Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El pasado lunes [16 de mayo] el gobierno interino tunecino anunció la formación de un comité electoral independiente que supervise el 24 de julio las elecciones para formar una asamblea constituyente que tendrá la tarea de supervisar la elaboración de una nueva constitución.
Esta situación se produjo después de que el régimen reprimiera unas protestas en contra del gobierno provocadas por unos informes acerca de la amenaza de un golpe de Estado militar en caso de que el partido islamista Ennahda llegara al poder. Después de que estallaran las protestas en contra del gobierno el 5 de mayo el régimen impuso un toque de queda que continúa en vigor*. Los soldados habría matado a un joven de 25 años el 8 de mayo y al menos 600 personas habrían sido detenidas durante los cuatro días de protestas.
El comité electoral ha sido elegido por la Alta Comisión para la Realización de los Objetivos de la Revolución y de la Transición Democrática (Comisión sobre la Reforma Política) del gobierno provisional tunecino presidido por el profesor Yadh Ben Achour. En abril esta organización aprobó la creación del Comité, que está compuesto por 13 miembros entre los que hay abogados, profesores universitarios y otros miembros de las profesiones liberales.
La semana pasada el primer ministro Béji Caïd Essebsi afirmó que las elecciones se podrían atrasar debido a dificultades técnicas. En unas declaraciones en la televisión pública afirmó: «Si el comité de reformas dice que habría dificultades técnicas, esto sería otra eventualidad que habría que considerar». También declaró a AFP que se podrían aplazar las elecciones si lo exigiera su «credibilidad».
Se celebren o no las elecciones, las masas tunecinas no pueden hacer nada esperando. Tras el derrocamiento del presidente Zine El Abidine Ben Ali los acontecimientos han revelado el carácter fraudulento del régimen provisional y de su gobierno de reforma. Su papel es aplicar la política exigida por la elite tunecina en asociación con los bancos mundiales y las potencias imperialistas occidentales.
Los proyectos del régimen de quizá retrasar las elecciones los comparten los mercados financieros que temen las posibles consecuencias de estas elecciones si la oleada de huelgas y de sentadas prosiguiera hasta julio. Richard Segal del grupo bancario Jefferies declaró a Reuters: «Con todo, los mercados serían más comprensivos ante un pequeño retraso de la fechas de las elecciones e incluso podrían estar satisfechos con ello». Y añadió: «El país no se da mucho tiempo para organizar estas nuevas elecciones y sería comprensible un retraso de orden técnico».
En estas últimas semanas Túnez ha conocido una explosión de huelgas y de protestas obreras, mientras que los trabajadores siguen reivindicando empleos y salarios mejores. El diario tradicional tunecino Le Temps escribió: «El periodo de transición democrática está marcado por unos movimientos incontrolados de reivindicaciones sociales a menudo excesivas, de sentadas y de manifestaciones de protesta que a veces son tumultuosas, de saqueos y de insubordinación, movimientos que ponen en aprietos a la autoridad del Estado, disuaden a los inversores, amenazan la cohesión social, debilitan la economía nacional a la que ponen en peligro de poner de rodillas».
Últimamente British Gas Tunisia (BG), primer productor de gas natural en Túnez, amenazó con cerrar su fábrica tras una semana de protestas de los habitantes de la región que reclamaban empleos y bloquearon el desarrollo de las operaciones de la fábrica. La semana pasada se informó de que los manifestantes habían bloqueado durante 48 horas a los empleados de BG antes de ser evacuados.
El personal de la sociedad Tunisie Catering, una filial de Tunisair, hizo un paro para reivindicar su integración en la sociedad madre, Tunisair. La semana pasada el personal organizó unos paros y sentadas en el aeropuerto de Túnez. En el aeropuerto de Monastir la huelga duró casi un mes.
La situación social del país se está agravando ya que el paro es endémico y la pobreza explota ya que el capital necesario está controlado por los tunecinos ricos y los grandes bancos internacionales aterrorizados por las luchas revolucionarias contra la dictadura.
El diario Le Temps cita al profesor Nouri Mzid: «Estamos ante una crisis profunda que afecta al mercado del trabajo y al estatuto de las personas que están en paro… Desde hace más de 20 años Túnez no ha podio hacer que baje la tasa de paro oficial, que sigue siendo de una media del 13% al 15%». En muchas provincias tunecinas la tasa de paro incluso es más alta.
Según Le Temps, «para la categoría de titulados universitarios, la tasa de paro es del orden del 36% en Kef, Siliana, Kairuán y Kasserine; del 42,4% en Jenduba, del 44,4% en Sidi Bouzid, del 44,8% en Gafsa y del 47% en Kébili».
El objetivo del capital financiero y de la máquina de Estado tunecina es dar tiempo suficiente a los sindicatos y a los diversos partidos pequeñoburgueses antaño de «izquierda» para reprimir las luchas de los trabajadores y procurar un aval pseudoconstitucional para encubrir el funcionamiento de la maquina de Estado de Ben Ali.
Por medio de sus negociaciones con la organización patronal UTICA (Unión Tunecina de Industria, del Comercio y del Artesanado) y el propio régimen de Estado estas organizaciones están implicadas en el contexto de la comisión sobre la reforma establecida por el gobierno provisional después de que las protestas masivas expulsaran a Ben Ali en enero. La comisión comprende a la UTICA, a grupos de derechos humanos apoyados por la Unión Europea, a la UGTT (Unión General de los Trabajadores Tunecinos) y a los partidos de la «oposición» oficiales como el Partido Democrático Progresista (PDP) y el movimiento estalinista Ettajdid.
Aunque el Partido Comunista de los Obreros de Túnez (PCOT) maoísta de Hamma Hammani no haya participado en la comisión, apoya a ésta y su política.
En una entrevista concedida a Le Monde en abril Ben Achour presentó el carácter pro estatal de la comisión. Hablando de ésta, afirmó: «Se ha creado y se ha concebido un consejo de protección de la revolución, con partidos y organizaciones de la sociedad civil, como una especie de tutor del gobierno, lo que habría podido llevar a una crisis y a un paralelismo de los dos poderes, uno institucional y otro revolucionario. La instancia que yo presido es la síntesis de estas dos lógicas».
Pero los sindicatos y los partidos pequeñoburgueses nunca han tenido la intención de operar como una alternativa revolucionaria y funcionan en estrecha colaboración con el Estado. La semana pasada el primer ministro en funciones, Béji Caïd Essebsi, se reunió con los partidos políticos y con los responsables sindicales que en absoluto criticaron la represión por parte del régimen de los manifestantes, aunque expresaron su apoyo al recientemente formado comité electoral.
Tras la reunión con Essebsi, el secretario general de la UGTT, Abdessalem Jrad (durante mucho tiempo partidario de Ben Ali) declaró a la agencia oficial de información tunecina TAP que el «objetivo último» de la UGTT era «ayudar a este gobierno a cumplir, plenamente, su difícil misión». La propia UGTT es una parte importante del establishment pro imperialista por haber apoyado las reformas de libre mercado de Ben Ali. Cuando el pasado mes de diciembre estallaron las protestas masivas tras la inmolación de Mohamed Bouazizi, un licenciado de la universidad tunecina, la UGTT se negó a convocar una huelga por la represión policial.
Importantes inversores esperan que la UGTT y los partidos pequeñoburgueses que antes eran de «izquierda» sean capaces de coaccionar a la clase obrera y de restablecer los beneficios de los patrones.
Túnez ha sido invitado a participar los días 26 y 27 de mayo en el próximo G8 en Deauville. Como avance de la cumbre banqueros internacionales, instituciones financieras, jefes de empresa, profesores universitarios y responsables de diversos sectores, entre ellos el comercio, las telecomunicaciones y la energía, han llamado a invertir en Túnez. Han publicado conjuntamente en su página web ( http://investindemocracy.net ) un comunicado titulado «Invertir en la democracia» y que debía aparecer antes de la cumbre en el New York Times y Le Monde.
El comunicado afirma: «Estamos seguros de que la instauración de instituciones democráticas será el mejor muro defensivo contra los riesgos a medio y largo plazo. Por ello tenemos más confianza que nunca en las perspectivas de desarrollo económico de Túnez».
Y añade: «Las oportunidades de inversión, las reestructuraciones, el nivel de cualificación de la mano de obra, el dominio de las nuevas tecnologías y la proximidad geográfica con Europa hacen que en el futuro Túnez sea uno de los centros económicos más atractivos del Mediterráneo».
Desde que Ben Ali abandonó el poder el gobierno provisional y su políticas son apoyados por las principales potencias imperialistas, sobre todo Francia, que había apoyado la represión ejercida por Ben Ali hasta el mismo momento en que su régimen fue derrocado.
El 14 de mayo el consejero especial del presidente francés Nicolas Sarkozy, Henri Guaino, se reunió con Essebsi para preparar la participación de Túnez en la cumbre. Después de la reunión con Essebsi, Guaino declaró a TAP que esta ha permitido ver «lo que el G8 podrá proponer a Túnez» para ayudarle «a hacer frente a las dificultades» a las que se enfrenta y que «Francia está dispuesta a ayudar a Túnez por todos los medios».
Las empresas francesas buscan cada vez más desarrollar sus inversiones en Túnez. El 27 de abril la UTICA tuvo un encuentro con el Movimiento de las Empresas de Francia (MEDEF*). La UTICA informó que la reunión fue «una ocasión para presentar las características del nuevo Túnez tras la revolución y tranquilizar a los inversores franceses e incitarles a desarrollar más sus inversiones en Túnez».
* Fue levantado el jueves 19 de mayo.
**El MEDEF es el equivalente francés a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (N. de la t.)
Fuente: http://www.wsws.org/francais/News/2011/mai2011/tuni-m19