¿En qué país se puede imaginar uno que la ley no permite editar un libro con el intercambio de la correspondencia sobre democracia entre el disidente cubano Oswaldo Payá y el ex presidente de Checoslavaquia y activista contra el comunismo Vaclav Havel? Ese país es Estados Unidos. Así lo denunció en un editorial del 30 […]
¿En qué país se puede imaginar uno que la ley no permite editar un libro con el intercambio de la correspondencia sobre democracia entre el disidente cubano Oswaldo Payá y el ex presidente de Checoslavaquia y activista contra el comunismo Vaclav Havel? Ese país es Estados Unidos. Así lo denunció en un editorial del 30 de septiembre el diario The Baltimore Sun bajo el título «Pongan freno a los guardianes del pensamiento», según ha publicado la revista Progreso Semanal. Y es que publicar ese libro en Estados Unidos, y otros muchos procedentes de Cuba, puede suponer una pena de diez años de prisión y multas de hasta un millón de dólares.
Según el diario, el citado libro no ha podido ser editado por la Editorial Johns Hopkins University debido a las prohibiciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que impiden editar obras procedentes de países sometidos a embargos económicos, en este caso Cuba, Irán y Sudán.
La medida, lejos de indignar a políticos norteamericanos, ha despertado las críticas entre las empresas editoras quienes han demandado a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro, que redactó las regulaciones y exige su cumplimiento. La editorial independiente Arcade Publishing, la Asociación de Imprentas Universitarias Norteamericanas, la División Profesional y Erudita de la Asociación de Editoriales Norteamericanos y el Centro Norteamericano PEN (una asociación de autores, editores y traductores) han presentado un pleito en el Tribunal de Distrito Federal de Manhattan. Una iniciativa que no ha despertado simpatías en Miami según la revista Progreso Semanal, quienes han recordado que el tema fue abordado muy discretamente en las páginas de negocios bajo el titular «Quieren levantar el embargo sobre libros cubanos» en El Nuevo Herald.
En la demanda, las editoriales afirman que las reglamentaciones del Departamento del Tesoro «restringen los materiales de mercadeo, algo que en esencia prohíbe la publicación», «eso significa -añaden- que las editoriales norteamericanas simplemente no puede publicar sus libros». También afirman que el poder ejecutivo norteamericano ha buscando maneras de evadir la legislación que protege la libertad de expresión buscando mecanismos y subterfugios legislativos que impiden la publicación en Estados Unidos de libros e información sobre Cuba, independiente de su contenido, incluyendo en la prohibición importantes adelantos médicos.
El propio The New York Times publicó un editorial el 29 de septiembre bajo el elocuente título de «Pongan fin al control editorial de la Tesorería». El editorial reconoce que lo que pretendía negar beneficios económicos a países hostiles, lo único que hace es menoscabar la libertad de información y llega a afirmar que se trata de una medida que «viola el sentido común».
Según informa Progreso Semanal, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), el principal organismo para la protección de derechos civiles en Europa, con sede en Viena, también criticó duramente a la Administración norteamericana por esas prohibiciones. Los reglamentos impuestos por la OFAC (la agencia de la Tesorería que hace cumplir los reglamentos del bloqueo económico a Cuba) son «un impedimento para el libre flujo de información», dijo Miklos Jaraszti, director de la Sección de Libertad de Medios de la OSCE. Son «una barrera para los ciudadanos de su país que buscan información y una barrera para los autores que desean tener lectores en Estados Unidos», añadió. Jaraszti criticó que hoy en día, las editoriales norteamericanas se enfrentan a sentencias de prisión y fuertes multas si no piden licencias al gobierno Bush para publicar literatura de Cuba, Irán y Sudan. Reconoció que las editoriales se enfrentan a penas de 10 años de prisión y multas de hasta un millón de dólares. Entre los libros cuya publicación se encuentra bloqueada aparecen seis libros cubanos que tratan de temas tan «peligrosos» como las aves, la música o cuentos cortos, según ha señalado The Herald. La revista Progreso Semanal se pregunta irónicamente si estos volúmenes están considerados «propaganda sediciosa o armas de destrucción masiva».
Otros diarios, como el citado The Baltimore Sun, no ha dudado en calificar los reglamentos del Departamento del Tesoro de «estúpidos» en un editorial titulado «Pongan freno a los guardianes del pensamiento», en el que se preguntan «con qué efectividad puede Estados Unidos instar a otros países a probar la democracia si amordaza a la libre expresión en su propia casa».
El texto completo del pleito contra el Departamento del Tesoro se puede encontrar en http://aaupnet.org/ofac/3482_001.pdf