El próximo sábado 8 de octubre, veinte vehículos no tripulados se enfrentarán en una carrera llena de obstáculos a lo largo del desierto de Nevada en Estados Unidos para discutir el codiciado premio de 2 millones de dólares que ha prometido el Pentágono. Se trata de un plan de la Agencia de Proyectos de Investigaciones […]
El próximo sábado 8 de octubre, veinte vehículos no tripulados se enfrentarán en una carrera llena de obstáculos a lo largo del desierto de Nevada en Estados Unidos para discutir el codiciado premio de 2 millones de dólares que ha prometido el Pentágono.
Se trata de un plan de la Agencia de Proyectos de Investigaciones Avanzadas para la Defensa (DARPA), -la misma que tuvo a su cargo la invención de Internet en 1969- cuya nueva misión es obtener un robot que se desplace conducido por computadoras a bordo, satélites de posicionamiento global y radares.
Se pretende así satisfacer la última demanda del Pentágono: lograr sustituir al menos la tercera parte de las fuerzas terrestres del Ejército Norteamericano por vehículos autónomos en el año 2015.
El Gran Desafío -nombre que la DARPA ha dado a la competencia- se celebró por primera vez en marzo del año pasado y fue un fracaso total,
pues ningún competidor alcanzó la meta.
Este año los equipos tendrán que recorrer 241 kilómetros (sólo doce más que el año anterior) en menos de diez horas a través de un terreno sinuoso plagado de obstáculos naturales y artificiales.
La distancia es enorme si tenemos en cuenta que el año pasado el mejor competidor apenas llegó a los doce kilómetros del viaje. La ruta exacta se conocerá dos horas antes de la arrancada y les será entregada a los equipos en CDs con las coordenadas GPS (Sistema de Posicionamiento Global) que deberán cubrir sus vehículos.
Aunque en teoría la convocatoria del Gran Desafío está abierta para todos los ciudadanos y organizaciones norteamericanas, incluyendo los proyectos escolares y universitarios, sólo los equipos favorecidos por la DARPA y con poderosos financiamientos pueden llegar a ser seleccionados.
Si de algo no cabe duda es de la prioridad que representa para el Pentágono encontrar un ganador. Por eso el premio del año pasado ha sido duplicado en esta edición, y se informó que en caso de no haber un ganador el próximo sábado, se aumentará la cifra a 4 millones de dólares para la competencia del año que viene.
¿Está planeando Estados Unidos deshacerse de esas «molestas» manifestaciones antibelicistas protagonizadas por los miles de familiares de soldados muertos en Irak? Parece que sí….
La historia ha demostrado que es en el campo de batalla donde fracasan las agresiones norteamericanas. Una vez que terminan de bombardear a sus víctimas no encuentran como doblegar la resistencia terrestre, ya sea vietnamita, iraquí, o de otras nacionalidades.
Y son además las bajas de soldados norteamericanos las que mayores crisis provocan en una opinión pública interna que raras veces se moviliza, y que sólo lo hace cuando el dolor de la muerte los toca directamente, como ahora que los muertos estadounidenses superan los 1898 según cifras oficiales del Pentágono.
Sin importar cuál sea el resultado de la competencia, el mensaje entre líneas revela que la carrera armamentista y los planes de guerra de Estados Unidos todavía tienen una agenda futura intensa que se extenderá más allá del 2015.
Al parecer el Gran Desafío no será este sábado en Nevada. El desafío verdadero será hacerle frente a la prepotencia norteamericana en los años venideros. Ese, por suerte, no necesita de robots, sino de nosotros, los hombres…
