Durante las últimas semanas, las poderosas compañías de seguros, las grandes transnacionales y todo el andamiaje de ultraderecha encabezados por los medios de comunicación al servicio de las clases ricas estadounidenses, han lanzado fuertes campañas desinformadoras y agresivas contra el presidente Barack Obama y su proyectado programa de salud. El mandatario esta tratando de resolver […]
Durante las últimas semanas, las poderosas compañías de seguros, las grandes transnacionales y todo el andamiaje de ultraderecha encabezados por los medios de comunicación al servicio de las clases ricas estadounidenses, han lanzado fuertes campañas desinformadoras y agresivas contra el presidente Barack Obama y su proyectado programa de salud.
El mandatario esta tratando de resolver el grave problema que representa para millones de ciudadanos estadounidenses el acceso a la atención médica o al pago de medicinas que les son fundamentales para mejorar la salud o salvar sus vidas o las de sus familiares.
Cifras oficiales reconocen que en los 50 Estados de la nación existen alrededor de 50 millones de ciudadanos que no poseen seguros de salud, de ellos 9 millones de niños, que no pueden ni siquiera obtener una consulta médica, y otros 20 millones de personas que sólo tienen los llamados seguros insuficientes, los cuales no les alcanzan para pagar los tratamientos.
Un reciente informe de la Facultad de Medicina de Harvard informó de que cerca de 45.000 personas mueren cada año en Estados Unidos debido a la falta de seguro de salud y de una buena atención médica.
En su campaña para revertir esa situación, Obama ha explicado que cada vez los costos médicos resultan más elevados, sin que se vislumbre una tendencia a bajar, y las primas de seguro se han incrementado cuatro veces más rápido que los salarios durante los últimos seis años.
El proyecto presidencial señala que los estadounidenses no serán rechazados por ningún plan de salud debido a condiciones de enfermedad; el paquete de beneficios cubrirá todos los servicios médicos esenciales, incluidos cuidados preventivos, de maternidad y de salud mental.
Asimismo, a los empleadores que no hagan contribución significativa al costo de una cobertura médica para los empleados, se les exigirá que contribuyan con un porcentaje de su plantilla de salarios para destinarla a los costos del plan nacional; y se exigirá que todos los niños tengan cobertura de salud y se permitirá a jóvenes menores de 25 años continuar bajo la cobertura de los planes de salud de sus padres.
Estados Unidos estaá considerada como la nación desarrollada del mundo que tiene el peor sistema social de salud que impide la atención a millones de pacientes.
Las privatizaciones han llevado a la deshumanización de la medicina pues en las clínicas y hospitales, un cartel virtual anuncia: si no tiene dinero, no se le atiende.
Un reciente artículo del diario The Miami Herald, acostumbrado a ensalzar las «bondades» del sistema capitalista, recoge una serie de ejemplos que ofrecen luz a esta grave situación.
La publicación reporta el caso de Cathy Kerns, de 60 años, retirada, y que vive en Orlando, Florida, la cual tiene un seguro que no le alcanza para cubrir todos los gastos.
Padece esclerosis múltiple, las medicinas que toma son su salvación, pero le cuestan más de 5.000 dólares al mes y el co-pago es del 20 %. Además, media hora de terapia ueta 600 dólares y debe pagar de su bolsillo el 20%.
«Si llamo al seguro, afirma Kerns, y suplico porque necesito más terapia para poder caminar, me dicen: Lo sentimos, pero eso no está en la póliza. Estoy pagando de mi bolsillo más de 30.000 dólares al año y vaciando mis ahorros de por vida».
El escrito de Fred Tasker señala que Kerns está en esa categoría junto a numerosas personas, como una mujer de California que fue mordida por una serpiente de cascabel (mascota), cuya factura de hospital alcanzó los 73.000 dólares por medicinas y una noche de ingreso. Tras salir del centro médico, se enteró de que su seguro solamente pagaría 3.000 dólares.
Son abrumadores los casos: Raúl Pasos, de Miami, cuya póliza no cubre su diabetes porque se trata de una condición médica preexistente; Daisy Valdés tiene que ir a trabajar todos los días con una colostomía porque el seguro no le cubre el tratamiento ni parte de la operación.
Explica Tasker que «entre las personas con seguros insuficientes están los llamados pobres con empleo (la enorme porción de la población que trabaja y gana una miseria), cuyos patrones no les brindan cobertura total; las personas que pierden su trabajo y su seguro subsidiado por sus patrones, y aquellos que no se fijan en las letras pequeñas de los contratos de sus pólizas y acaban con menos cobertura de la que esperaban».
Un sondeo raealizado en 2007 por The Commonwealth Fund, una agencia sin ánimo de lucro con sede en Nueva York que estudia asuntos relacionados con la salud, estima que 25 millones de estadounidenses tienen seguros insuficientes, por encima de los 16 millones en 2003.
Como esas personas no pueden pagar los costosos seguros, buscan otros más baratos que tienen muchas limitaciones, es decir, no costean una simple operación de cataratas, las estancias en hospitales, muchos tipos de medicinas, etc. Prácticamente están a merced de cualquier contingencia y viven pendientes de que no pueden enfermar.
El artículo señala que según la ley federal conocida como COBRA, las personas que dejan sus trabajos pueden continuar con el seguro que les brindaban sus patrones por un plazo de hasta 18 meses. Pero tienen que pagar la cuenta entera, de modo que, si como empleados pagan el 20% y sus patrones pagaban l 80%, bajo COBRA tienen que pagar el 100%, e incluso así encuentran problemas si padecen enfermedades crónicas serias.
Para los casi 50 millones de estadounidenses que no tienen seguros la situación es mucho peor, pues una simple placa de RX cuesta en cualquier hospital más de 300 dólares o la visita a un dentista prácticamente les está prohibida por los altos precios. Deben guardar dinero en caso de tener que sacarse una muela.
Estas son las cosas que en parte quiere enmendar Obama y a lo cual se oponen sus poderosos detractores pues, como premisa del sistema, lo importante es el dinero.