La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) recopiló alrededor de 3 mil 500 páginas de documentos sobre organizaciones de defensa de los derechos civiles, ecologistas y antibelicistas. Los diarios The New York Times, The Washington Post y otros medios informaron que la FBI monitoreó páginas en Internet y recopiló correspondencia y […]
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) recopiló alrededor de 3 mil 500 páginas de documentos sobre organizaciones de defensa de los derechos civiles, ecologistas y antibelicistas.
Los diarios The New York Times, The Washington Post y otros medios informaron que la FBI monitoreó páginas en Internet y recopiló correspondencia y otros documentos de varios grupos en los últimos años.
Entre los grupos objetos de control se encuentran Greenpeace y la Unión por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), uno de los más críticos con la política antiterrorista de la administración del presidente George W. Bush.
«Todavía estoy impresionado por la magnitud de los archivos sobre nosotros», señaló Antonio D. Romero, director ejecutivo de la ACLU a The New York Times.
«¿Por qué recopila la FBI casi mil 200 páginas sobre una organización de defensa de los derechos civiles que actúa en la legalidad?», cuestionó.
Los grupos acusan a funcionarios de la FBI de usar sus mayores poderes desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 para borrar la frontera que separa las actividades legítimas de desobediencia civil de las actividades terroristas, en un intento por reprimir la oposición política.
Por otra parte, Bush dijo hoy que despedirá del gobierno a quien resulte culpable de algún delito en el caso de la filtración de la identidad de una agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 2003.
Ante los informes de prensa que indican que su principal estratega político, Karl Rove, pudo revelar la identidad de la agente, Bush advirtió: «Si alguien cometió un delito, no trabajará más en mi administración».
El presidente se negó a decir si estaba disgustado con Rove después de que el periodista de la revista Time Matt Cooper afirmó que el asesor le contó que la esposa del ex embajador Joseph Wilson, Valerie Plame, trabajaba para la CIA.
Los medios estadunidenses y los demócratas retomaron la acusación de Wilson de que el nombre de Plame fue divulgado en represalia contra su marido, quien acusó a la Casa Blanca de haber manipulado la información sobre armas de destrucción masiva en poder de Irak para justificar la guerra.