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Dialéctica de acción y palabra en una ciudadana saharaui

Fuentes: Rebelión

No es momento en mi opinión de analizar detalladamente el comportamiento del gobierno español ni sus medias verdades, ni tampoco de denunciar una vez más la abyecta política del gobierno de Marruecos respecto al pueblo saharaui, ni es momento de reflexionar sobre el papel imperial de Francia y Estados Unidos en la vuelta de Aminetu […]

No es momento en mi opinión de analizar detalladamente el comportamiento del gobierno español ni sus medias verdades, ni tampoco de denunciar una vez más la abyecta política del gobierno de Marruecos respecto al pueblo saharaui, ni es momento de reflexionar sobre el papel imperial de Francia y Estados Unidos en la vuelta de Aminetu Haidar a su país, un país del que nunca debió ser expulsada (ni encarcelada ni torturada).

No, no es momento de reflexión y de distanciamiento analítico, sino de agradecimiento y de alegría. Agradecimiento por un comportamiento, por una actitud, por un vivir de pie y en rebeldía, que no puede ni será olvidado nunca; alegría porque una vez más resistir, luchar, combatir por causas y finalidades justas no es sino una forma de amar. «Amar es combatir» escribía el Octavio Paz republicano.

Gracias Aminetu Haidar, gracias a todas las personas que han sabido estar (¡y de qué modo!) a la altura de las circunstancias. Jamás habitará el olvido en el paisaje que habéis creado.

Bertolt Brecht escribió un poema imprescindible que acaso hemos tenido un poco olvidado: «Loa a la dialéctica». Hace tres o cuatro años, Toni Doménech hizo esta magnífica traducción-creación de los versos brechtianos:

    Con paso seguro marcha hoy la injusticia.

    Los opresores se disponen para otros diez mil años.

    El poder asegura: lo que es, persistirá como es.

    Voz, ninguna llega, sino las de los dominadores

    Y en los mercados, dice bien alto la explotación: Ahora

    Llegó por fin mi hora.

    Pero entre los oprimidos muchos dicen ahora:

    Lo que queremos, no ha de venir jamás.

    Quien aún siga vivo: ¡que no diga jamás!

    Lo seguro, no es seguro.

    Lo que es, no persistirá como es.

    Cuando los dominadores hayan hablado

    Hablarán los dominados.

    ¿Quién osa decir jamás?

    ¿De quién depende que persista la opresión? De nosotros.

    ¿De quién depende su quiebra? De nosotros, también.

    Quien haya sido derrotado, ¡que se levante!

    Quien esté perdido, ¡que luche!

    ¿Quién detendrá al consciente de su situación?

    Porque los vencidos de hoy son los vencedores de mañana

    Y del jamás, saldrá el todavía.

Los dominados han hablado. Nadie ha dicho «jamás». Los vencidos y vencidas de hoy son, sin jamás actuar como tales, los vencedores y vencedoras de mañana. ¡Nadie ha sido derrotado! Levantémonos pues. Nadie podrá detener a los conscientes de su situación. El todavía ya ha irrumpido en la lucha liberadora de los pueblos que se quieren libres.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/