriller, el éxito ochentoso de Michael Jackson- contagió a cientos de manifestantes que corearon frases para protestar por la alicaída economía norteamericana. Por ello, ayer recorrieron nuevamente las calles de Nueva York, rumbo al Ayuntamiento de la ciudad. Esta vez lo hicieron disfrazados como hombres de negocios zombis. La idea del movimiento Occupy Wall Street (A ocupar Wall Street) era marchar con el rostro pintado de blanco, los labios manchados de sangre y comiendo dólares del juego Monopoly, dando la bienvenida a los agentes de cambio y financistas que llegaban a trabajar, como un acto que refleje la metáfora de sus acciones.
Los indignados norteamericanos buscan así protestar contra la brutalidad de la policía neoyorquina, que el sábado arrestó a 700 miembros del novedoso movimiento que bloqueaban el puente de Brooklyn. Los manifestantes, que se pronuncian contra la codicia de los bancos y la inequidad social, están cada vez más organizados: mantienen sus computadoras portátiles encendidas en la zona donde acampan dando a entender que tienen pensado quedarse allí un buen tiempo. «El movimiento Occupy Wall Street en Estados Unidos -que exhorta a la ocupación de la Bolsa de Valores de Nueva York- no tiene un líder definido ni un propósito específico, pero ha logrado cautivar la suficiente atención para empezar a ganar adeptos y extenderse por el país», señaló ayer la BBC.
Sorpresiva fue la aparición del multimillonario inversor George Soros, quien aseguró que comprende la frustración que llevó a los indignados de Nueva York a manifestarse contra Wall Street y reconoció que esas protestas se extiendan por Estados Unidos. «Puedo entender sus sentimientos», aseguró Soros ante la prensa en la sede de Naciones Unidas en Manhattan. Allí se mostró en público para mostrar el respaldo de su fundación a varios proyectos humanitarios para fomentar la continuidad de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en varios puntos de Africa. El inversor de origen húngaro se mostró contenedor al señalar que entiende el malestar que empujó a miles de manifestantes a protestar contra la que llaman la avaricia de Wall Street, ya que hay muchas personas que lo pasan mal por medidas que aplican los bancos.
«Hay muchos pequeños empresarios que han visto cómo el interés en sus tarjetas de crédito ha subido de forma espectacular durante la presente crisis», ensayó una explicación el magnate, y aseguró que «esas personas dependen del crédito para llevar adelante sus negocios, por lo que muchos tuvieron que cerrar». Soros señaló, a su vez, que puede «simpatizar con las protestas» de los indignados, especialmente, aquellas que se emprenden contra el sistema financiero. Y sostuvo que la población vio cómo en esta crisis se ayudó a los bancos, entidades que «han vuelto a obtener beneficios y a las que se les permitió obtener primas extraordinarias». El inversor explicó que la razón del nacimiento de estas protestas se debe, precisamente, al contraste de esas dos realidades.
Van Jones, ex asesor del presidente Barack Obama, se sumó a las opiniones de Soros y opinó sobre el convulsionado presente que vive Estados Unidos. Jones llamó a los activistas progresistas de Estados Unidos a actuar como el Tea Party con el fin de recuperar la escena que el movimiento ultraconservador conquistó en los últimos dos años. «Hemos sufrido una ofensiva de una sola parte en este país, donde la peor gente de Estados Unidos con las peores ideas ha dominado la discusión», dijo el dirigente demócrata en la apertura de una conferencia en Washington de tres días con un solo objetivo: Take Back the American Dream (Recuperar el sueño norteamericano).
«No estoy enojado con el Tea Party, no estoy enojado con ellos (por los indignados) por gritar tanto, estoy enojado con nosotros por estar tan callados», dijo. «Como hemos visto una primavera árabe, veremos un otoño estadounidense», sentenció el ambientalista.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-178131-2011-10-04.html