La ley sobre la propiedad de la tierra adoptada por Sudáfrica el 24 de enero ha provocado las iras de Donald Trump, que acusa al país de «discriminación racial» contra la minoría blanca. Sin embargo, para comprender lo que hay en juego respecto a esta ley hay que volver la mirada a la historia, marcada por el continuo expolio de la tierra por parte de los colonos blancos. La politóloga Marianne Séverin esboza los principales capítulos de una lucha muy larga.
Revisión de los acuerdos comerciales, poner fin a la ayuda estadounidense, boicot a la presidencia sudafricana del G20, propuesta de acoger a los granjeros afrikaner que deseen emigrar a Estados Unidos: Donald Trump se ha esforzado en las últimas semanas en fustigar a Sudáfrica tras la adopción de una nueva ley sobre la propiedad de la tierra (1) «para promover la inclusividad y el acceso a los recursos naturales», que permite expropiar sin compensación económica tierras abandonadas, en nombre del interés general. Quizá haya que ver en esta cólera, real o fingida, la influencia de Elon Musk y de Peter Thiel, dos grandes empresarios iliberales muy cercanos al presidente estadounidense que crecieron en los regímenes de apartheid de Sudáfrica y Namibia. O bien el fruto de la intensa presión de un revanchista movimiento afrikaner, muy activo en Europa y Estados Unidos, que invoca un supuesto «apartheid a la inversa». O incluso un pretexto para sancionar opciones políticas internacionales.
Más allá del histrionismo estadounidense, traducción de una «campaña de desinformación y propaganda» que denunció el 8 de febrero un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores sudafricano, en Sudáfrica se reprocha a la nueva ley sobre la propiedad de la tierra en vigor su timidez y su incapacidad para cambiar profundamente la geografía heredada del apartheid. En efecto, es muy difícil reparar las injusticias vinculadas a la propiedad de la tierra, que siempre ha sido el centro de la lucha contra el régimen de segregación racial.

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Marianne Séverin, investigadora asociada al laboratorio científico «Les Afriques dans le monde» (LAM, Las Áfricas en el mundo) de Burdeos (suroeste de Francia), está especializada en el contexto político sudafricano. Es autora de una tesis (2) sobre las redes del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés).
«Los afrikaners eliminaron la competencia de los granjeros negros»
Nathalie Prévost: ¿Nos puede hablar de la historia de la política agraria sudafricana, sobre todo de las leyes sobre las tierras indígenas de 1913 y 1936 que limitaron a solo el 8% y luego al 13% del territorio sudafricano las tierras pertenecientes apersonas africanas no blancas?
Marianne Séverin: Hay que remontarse más allá del apartheid, hasta el final del periodo colonial y la rivalidad entre los descendientes de los primeros colonos neerlandeses y los británicos. La segunda guerra anglo-boer de 1899 a 1902 acaba a beneficio de los británicos con un tratado de paz que expresa la voluntad de reconciliar a la población blanca y reforzar su control político y económico sobre el país, naturalmente en detrimento de la mayoría africana de la población. Era una manera de proteger los logros sociales conseguidos por los afrikaners y, al mismo tiempo, de disponer de una mano de obra barata al servicio de la expansión minera e industrial del país tras el descubrimiento de las minas de oro y diamantes entre mediados y finales del siglo XIX.
La Unión Sudafricana se crea el 31 de mayo de 1910. Sella la unión de ambas comunidades blancas, a las que asigna más del 90% de las tierras gracias a las primeras leyes discriminatorias que se aprueban casi de inmediato, entre las cuales estaba la ley sobre las tierras indígenas de 1913.
Nathalie Prévost: ¿Los granjeros africanos, que habían sido expulsados de sus tierras y confinados en reservas, se convierten entonces en una mano de obra forzada para los granjeros blancos?
Marianne Séverin: Sí. Se convierten en la mano de obra de las granjas, en la mano de obra de las minas, además de en mujeres de la limpieza, las maids. De hecho era una mano de obra al servicio de la población blanca. ¡No les queda otra opción al verse privados de la tierra! Además, el acaparamiento de tierra por parte de los afrikaners permite eliminar la competencia de los granjeros negros.
Cuando se crea la Sudáfrica moderna, el objetivo es desarrollar los intereses agrícolas y comerciales de la población blanca, sobre todo de la afrikaner. La ley de 1913 prohíbe a la población africana comprar o vender tierras fuera de las reservas (3) en las que está confinada a partir de entonces. Por supuesto, esto plantea muchos problemas a la población africana en su vida cotidiana. Por ejemplo, algunas personas se ven privadas del acceso a las sepulturas de sus familiares enterrados en tierras que ahora pertenecen a personas blancas.
El ANC nace en esa misma época, en 1912. Se le llama «el ANC de los padres fundadores». Cuando los reinos bantúes fueron derrotados por los colonos, las personas negras instruidas comprendieron la necesidad de organizarse para reivindicar una gran nación africana en Sudáfrica y denunciar las leyes raciales. La tierra fue su primera lucha. Se le pueden reprochar muchas cosas al ANC, pero siempre han luchado por la redistribución de la tierra.
«La ley sobre la propiedad de la tierra gestiona todo el espacio, rural y urbano»
Nathalie Prévost: ¿Cómo evolucionó esta cuestión después con el apartheid?
Marianne Séverin: El régimen de apartheid llega al poder en 1949 y en 1950 adopta una batería de leyes para garantizar la pureza de la raza, la separación física de las poblaciones, el dominio político y el control de la población. Una ley de ese mismo año determina las zonas geográficas en las que debe vivir la población sudafricana en función de su color de piel. Con esta ley se expropia a las personas africanas, mestizas e indias a beneficio de las blancas. A partir de 1950 si una persona es africana y vive en lo que las autoridades consideran una zona blanca, se le obliga a trasladarse de sitio.
En esos años se adoptan tres leyes importantes: en 1950 la ley sobre la delimitación de las zonas geográficas, en 1951 la ley sobre la legislación discriminatoria en el campo, que limita la capacidad y la voluntad de las personas africanas de mantener una existencia agrícola independiente fuera de las reservas, y en 1954 la ley sobre las personas indígenas, que restringe la cantidad de personas africanas que viven en las zonas urbanas: ya no pueden vivir en los centros de las ciudades consideradas zonas blancas.
La ley sobre la propiedad de la tierra no se refiere solo a las tierras agrícolas, sino que gestiona todo el espacio, el rural y el urbano. Y se atribuye a cada grupo de población una ratio en función del color de su piel y de su etnia. Tras la creación de los bantustanes en las décadas de 1960 y 1970, las personas sudafricanas negras pierden su nacionalidad porque algunos bantustanes se vuelven independientes. A partir de entonces Sudáfrica se considera exclusivamente blanca. Ya no hay libertad de movimiento para las personas no blancas: necesitan un pass [pase] para desplazarse.
Nathalie Prévost: Tras la caída del apartheid en 1994 se aprueba una ley sobre la restitución de los derechos sobre la propiedad de la tierra a las personas desposeídas de sus propiedades después del 19 de junio de 1913. Esta ley también prevé la reforma de la titularidad de la tierra en los antiguos bantustanes y una redistribución que permita la adquisición de propiedades con el apoyo de subvenciones públicas. ¿Qué cambiaba esta ley?
Marianne Séverin: Esta ley de 1994 no se elaboró muy bien. Hubo debates en el seno del ANC, que no es un partido político homogéneo. En él se enfrentan diferentes corrientes, unas más populistas, otras más razonables que consideran que Sudáfrica debe pertenecer a toda su población. El ejemplo de Zimbabue (4), que se les repite constantemente, llevó también al ANC a ser muy prudente.
La redistribución de tierras no fue efectiva. Los blancos no querían necesariamente vender y, cuando lo hacían, los precios eran altos. Y cuando los granjeros negros podían adquirir esas tierras, a veces no hicieron un buen trabajo por falta de experiencia. También resultó muy difícil aportar pruebas de su desposesión en 1913 a quienes pretendían beneficiarse de las disposiciones de la ley de restitución de tierras. Y hubo, además, corrupción en las subvenciones públicas concedidas para adquirir las tierras. Actualmente el 72 % de las tierras agrícolas siguen estando en manos de granjeros blancos (frente al 87 % tras la ley de 1936). ¡Es comprensible que haya malestar cuando se oye decir a Donald Trump que se está expropiando a los afrikaners! En pocas palabras, esta ley no ha tenido un grand efecto. Se ha hablado mucho, pero actuado poco. Y algunas de las tierras que se pusieron en venta ni siquiera eran cultivables.
«La tierra se debe repartir entre quienes la trabajan»
Nathalie Prévost: ¿Qué opinaba el ANC sobre esta cuestión?
Marianne Séverin: La Freedom Charter [Carta de la Libertad], redactada en 1955 por el ANC, es el verdadero núcleo de la Constitución sudafricana. Proclama lo siguiente: «¡La tierra se debe repartir entre quienes la trabajan! Se deben suprimir las restricciones a la propiedad de la tierra sobre una base racial y se deben redistribuir todas las tierras entre aquellas personas que las trabajan para eliminar el hambre y la falta de tierra. El Estado debe ayudar al campesinado proporcionándole herramientas, semillas, tractores y presas para preservar el suelo y ayudar a los agricultores; se garantiza la libertad de movimiento a todas aquellas personas que trabajan la tierra; cada persona tiene derecho a ocupar la tierra que haya elegido; no se privará a la población de su ganado; se abolirán el trabajo forzado y las granjas penales».
La Constitución sudafricana de 1996 habla en su preámbulo de la necesidad de reconocer las injusticias del pasado («recognize the injustices of our past»). Este aspecto es muy importante. A veces me sorprende leer lo que escriben algunas personas sudafricanas blancas. Sudáfrica cuenta con una Constitución, que fue escrita, negociada y es inamovible. Y lo primero que dice es: «Reconocer las injusticias de nuestro pasado». Algunos denuncian futuras expropiaciones. En realidad, es un intento de reparar la historia.
Cuando se ve a organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la extrema derecha que dice cualquier cosa, estas personas parecen ignorar su propia Constitución. Lo hacen porque en su subconsciente Sudáfrica sigue perteneciendo a la minoría blanca. No se puede pedir a la población sudafricana que olvide esta historia con el pretexto de que el apartheid ha terminado. Sí, el apartheid ha terminado, pero el verdadero cáncer de este país es el problema de la propiedad de la tierra, que se remonta a hace más de cien años. El reto es lograr redistribuir la tierra preservando al mismo tiempo la de los afrikaners, que son ciudadanos de este país desde hace generaciones y que garantizan la seguridad alimentaria del país. Nadie ha pedido a los afrikaners que abandonen sus tierras. Además, no todas las personas africanas quieren trabajar en la agricultura.
Nathalie Prévost: Entonces, ¿cuál ha sido el principio rector de la elaboración de la nueva ley y cuales son sus objetivos?
Marianne Séverin: El objetivo de la ley de 2025 es adecuar la legislación sudafricana sobre la expropiación a la Constitución del país, en particular al Artículo 25, que autoriza la expropiación en interés público. Lo que se añadió a la ley de propiedad de la tierra de 1994 es la idea del interés público. Esta ley amplía la definición de propiedad para incluir los bienes muebles e inmuebles, lo que significa que si usted tiene un terreno abandonado y que ya no tiene utilidad, el Estado puede expropiarlo para utilizarlo. ¡En Francia hay el mismo sistema! Y queda claro que la ley es estricta, prevé unas obligaciones claras de consulta y notificación a los propietarios de las tierras concernidas, que tienen derecho a hacer observaciones. Hay que seguir las reglas y hay mecanismos para resolver los litigios.
Nathalie Prévost: ¿Por qué era necesaria esta ley?
Marianne Séverin: De hecho, cuando se tienen tierras que no se han vendido y que ya no tienen más interés que el especulativo, el Estado considera que estas tierras se pueden utilizar en proyectos útiles para el bien de toda la población. También es una manera de reparar las injusticias. El debate sobre la tierra es un debate que está pudriendo Sudáfrica e impide la reconciliación. No hay reparto de riqueza ni de tierras. Y siempre son los mismos quienes tienen el poder económico en detrimento de la mayoría.
«Si Sudáfrica no se alinea tras Estados Unidos, se le castiga»
Nathalie Prévost: ¿Cómo interpreta el repentino ataque de Donald Trump?
Marianne Séverin: El problema de la tierra es un pretexto para Donald Trump. Habla de genocidio, de violaciones de los derechos humanos. No digo que no haya asesinatos de granjeros blancos, pero también se asesina a los negros. Sudáfrica es uno de los países más violentos del mundo. Algunas personas blancas, en particular afrikaners, consideran que en Sudáfrica no cabe ser negro, multirracial ni inclusivo. Hay un paralelismo entre lo que ocurre en Estados Unidos en estos momentos y este ataque a Sudáfrica.
En Estados Unidos se está tratando de eliminar todo este aspecto de solidaridad e inclusión. Frente a eso, hay un país que hace lo contrario, lo que no corresponde a la forma de ver las cosas de Trump. Ni siquiera hablo de Elon Musk, que creció en el contexto del apartheid con un padre que era un racista declarado. También vemos vínculos con la extrema derecha estadounidense y la difusión de información falsa. Donald Trump ya había hablado en su primer mandato de genocidio de las personas blancas. ¡Este señor nunca ha puesto un pie en este país ni en ninguno de África, no le interesa, y se permite insultar a todo el mundo!
Otra razón del descontento de Estados Unidos es que Sudáfrica es uno de los países que no han condenado a Rusia por la guerra de Ucrania. Las relaciones con Rusia se remontan a la época de la lucha contra el apartheid.
Tampoco agrada que Sudáfrica forme parte de los BRICS. Y para colmo de males, Pretoria llevó a Israel ante la Corte Internacional de Justicia. Estados Unidos le pidió que reculara, pero se negó a ceder. Incluso con Biden hubo un incidente diplomático entre ambos países. Pocas personas lo saben, pero Palestina contribuyó a la lucha contra el apartheid. En 1994 se invitó a Yasser Arafat a la investidura de Nelson Mandela, lo que provocó revuelo, pero Nelson Mandela afirmó: «El pueblo palestino nos ayudó».
En resumen, si Sudáfrica no se alinea tras Estados Unidos o tras los occidentales en lo que concierne a Israel y lo que está haciendo en la Franja de Gaza, se le castiga.
Nathalie Prévost: ¡Ellos no son los únicos con un pie en ambos bandos!
Marianne Séverin: No, ¡pero es mucho más fácil atacar a este país! Todo ello también es fruto de la agitación liderada por dos organizaciones de la sociedad civil afrikaner (5) cercanas a los círculos trumpistas. Después recularon cuando Trump propuso conceder el estatuto de refugiados a los afrikaners. ¡Todo esto se basa en fake news! El ministro sudafricano de Agricultura, John Henry Steenhuisen, afirmó: «Por ahora no veo a ningún granjero [blanco] que quiera irse de Sudáfrica». Algunos granjeros pensaron: «Hay problemas en nuestro país, pero aquí vivimos cómodamente. ¿Qué vamos a hacer en Estados Unidos, si los granjeros estadounidenses se quejan?».
Recuerde lo que dijo el expresidente [de Sudáfrica] Thabo Mbeki respecto a Estados Unidos: «No pueden darnos lecciones porque no nos apoyaron durante el apartheid». La Constitución está redactada, se ha aprobado la ley; este país es una verdadera democracia, aunque haya problemas sociales y económicos. Estados Unidos no debe inmiscuirse en la política interna de Sudáfrica para dictarle lo que debe hacer o no, y castigarle, por ejemplo, suspendiendo en acuerdo económico entre Estados Unidos y Sudáfrica [el African Growth and Opportunity Act, promulgado en 2000 por
Washington, N. de la R.]. Lo irónico es que ahora, ante los ataques de Trump, Europa apoya a Pretoria. ¡El futuro se presenta agitado!
Notas:
(1) Ley número 13 sobre la expropiación 2024. El PDF está disponible aquí.
(2) Marianne Séverin, «Les réseaux ANC (1910-2004) – Histoire de la constitution du leadership de la nouvelle Afrique», 2006.
(3) Las reservas, que se crearon a partir de 1850 en la época de las guerras cafres (o xhosas), se convirtieron en bantustanes u homelands en las décadas de 1960 y 1970.
(4) En mayo de 2002 [el presidente de Zimbabue] Robert Mugabe ordena la expulsión de 2.900 de los 4.500 propietarios blancos del país en el marco de una reforma agraria cuyo objetivo es redistribuir una parte del 40 % de las tierras agrícolas de la antigua Rhodesia que pertenecían a personas blancas, lo que provocó una gran crisis política y agrícola.
(5) AfriForum, cuyo objetivo es proteger los derechos e intereses de la comunidad afrikaner, y el movimiento Solidarity, que afirma que se trata a los afrikaners como ciudadanos de segunda categoría.
Texto original: https://afriquexxi.info/Le-probleme-foncier-est-le-cancer-de-l-Afrique-du-Sud
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.