Altos funcionarios de Estados Unidos y la UE han declarado recientemente en diversas ocasiones sobre las relaciones con China afirmando que no procuran la confrontación, la guerra fría o el «desacoplamiento» con el país asiático, sino que se preocupan por el llamado «de-risking». A través de esas declaraciones, no resulta difícil entender que lo que llaman «riesgo» es en realidad equiparable a China.
Después de sufrir siniestros como la pandemia del Covid y la crisis ucraniana, sería comprensible que algunos países se ocupen de reforzar la cadena industrial, mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y presentar la idea de «reducir los riesgos». Sin embargo, la autoridad norteamericana ha exagerado los riesgos de seguridad, ha emprendido una campaña mediática sobre la llamada «coacción económica» de China, con la intención de vender la ansiedad de seguridad a otros países y vincular deliberadamente el «riesgo» con China. La única superpotencia ha igualado la palabra «de-risking» y la de «desinicización», ha seducido y obligado a sus aliados a formar una «alianza de cadena de suministro» en un intento de crear un «sistema paralelo» que tendrá excluida a China.
Estados Unidos de verdad sigue promoviendo el «desacoplamiento» de China, pero ahora en nombre del «de-risking», con el objetivo de excluir a China de las cadenas de suministro clave o limitar el ascenso de China a una gama más alta de las mismas, y frenar el crecimiento de China para mantener su monopolio hegemónico.
La esencia del «de-risking» promovido por Estados Unidos y Europa es ir en contra de la oportunidad, la cooperación, la estabilidad y el desarrollo, lo cual inevitablemente generará grandes riesgos a la paz y el desarrollo mundiales.
El «de-risking» aumentará el riesgo de fricciones comerciales a nivel global y amenazará el proceso de recuperación económica mundial. China es la segunda economía más grande del mundo, con una contribución media de más del 30% al crecimiento económico global. China ha sido el primero del mundo en el comercio de bienes durante seis años consecutivos y se ha convertido en el principal socio comercial de más de 140 países y regiones, de esta manera desempeñando un rol relevante en la resucitación económica mundial. El «de-risking» viola claramente los principios básicos del libre comercio y la no discriminación, también contradice las leyes económicas e inevitablemente obstaculizará los flujos comerciales mundiales, aumentará los costos de producción y transacción de las empresas y, en última instancia, ralentizará el proceso de recuperación económica global.
El «de-risking» retrasará el progreso científico y tecnológico general de la humanidad. En el mundo de hoy, desde los hardwares hasta los softwares, desde las ciencias básicas hasta la investigación y el uso de las aplicaciones, el desarrollo científico y tecnológico de los países se optimiza y actualiza constantemente en medio del aprendizaje mutuo y la integración general. Estados Unidos y Europa promueven una «desconexión» sustantiva con China en nombre del «de-risking», construyen «pequeños patios y muros altos» en todas partes, fortalecen el bloqueo científico y tecnológico y socavan los intercambios y la cooperación globales ya existentes en ciencia y tecnología. Lo que están haciendo dejará como consecuencia interrumpir la retroalimentación benigna y el mecanismo circular de la cooperación científica y tecnológica y la cadena de suministro para los que el mundo ha trabajado duro durante muchos años, y obstaculizar la innovación y el mejoramiento de la productividad de la industria. El «de-risking» también puede obligar a los países a adoptar diferentes estándares técnicos y usar tecnologías incompatibles. A raíz de eso serán afectadas la eficiencia y la seguridad.
El «de-risking» también perjudicará la gobernanza económica mundial. El economista en jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) Pierre-Olivier Gourinchas ya advirtió que el «de-risking» puede dividir la economía global en diversos bloques y cada uno actuará a su antojo. El «de-risking» pone obstáculos artificiales al intercambio económico, tecnológico y cultural, estremece la piedra angular de la confianza mutua entre los países, arroja nuevamente al mundo al pantano de la «guerra fría» y frustra los esfuerzos mancomunados de la humanidad para hacer frente a temas comunes tales como la erradicación de la desigualdad y la pobreza y el cambio climático.
Todos los países deben estar muy atentos al «de-risking» pregonado por Estados Unidos y Europa, y unirse para buscar un terreno común reservando las diferencias, promover una cooperación más creativa, hacer un pastel más grande de intereses comunes y contribuir sus granos de arena al desarrollo sostenible de la humanidad.
Yao Fei, diplomático chino y observador de temas internacionales
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