La inmigración ilegal preocupa mucho más que la ilegalidad sedentaria. Y, lo que se ve, mucho más que lo que no se quiere ver. Así las cosas, «la inmigración salta al primer puesto entre las preocupaciones ciudadanas» (encuesta del Instituto Opina, El País, 09/10/2005). Las imágenes de hambre y desesperación saltan también a las portadas […]
La inmigración ilegal preocupa mucho más que la ilegalidad sedentaria. Y, lo que se ve, mucho más que lo que no se quiere ver. Así las cosas, «la inmigración salta al primer puesto entre las preocupaciones ciudadanas» (encuesta del Instituto Opina, El País, 09/10/2005). Las imágenes de hambre y desesperación saltan también a las portadas de los periódicos y los telediarios. En este sensacionalismo, los sin voz la recuperan durante unos segundos de exclusiva: en los medios enmarcan los testigos directos y sus «recorridos extraordinarios» antes de llegar a las fronteras de los enclaves españoles. Pero nada se cuenta de los verdaderos inmigrantes ilegales, del viaje de los encorbatados ejecutivos, políticos y militares hacia riquezas controladas y explotadas, todavía hoy, con los mismos sistemas perversos de la época colonial.
Actualmente se dan tres situaciones:
1. La inmigración ilegal se define por las incursiones ilegales. Y, una vez dentro, por sus consiguientes actividades ilegales. ¿Ninguna persona es ilegal? Lamentablemente creo que sí hay ilegales.
2. La inmigración ilegal se ayuda de mafias organizadas que buscan enriquecerse de manera rápida y fácil, desestabilizando todos los procesos éticos que, inevitablemente, alcanzan velocidades más lentas (pero legales) para sostenerse. ¿Todos somos iguales? Me temo que no.
3. La inmigración ilegal, a pesar de la repetición y los malentendidos, está en otra parte. Justamente en la «otra» parte: el lado inverso.
Ejemplos de estas situaciones en el caso de Níger
Djibo Bakari lideraba a mediados de los años 50 las esperanzas de cambio y revolución social que se vivían igual de intensamente en Níger que en otros países africanos a punto de independizarse. Níger era por aquel entonces colonia de Francia. Bakari y el movimiento Sawaba habían conseguido ganar las elecciones municipales de 1957 gracias a la fuerte movilización popular a través de estructuras que, en el ámbito rural, se articulaban bajo formas de organización tradicional como la Sama yu (asociación de jóvenes), Suna’u (corporación de oficios) y asociaciones de mujeres, y que en la ciudad se convertían en sindicatos (1). También empezaba a tejer relaciones más allá de las fronteras, como por ejemplo con el carismático presidente de Ghana Kwame Nkrumah.
En 1960 Níger accede a la independencia con Hamani Diori como presidente. La nueva realidad histórica mundial forzaba a Francia a descolonizar el continente, así que De Gaulle había planeado continuar controlando los territorios que oficialmente abandonaban. Para eso necesitaba comprar a los líderes políticos que empezaban a gobernar en los nacientes estados. Una de estas figuras claves para el mantenimiento del poder francés en África fue el presidente de Costa de Marfil Houphouët-Boigny, que se convertiría en uno de los dictadores más ricos del mundo. Éste presidía el RDA (Rassemblement démocratique africain), del que el nuevo presidente de Níger, Hamani Diori, formaba parte. Como el mismo Djibo Bakari declaró: «hacía falta estar loco para pensar que Francia dejaría escapar e independizar a un país que compartía 1500 km de frontera con la rebelde Argelia (2)». El movimiento Sawaba fue duramente reprimido hasta prohibirlo y Bakari tuvo que exiliarse. Aún así, durante esos años los movimientos de resistencia continuaron, apoyados por Ghana y Argelia, con un goteo constante de muertes inocentes (especialmente en 1964) y un consiguiente desgaste de la sociedad civil, que veía como la hipotética independencia y los beneficios de la descolonización estaban cada vez más lejos.
A principios de los años 70 se descubre un importante yacimiento de uranio en Arlit, explotado a partir de 1974 y que coloca a Níger tercero en el ranquing de reservas mundiales. Hamani Diori manifiesta su voluntad de emanciparse de la tutela francesa. El 15 de abril de 1974 Diori es derrocado del poder por el general Seyni Kountché, un militar retirado del ejército francés (con el que luchó en las guerras coloniales de Indochina y Argelia). Kountché suspende todas las instituciones, disuelve la Asamblea Nacional e instaura el Consejo militar supremo, donde él mismo será jefe de estado, ministro de defensa y del interior (3). Las estadísticas muestran cómo, desde el momento en que Kountché se hace con el país, empiezan las exportaciones de uranio a Francia (único país beneficiario), que aumentaran cada vez más a lo largo de los años. Con el mineral que explota en Arlit, el grupo francés AREVA-COGEMA ha podido desarrollar la producción de electricidad de origen nuclear (77% de la producción de electricidad en Francia contra el 17% de producción media en el mundo). De poseer tan sólo un 4% de reservas en su territorio, Francia pasó a ser el cuarto productor mundial de uranio. Mientras tanto, de 1974 a 1987, la estrategia constante de Kountché será la corrupción, el desvío de las ayudas al desarrollo (con la complicidad del gobierno francés) y también la eliminación progresiva de sus adversarios potenciales. Durante la década de los 80, los movimientos sociales, especialmente los sindicatos obreros y los estudiantes y profesores, sufren la represión directa del ejército en cada una de las innumerables manifestaciones e intentos reivindicativos que llevan a cabo. La muerte de estudiantes durante la visita de Mitterrand en 1982, y la intención del gobierno socialista francés de perpetuar la ilegalidad y el apoyo a las dictaduras africanas para obtener altos beneficios económicos y geopolíticos, enterraron cualquier optimismo de la población. Todavía ahora, con el neogaullismo gobernando Francia, la tónica general en las sociedades de las excolonias francesas, con los inmigrantes neoliberales ejerciendo ilegalmente en el continente, las opiniones no son nada favorables. Como recordaba en verano del 2005 el cantante marfileño Tiken Jah Fakoli, el ciudadano francés tiene que percatarse que, dejando hacer a las empresas y al gobierno francés, él también se encuentra terriblemente perjudicado y padecerá las consecuencias de manera irremediable.
El periódico satírico africano Le Gri-Gri denuncia los hechos. En la viñeta, ante un hombre sorprendido por la luminosidad que emana la mujer, ésta le responde: «Son las radiaciones de COGEMA».
En 1991 la fuerte presión social lleva a las elecciones democráticas, entrando en unos años de gran ilusión política. Otro golpe de estado (en 1996), que dará paso de nuevo a elecciones, hace que la estabilidad política esté condicionada por las necesidades económicas y geopolíticas de las potencias ilegales del primer mundo. Si durante los primeros treinta años Francia era casi la única potencia en mantener la relación neocolonial con Níger, la caída del muro de Berlín y la globalización económica de los 90 provoca la entrada de más inmigrantes ilegales en el rico «el dorado» francófono. En 2001, los otros accionarios de Cominak, una de las dos compañías filiales de AREVA-COGEMA que explotan las minas de uranio, son la española ENUSA y la japonesa OURD. El estudio del impacto que tienen estas extracciones sobre las poblaciones y el medio ambiente, realizado en abril del 2005 por la CRIIRAD (Comission de Recherche et d’Information Indépendantes sur la Radioactivité), y a pesar de los obstáculos de AREVA-COGEMA para que no saliera a la luz, es un ejemplo más de cómo actúa la verdadera inmigración ilegal ayudada por las mafias sin escrúpulos: expoliación de las materias primas sin que la población se beneficie, equipos de seguridad inexistentes durante décadas, y ahora del todo insuficientes (aunque curiosamente los informes de los médicos de la empresa afirmen que en todos estos años no se han producido enfermedades laborales), contaminación del agua, empeoramiento de la salud en las poblaciones cercanas… El informe completo puede leerse en:
http://www.criirad.com/criirad/actualites/Dossiers2005/Niger/RapportSHERPA23 0405.pdf
En junio del 2005 los periódicos de todo el mundo anunciaban lo que ONG’s y asociaciones ya llevaban meses diciendo: hambre. Las duras condiciones climáticas, la plaga de langostas del año anterior (que la ONU decidió no combatir y que arrasó los cultivos) y también la incompetencia del presidente Tandja (reelegido en diciembre del 2004) y su lentitud en afrontar la crisis, son los culpables directos de que unos 3,6 millones de habitantes (de 11,8 que tiene el país) se encuentren amenazados por el hambre, según estima la ONU. Ese mismo mes, Tandja se reunía en la Casa Blanca con Bush y otros dirigentes africanos: la lucha contra el terrorismo los convierte, según el presidente norteamericano, «en unos verdaderos patriotas».
Mientras, miles de personas en Níger se manifestaban convocados por sindicatos y asociaciones en favor de una ayuda real a los más desfavorecidos: las agencias de la ONU y el gobierno de Níger decidieron que la ayuda a los más pobres no tenía por qué ser gratuita, sino vendida a plazos o a cambio de horas de trabajo. Las imágenes de las movilizaciones masivas contra éstas y otras decisiones para afrontar la crisis político-humanitaria, que dictan los consejos de la ONU y el gobierno de Níger, apenas se difundirán. Como escribe Jean Nanga a finales de ese mes de junio: «Este régimen se caracteriza por la represión a los estudiantes que se oponen a la mercantilización de la universidad, a los organizadores del Forum Social de Níger, a los sindicalistas en huelga contra el nuevo plan de jubilaciones de los funcionarios, a los principales dirigentes de la Coordination Démocratique de la Société Civile du Niger (CDSCN), que han organizado la gran movilización popular (entre marzo y abril del 2005), con una manifestación de 100.000 personas en Niamey contra la subida del TVA (IVA) y del encarecimiento de la vida… En este periodo de movilización contra la globalización neoliberal, las luchas llevadas por este pueblo, de manera casi permanente, se encuentran muy lejos de los medios de comunicación que edifican la opinión internacional y padecen un déficit flagrante de solidaridad por parte del movimiento altermundialista (4).» ________________________________
(1). Claude Raynaut y Souleymane Abba: «Trente ans d’indépendance: Repères et tendances» en Politique Africaine nº 38: Le Niger : Chroniques d’un Etat (París, 06/1990)
(2). «Du parti progressiste nigérien au Sawaba», entrevista con Djibo Bakary en Politique Africaine nº 38 (www.politique-africaine.com/numeros/pdf/038097.pdf)
(3). Odile Tobner: «Un peu d’histoire» (Billets d’Afrique nº 139, 09/2005)
(4). Jean Nanga: «Famine et Marchandisation de la Charité au Niger» (SolidaritéS, 28/06/2005)