Tres estudiantes musulmanes fueron asesinados esta semana en Estados Unidos en manos de un fanático ateo, públicamente contrario a cristianos, mormones y musulmanes. Las primeras pesquisas de la policía se encargaron de subrayar que se trató de un crimen «motivado por un problema de barrio por un puesto de estacionamiento», una hipótesis que reprodujeron los […]
Tres estudiantes musulmanes fueron asesinados esta semana en Estados Unidos en manos de un fanático ateo, públicamente contrario a cristianos, mormones y musulmanes. Las primeras pesquisas de la policía se encargaron de subrayar que se trató de un crimen «motivado por un problema de barrio por un puesto de estacionamiento», una hipótesis que reprodujeron los medios hegemónicos tras silenciar la noticia por más de 12 horas. Desde la comunidad musulmana denuncian que se trató de un crimen de odio, el Consejo de Relaciones Estadunidenses-Islámicas urgió a las autoridades a iniciar una investigación estatal y federal de los hechos ante la creciente retórica anti-musulmana en Estados Unidos.
El martes pasado por la tarde en el pueblo de Chapel Hill, en un tranquilo complejo de departamentos cerca de la Universidad de Carolina del Norte, Craig Stephen Hicks, un hombre blanco de 46 años, asesinó de varios disparos en la cabeza a tres estudiantes musulmanes: Deah Shaddy Barakat, de 23 años, su esposa, Yusor Abu-Salha, de 21, y la hermana de ésta, Razan Abu-Salha, de 19.
Hicks, quien fue detenido por las autoridades del lugar luego de que reconociera su culpabilidad, se define en su página de Facebook como un ateo convencido. En él aparecen decenas de publicaciones antirreligiosas, incluyendo una en la que se describe a sí mismo como «antiteísta» y contrario a cristianos, mormones y musulmanes. La policía incautó más de una decena de armas de fuego y gran cantidad de municiones en su casa.
Pese a los elementos probatorios de islamofobia, la versión policial sostiene que se trató de un problema vecinal. «La investigación preliminar indica que el crimen fue motivado por un problema de barrio por un puesto de estacionamiento», sostuvo el miércoles el teniente Josh Mecimore, portavoz de la policía de Chapel Hill.
«No fue una disputa por una plaza de estacionamiento; fue un crimen de odio», denunció Mohammad Abu-Salha, padre de las dos jóvenes asesinadas. «Este hombre ya se había metido antes con mi hija y su marido y dirigido a ellos con un arma en la cintura», agregó.
Desde el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas solicitaron iniciar una investigación estatal y federal de la masacre. «Ante la naturaleza brutal de este crimen, los pasados posicionamientos antirreligiosos del supuesto perpetrador, la vestimenta de dos de las víctimas (en alusión al velo de las dos mujeres), y la creciente retórica anti-musulmana en Estados Unidos, urgimos a las autoridades estatales y federales a abordar rápidamente la especulación sobre un posible motivo de prejuicio en este caso», expresó el titular de la entidad, Nihad Awad.
El jueves, en el campo de futbol de la universidad estatal, asistieron al funeral de las víctimas unas cinco mil personas, mientras que centenares se congregaron a orar en las afueras de la Casa Blanca en Washington.
Recién el viernes el presidente estadounidense, Barack Obama, se pronunció ante los hechos al calificar la muerte de los tres jóvenes como «asesinatos brutales e indignantes». A través de un comunicado Obama ofreció sus condolencias a los familiares de las víctimas y sostuvo que «nadie en Estados Unidos debería ser objeto de violencia por quién es, cómo se ve o sus creencias».
El comunicado del mandatario se produjo en momentos en que el Departamento de Justicia informó que se uniría a la investigación preliminar de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) para determinar si el hombre acusado del hecho violó alguna ley federal, incluida la de delito motivado por el odio.
«La vida de musulmanes también vale»
Los boletines informativos de los medios hegemónicos (CNN, Fox News y MSNBC), tardaron más de 12 horas en reportar la masacre y se encargaron de elaborar breves informes que reproducían la versión policial acerca de la «disputa vecinal», un tratamiento inequitativo cuando se trata que el musulmán es el autor de los crímenes.
Mohamad Elmasry, docente del Departamento de Comunicaciones de la Universidad del Norte de Alabama, cita en un reciente artículo en Al Jazeera numerosos estudios acerca de la cobertura de noticias occidental acerca del Islam y los musulmanes que reflejan una constante demonización.
Los musulmanes son retratados sistemáticamente como violentos, fundamentalistas y una amenaza para la civilización occidental. El Islam rara vez se destaca en la cobertura excepto para mostrar su posible relación con alguna atrocidad, y los musulmanes rara vez son mencionados en el contexto de una noticia positiva.
Asimismo, son retratados como un cuerpo homogeneizante, que carecen de diversidad y diferencia, y en la cobertura informativa de los conflictos violentos en el mundo de mayoría musulmana se ignora el contexto y las circunstancias, reforzando la idea de que los musulmanes son intrínsecamente violentos y propensos al conflicto. Un tratamiento diferente al que reciben cristianos, judíos y otros no musulmanes.
El doble rasero mediático se encuadra en las políticas gubernamentales lanzadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 que identifican a los musulmanes con el terrorismo, motivando el odio islamófobo actualizado con el accionar de la organización terrorista Estado Islámico en Irak y Siria y el ataque a Charlie Hebdo en Francia.
El caso ha desatado la indignación mundial a través de las redes sociales y bajo la etiqueta #MuslimLivesMatter (Las vidas musulmanas importan) cientos de miles de usuarios se han manifestado denunciando la cobertura mediática. «Tirador musulmán: toda la religión culpable; Tirador negro: toda la raza culpable; Tirador blanco: lobo solitario con problemas mentales», difundieron a través de Twitter.
Fuente: http://www.noticiaspia.org/islamofobia-el-doble-rasero-de-estados-unidos/#sthash.woQJKK9A.dpuf