De acuerdo con un informe, Pekín y Moscú «hicieron avances considerables» durante los últimos 20 años para aumentar su capacidad geopolítica contra Washington.
El Departamento de Estado de EE.UU. publicó la semana pasada un informe sobre «la estrategia competitiva» contra China y Rusia, en el que enumeraron las medidas que deben ayudar a Washington a lograr que sus adversarios «corran más lentamente».
En el documento, elaborado por el subsecretario de Estado para Seguridad Internacional y No Proliferación, Christopher Ford, se precisa que fue «inspirado por la Estrategia Nacional de Seguridad de EE.UU.», publicada en diciembre del 2017.
«La República Popular China y Rusia representan desafíos estratégicos distintos para el orden internacional prevaleciente basado en reglas y debemos encontrar las respuestas robustas y creativas para la miríada de desafíos competitivos que su comportamiento presenta», reza el texto.
En ese contexto, Ford destacó la necesidad de Washington de «limitar las amenazas revisionistas que nuestros competidores suponen para la seguridad y estabilidad internacional». «Esto incluye impedir los esfuerzos de nuestros competidores para robar o forzar la transferencia de las tecnologías avanzadas que facilitan el poder militar moderno que [Moscú y Pekín] buscan en su empeño de desmantelar el orden internacional liberal existente», dice.
De acuerdo con la publicación, China y Rusia «hicieron avances considerables» durante los últimos 20 años para aumentar su poder geopolítico contra Washington, lo que les proporcionó una oportunidad de «actuar con agresividad creciente contra los intereses de EE.UU. y el sistema internacional de posguerra».
«Correr más rápidamente»
Como una estrategia contra estos países, Ford destaca que es necesario «ayudar a Estados Unidos y sus aliados a ‘correr más rápidamente’ en esta competición» y trabajar para que «los que traten de competir con nosotros ‘corran más lentamente‘».
Para avanzar en dicha estrategia se propone a EE.UU.:
- estimular las ventas de los productos de la industria estadounidense, como los de los sectores aeroespacial y de defensa
- «mantener y aumentar la atracción de nuestros valores e ideales», así como del Gobierno y de la sociedad estadounidense
- fortalecer la cooperación internacional
Mientras tanto, para hacer frente a China y Rusia, Ford propuso:
- vender armas con el fin de aumentar las capacidades de los socios «para contrarrestar directamente la influencia maligna y agresión de la República Popular China y Rusia»
- impedir—a través del control de exportación, de inversiones extranjeras y de visados—«las transferencias peligrosas de tecnologías» a China y Rusia para que no se usen en el ámbito militar y de seguridad
- crear «‘coaliciones de precaución‘ para hacer que el desarrollo de las capacidades de los adversarios para amenazar sea lo más difícil, lento, caro y poco fiable posible»
- usar sanciones contra «el comportamiento desestabilizador, ilegal o problemático» por parte de dichos países
- desarrollar medidas de control de armas «efectivas y verificables que ayuden a detener las amenazas de adversarios potenciales, aumenten la transparencia y previsibilidad estratégica», así como reduzcan el riesgo de una escalada e impidan «las acciones provocativas y desestabilizadoras»
A pesar de dicha estrategia competitiva, el informe precisa que Washington «continuará buscando la cooperación» con Pekín y Moscú en los ámbitos donde sea posible, entre ellos el control de armas y las acciones del mantenimiento de la paz.
En marzo, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció que propondrá a Rusia y China una nueva iniciativa trilateral de control de armas con el fin de «evitar una cara carrera armamentista» y «trabajar juntos para construir un futuro mejor, más seguro y más próspero para todos».
Por su parte, el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. También reafirmó su deseo de «fortalecer el régimen de no proliferación nuclear e involucrar a China y Rusia para lograr un control de armas verificable y ejecutable que promueva la seguridad mundial».