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El presidente de Afganistán invitó a no caer en la trampa de los terroristas

El país está bajo ataque

Fuentes: Agencias

«Afganistán está bajo ataque», advirtió el sábado el presidente Ashraf Ghani condenando la nueva masacre de civiles perpetrada en Kabul por tres kamikazes que se hicieron explotar en un cementerio durante un rito fúnebre, con un balance de al menos 20 muertos y casi un centenar de heridos. Se trató del sangriento tercer atentado en […]

«Afganistán está bajo ataque», advirtió el sábado el presidente Ashraf Ghani condenando la nueva masacre de civiles perpetrada en Kabul por tres kamikazes que se hicieron explotar en un cementerio durante un rito fúnebre, con un balance de al menos 20 muertos y casi un centenar de heridos.

Se trató del sangriento tercer atentado en pocos días en la capital afgana. Y una vez más, como ya sucedió el miércoles cerca de la ‘Zona Verde’ (90 muertos) y ayer en el centro (7 víctimas), todos los dispositivos de seguridad fueron superados y los terroristas pudieron actuar prácticamente sin ser molestados.

Por poco hoy el atentado terrorista no se transformó en una tragedia política e institucional pues en el funeral del hijo del vicepresidente del Senado, Alam Ezidyar, fallecido ayer durante los desórdenes antigubernamentales, participaban el coordinador del gobierno, Abdullah Abdullah, el canciller Salahuddin Rabbani, el ministro de Salud, Ferozudin Feroz, y numerosos parlamentarios y personalidades políticas.

Enseguida después de la triple explosión todos los ministros fueron retirados del lugar por sus guardias de seguridad y, según parece, solo Feroz resultó herido, mientras que Abdullah y Rabbani fueron entrevistados para mostrar que se hallan en buen estado de salud.

Luego de condenar el atentado, que eleva a casi 120 el número de las víctimas mortales en los tres atentados en Kabul, Ghani sostuvo que «los grupos terroristas complotan para sembrar el caos. Hago un llamado a la unidad -agregó- e invito a todos a no caer en la trampa colocada por los enemigos de nuestro país».

No hay duda de que el estado de alarma para el gobierno es máximo dado que los servicios de inteligencia y los vértices militares afganos parecen incapaces de contener la actividad de los terroristas, ni siquiera en la zona de máxima seguridad de Kabul o de actividades en las que participan las máximas autoridades del Estado.

Lógica consecuencia de ello es la oscuridad en la que se encuentran los investigadores en busca de los responsables de la masacre ocurrida en el cementerio.
En el primer atentado la Dirección Nacional de Seguridad (NDS) afgana apuntó su dedo acusador contra la Red Haqqani, que habría actuado con el apoyo de los servicios paquistaníes (ISI).

Pero para apoyar esta tesis no hay pruebas que sean aún contundentes.

Y nuevamente hoy, como el miércoles, los talibanes del Emirato Islámico de Afganistán tempestivamente excluyeron cualquier tipo de responsabilidad (y la de los Haqqani, socios de ellos), mientras que ningún otro grupo reivindicó el atentado.