Traducido para Rebelión por Caty R.
El 15 de octubre de 1963 estalló entre Argelia y Marruecos la que los historiadores denominan «La guerra de los sables», que incendió toda la región del Magreb.
El conflicto se resolvió gracias a la mediación del emperador etíope Hailé Sñelassié I, entonces presidente de la OUA, en Bamako el 2 de noviembre de 1963. Pero no fue hasta 10 años después, en 1973, cuando se firmó un acuerdo sobre el trazado de las fronteras entre los dos países. Después de la retirada de los españoles, en 1975, del Sahara Occidental, Marruecos lo ocupó y Argelia se opuso con su apoyo al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Al tomar la posición argelina como un ataque contra Marruecos, Hassan II rompió las relaciones diplomáticas con Argel el 7 de Marzo de 1976.
La causa saharaui, objeto de controversia
El 26 de febrero de 1983, el presidente argelino Chadli Bendjedid se entrevistó con el rey Hassan II. Dicha entrevista, calificada de «histórica» tuvo lugar en la frontera argelina-marroquí, frente al rechazo de uno y otro de viajar al país del vecino. La entrevista preparó el terreno para la firma, el 28 de mayo de 1983, de un acuerdo entre los dos países sobre la libre circulación progresiva de las personas y los bienes y la apertura de las líneas aéreas y ferroviarias. Eso no duró mucho tiempo. El tratado de unión entre Marruecos y Libia, firmado el 13 de agosto de 1984, volvió a congelar las relaciones entre los dos países. Gracias a la mediación de Arabia Saudí, se reanudaron las relaciones diplomáticas el 16 de mayo de 1988. Y el 5 de junio del mismo año se reabrieron las fronteras. El 7 de junio de 1988, el soberano marroquí viajó oficialmente a Argelia y participó en la Cumbre de la Liga Árabe.
Menos de un año después, ambos países se reconciliaron definitivamente con ocasión de la visita oficial de Chadli Bendjedid a Ifrane del 6 al 8 de febrero de 1989. Así, los dos jefes de Estado firmaron un acuerdo sobre el proyecto de un gasoducto que uniría Argelia y España a través de Marruecos. Las relaciones entre los dos países se estabilizaron durante varios años. El 16 de agosto de 1994, las declaraciones de Liamine Zeriual, entonces presidente del Consejo de Estado, en las que apoyaba la causa saharaui, fueron muy mal recibidas por el palacio real. Pocos días después, Rabat acusó a Argelia de estar detrás de un atentado terrorista que tenía como objetivo un hotel en Marrakech. Un incidente que sirvió de pretexto para expulsar a los residentes argelinos de Marruecos e instaurar un visado de entrada. Las autoridades argelinas protestaron por la decisión de cerrar las fronteras terrestres. Así, las relaciones entre ambos países regresaron al congelador. La muerte de Hassan II en julio de 1999 abrió otra página para los dos países. En abril de 2001, Ahmed Midouni, entonces ministro del Interior, llegó a Argel.
El rey Mohamed IV llama a la reapertura de las fronteras
Un año después, Yazid Zerhouni, ministro del Interior, viajó a Rabat, seguido en febrero de 2003 por Abdelaziz Belkhadem, entonces ministro de Asuntos Exteriores. El jefe de la diplomacia marroquí, Mohammed Benaissa, visitó dos veces Argelia, en junio de 2003 y mayo de 2004. El 30 de julio, Marruecos suprimió el visado de entrada para los argelinos. En marzo de 2005, Mohamed VI viajó a Argel y participó en la decimoséptima Cumbre Árabe. Se entrevistó directamente con el presidente Bouteflika. En abril de 2005, Argelia aplica la reciprocidad y suprime por su parte el visado a los marroquíes. Pero las fronteras permanecieron cerradas.
En abril de 2008, Abdelaziz Belkhadem, entonces jefe del gobierno, participó, como secretario general del FLN, en la celebración del quincuagésimo aniversario de la Conferencia de los Partidos Magrebíes que se celebró en Tánger en 1958 a favor de la unión del Magreb. Un incidente enfrentó al jefe del gobierno argelino con un ministro marroquí, en relación con el Sahara occidental, durante dicha celebración del quincuagésimo aniversario de la Conferencia de los Partidos Magrebíes: En su discurso, el ministro de Estado marroquí, y dirigente socialista, Mohammed El Yazghi, exhortó a los dirigentes magrebíes, en particular al presidente Abdelaziz Bouteflika, a apoyar el proyecto marroquí para sacar del estancamiento el asunto del Sahara. Y el jefe del gobierno argelino respondió reafirmando la posición de Argel en relación con ese asunto, a saber, el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, de acuerdo con los textos de la ONU.
Desde 2008, Marruecos insiste en la reapertura de las fronteras. El rey Mohamed VI reiteró ese llamamiento de Rabat en el discurso que dirigió a la nación con ocasión de la «fiesta del trono», en julio de 2008, al considerar que «las diferencias de puntos de vista en el conflicto saharaui no deberían justificar que sigan cerradas las fronteras». El mismo llamamiento se volvió a lanzar el pasado mes de enero. «Al reiterar su compromiso con la apertura de las fronteras entre dos pueblos hermanos, Marruecos está lejos de trivializar el objetivo y reducirlo a alguna ventaja estrecha o a un interés exclusivo», señaló Mohammed VI en un mensaje dirigido a los participantes de la Cumbre Árabe de Kuwait sobre el tema «La solidaridad con el pueblo palestino en Gaza». Así, el rey de Marruecos desea establecer relaciones normales con Argelia, basadas en la franqueza y la fraternidad.
Texto original en francés: http://www.elwatan.com/De-