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El «techo de cristal» de las mujeres saharauis

Fuentes: En Lucha

Después que se firmara el Acuerdo Tripartito de Madrid (Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental, 1975), y estallara el conflicto abierto entre el Frente Polisario y los ejércitos marroquí y mauritano, gran parte de la población saharaui se vio obligada a huir desierto a través, hasta acabar refugiada en […]

Después que se firmara el Acuerdo Tripartito de Madrid (Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental, 1975), y estallara el conflicto abierto entre el Frente Polisario y los ejércitos marroquí y mauritano, gran parte de la población saharaui se vio obligada a huir desierto a través, hasta acabar refugiada en la Hamada, el área del desierto más angosta y alejada de las costas atlánticas, bajo el asilo de Argelia.

Aunque desde los comienzos de la lucha del Frente Polisario contra la colonización española existiera una numerosa participación de mujeres en sus filas dentro de la que se denominó «Ala Femenina», después de 36 años de exilio, podemos hablar de procesos de empoderamiento paralelos entre las mujeres de los Campamentos y las de los Territorios Ocupados, mediados por los diferentes escenarios de lucha por la autodeterminación de su pueblo.

Cuando se levantaron los Campamentos, supuestamente un lugar transitorio de residencia para la población desplazada, fueron las mujeres las que tomaron la iniciativa de realizar esa tarea, en parte porque los hombres estaban en el frente, en parte por la ascendencia de cultura nómada en la que eran las mujeres las encargadas de la organización y abastecimientos domésticos.

Esta situación, aunque derivada inicialmente de una marcada división sexual del trabajo, no implicó una subordinación política de las mujeres, sino todo lo contrario, afianzaron su presencia en los órganos públicos de los gobiernos durante la gestación del nuevo Estado Saharaui, quedando reconocida la igualdad de oportunidades en su Constitución. Desde 1974, varias mujeres han formado parte del Buró Político del Frente Polisario, y desde 1991 del Secretariado Nacional del Frente Polisario, y la participación de muchas de ellas no se reduce a la calidad de miembro. Su presencia se amplía a una cada vez mayor lista de candidatas en los procesos electorales, además de haber ejercido de gobernadoras como Sennia Ahmed o alcaldesas como Alezza Bubih. Igualmente, la representación femenina en el Parlamento ha ido en aumento hasta llegar al 34% de hoy día.

Actualmente, no se puede hablar de una igualdad real dentro de la sociedad de los campamentos, ya que de hecho se reconocen sesgos de género en los roles y responsabilidades que se asumen en función del sexo, y en el acceso desigual a estudios superiores, entre otros ejemplos. Esto no quita que existan modelos alternativos que continuamente emergen y reivindican su espacio de normalización social, que se pueden observar y compartir en las pequeñas revoluciones de la vida cotidiana que efectúan muchas mujeres. Notable ejemplo de éstas es el hecho de que cada vez se pueden ver más mujeres al volante en los Campamentos.

Al hablar de los Territorios Ocupados, la situación cambia muchísimo debido a la represión constante que sufre la población saharaui por parte de Marruecos y al bloqueo informativo que existió en la zona hasta la Intifada de 2005. Se puede hablar de igualdad en tanto que mujeres y hombres participan activamente en la defensa de los derechos humanos y en la lucha por la autodeterminación. Pero a partir de aquí, es complicado establecer indicadores de igualdad dentro de un grupo social tan oprimido y silenciado.

La sutilidad que a veces tienen las relaciones de género es difícil de observar en este tipo de contextos, pero lo que sí se puede afirmar es que las mujeres saharauis han sido apresadas y torturadas en igualdad de condiciones que los hombres. En esta línea, activistas como Aminetu Haidar o Ghalia Djimi destacan por haber contado al mundo sus historias, convirtiéndose en lideresas de su pueblo.

Las mujeres saharauis han trazado un camino propio hacia la igualdad, conquistando espacios en la esfera pública y erigiéndose como representantes legítimas de su causa, pero para continuarlo, necesitan alcanzar la paz.

Irene Jiménez es activista del grupo Jaima (Amigos y amigas de la República Árabe Saharaui Democrática) en Córdoba.

Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita

http://enlucha.org/site/?q=node/17378