Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa
Hoy en día, Irán es uno de los países más afectados por el coronavirus. Oficialmente, la enfermedad ha provocado cerca de 3.000 muertes hasta finales de marzo y ha afectado a más de 40.000 personas [6 de abril: 65.000 y 3.750 muertes, según el sitio de la Universidad John Hopkins] en una población de 82 millones de habitantes, cifras que muy probablemente han sido subestimadas por las autoridades. En Irán, la epidemia estalló muy pronto, a finales de enero o principios de febrero, lo que puede explicarse por sus numerosos intercambios con China. «Debido al embargo internacional, China es el único país que todavía compra petróleo a Irán mediante un sistema de trueque, con sumas congeladas en yuanes en cuentas bancarias chinas que se utilizan para importar a Irán bienes producidos en ese país», explica Thierry Coville, especialista en economía iraní.
Qom, epicentro de la epidemia en el país
El régimen iraní se ha destacado en esta crisis por su falta de transparencia. Los primeros casos de Covid-19 fueron ignorados para asegurar la participación en las elecciones parlamentarias del 21 de febrero en las que, sin embargo, fue batido el récord de abstención, la que alcanzó el 42,6%. «¿El gobierno del Presidente Hassan Rohani contaba con los medios suficientes para poner en cuarentena la ciudad santa de Qom, donde viven los más altos dignatarios chiítas de Irán? «Thierry Coville añadió que las autoridades parecen estar cada vez más» sobrepasadas por los grupos extremistas, especialmente en esta ciudad. Qom y su mausoleo de Fátima Masoumeh [hija del séptimo imán chiíta, Moussa Ibn Jaa’far, y de Najma Khatoun, hermana del octavo imán chiíta], un lugar de peregrinación muy popular, son el epicentro de la epidemia en el país, aunque el acceso al mausoleo haya sido restringido desde mediados de marzo.
Un sistema de salud vulnerable
La gestión de la epidemia también se ve afectada por la política de sanciones impuestas por los Estados Unidos. Desde que Donald Trump se retiró en 2018 del acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní, firmado en 2015, e impuso un nuevo conjunto de medidas punitivas al país, las exportaciones de petróleo de la República Islámica cayeron de 2 millones de barriles diarios a apenas 300.000 barriles.
La principal consecuencia ha sido un pérdida del 40% de sus recursos presupuestarios y una recesión del 9,5% en 2019, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una inflación de 37%. En este contexto, señala Thierry Coville, «el sistema sanitario iraní está mal equipado para hacer frente a la epidemia, aunque es cierto que cuenta con personal muy bien formado». «Sigue siendo un buen sistema de salud, aunque la falta de medicamentos sea terrible», añade Bernard Hourcade, geógrafo, especialista de Irán. También hay escasez de guantes, máscaras, trajes, equipo de reanimación, etc.
No hay contención general
El gobierno decidió destinar el 20% del presupuesto a la lucha contra el virus, pero los hospitales siguen estando al borde de la saturación. A pesar de ello, el presidente iraní dijo el 15 de marzo que ninguna ciudad sería puesta en cuarentena, probablemente por temor a no poder alimentar a la población confinada y a paralizar aún más la economía del país. El resultado es que «los iraníes ya no confían en la palabra de las autoridades públicas», dijo Coville. «Hay una reacción general de desconfianza», confirmó por su parte Bernard Hourcade.
Entre las primeras medidas tomadas contra el Covid-19, Irán cerró escuelas y universidades el 19 de marzo. Sin embargo, las oficinas públicas siguen abiertas, aunque con un horario reducido. «El 25 de marzo, un portavoz del gobierno dijo que los viajes de una ciudad a otra estaban prohibidos. Hassan Rohani añadió que los parques podrían cerrarse en los próximos días y que seguramente habrás más medidas restrictivas, sobre todo en lo que respecta a la circulación de la población», dijo Coville.
¿Qué consecuencias?
«El gobierno moderado del Presidente Hassan Rohani va a salir debilitado de esta crisis», dice Hourcade. El especialista del Irán considera que el término «régimen», un concepto monolítico, no refleja la realidad de la vida política iraní, en la que varias facciones se enfrentan entre sí en la cumbre del Estado. La crisis sanitaria podría así favorecer a Mohammad Ghalibaf, ex Guardia Revolucionario, alcalde de Teherán de septiembre de 2005 a agosto de 2017 y presidente del Madjlis, el parlamento iraní. La Guardia Revolucionaria, el cuerpo armado de élite del régimen, mantiene, según subraya el investigador, «una base amplia y eficaz ya que dirigen las milicias basiji en particular», y la situación podría crear expectativas en un «hombre fuerte providencial». «La crisis actual está debilitando el campo moderado. Los servicios de seguridad y los Guardias Revolucionarios están ocupando cada vez más espacio», confirma Thierry Coville.
Es verdad que las ONG pueden trabajar en Irán sin verse afectadas por las sanciones de los EE.UU. Pero el despliegue de un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF), por ejemplo, a pedido de las autoridades iraníes, incluido el Ministerio del Interior, fue cancelado el 23 de marzo por el Ministerio de Salud iraní. La ONG francesa había fletado dos aviones de carga con equipo necesario para desplegar una unidad de tratamiento de 50 camas. Pero no pudo ubicar estas instalaciones en la ciudad de Isfahán, donde sin embargo fue «bien recibida por las autoridades sanitarias locales», dijo MSF, y la organización declaró que «las conversaciones con las autoridades nacionales iraníes se mantienen para tratar de encontrar otro lugar de intervención, ya sea en Irán o en la región».
Además, se ha puesto en libertad a 83.000 presos comunes, bajo fianza o con suspensión de pena, para evitar la contaminación masiva en las cárceles. El preso político anglo-iraní Nazanin Zaghari-Ratcliffe fue liberado el 20 de marzo y el sociólogo francés Roland Marchal pudo regresar a París el 21 de marzo, a cambio, según Teherán, de la liberación por parte de Francia de un ingeniero iraní amenazado de extradición a los Estados Unidos. Por otro lado, su compañera, la antropóloga Fariba Adelkhah, que tiene doble nacionalidad, francesa e iraní, sigue detenida en Irán.
Sin embargo, la crisis puede volver a establecer vínculos entre el país y el resto del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) envió equipos a Irán. Francia, Alemania y el Reino Unido prometieron 5 millones de euros de ayuda. Y para entregar los suministros médicos, los europeos han utilizado por primera vez el Instex, un mecanismo concebido para continuar el comercio con Irán a pesar de las sanciones.
Y por primera vez en los últimos sesenta años, Irán ha solicitado 5.000 millones de dólares de ayuda al FMI. Dado el contexto sanitario, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió que se flexibilice o que se suspenda la política de sanciones contra países como Irán. El 22 de marzo, el Primer Ministro pakistaní, Imran Khan, pidió a los Estados Unidos que levantara las sanciones contra la República Islámica, al igual que el «Presidente chino Xi Jinping, el que se puso en contacto con Donald Trump para pedírselo también», dijo Hourcade. La política de sanciones parece inútil en una situación en la que todos somos atacados por el mismo virus».
* Artículo publicado en Alternatives économiques, 6-4-2020: https://www.alternatives-economiques.fr/
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Posdata:
Las opciones del poder teocrático y neoliberal
Según el Financial Times del 7 de abril de 2020, «Irán ha anunciado la aplicación de un paquete de préstamos garantizados por el Estado para apoyar a los más pobres y para estimular el consumo, y el gobierno se prepara para flexibilizar algunas de las restricciones laborales impuestas recientemente para contener el coronavirus».
El Presidente Hassan Rohani dijo que las medidas incluirían la garantía de un préstamo bancario de 10 millones de riales (61 dólares) para 23 millones de familias -la mayoría de la población- y préstamos a bajo interés de hasta 20 millones de riales para los hogares de bajos ingresos.
El paquete fue anunciado al día siguiente de que Rohani ordenara la reapertura gradual de los negocios considerados por él de bajo y mediano riesgo para la propagación del virus. La medida será aplicada inicialmente en todas las provincias, salvo Teherán, a partir del 11 de abril. Las mismas restricciones serán levantadas en la capital una semana después.
«Quedarse en casa sigue siendo el principio básico, pero estamos en una situación en la que no podemos decir que las empresas pueden dejar de trabajar durante mucho tiempo», dijo Rohani. «No podemos olvidarnos del distanciamiento social, pero tenemos que hacerlo de forma inteligente… Si no se respetan las cuestiones de higiene, corremos el riesgo de volver a caer en condiciones difíciles».
Muchas empresas tomaron esto como una luz verde para volver a una actividad normal, a tal punto que las carreteras y estaciones de metro de Teherán estaban llenas el lunes 7 de abril. Irán ha sido uno de los países más afectados por la pandemia, registrando alrededor de 65.500 casos confirmados y más de 3.700 muertes.
Pero el gobierno se ha mostrado reacio en cuanto a imponer una contención total debido a la preocupación por el impacto en la economía, ya devastada por las paralizantes sanciones estadounidenses.
La economía de la República Islámica (PIB) se redujo 9,5% el año pasado (2019), según el FMI, ya que las sanciones limitaron las exportaciones de petróleo iraní, las que pasaron de 2,8 millones de barriles diarios en mayo de 2018 a unos pocos cientos de miles y cortaron los vínculos del país con el sistema financiero mundial.
Es muy probable que la epidemia de coronavirus provoque una nueva caída de la producción y aumente el desempleo en un país que se enfrenta a una tasa de desempleo juvenil del 17,8%. Con recursos cada vez más escasos, el gobierno busca mantener la estabilidad social por todos los medios, después de las esporádicas protestas contra el régimen en los últimos dos años. En noviembre, varias decenas de personas murieron en las violentas manifestaciones que tuvieron lugar en todo el país tras el aumento de los precios del combustible.
Hassan Rohani dijo que el gobierno, que pidió un préstamo de 5.000 millones de dólares al FMI, había pedido 1.000 millones de dólares al fondo soberano del país para hacer frente al Covid-19.
«Estos mil millones de dólares y el crédito bancario deben ayudar a aliviar la recesión y la pobreza de millones de personas que pronto tendrán que elegir entre morirse de hambre o una posible muerte por coronavirus», dijo Saeed Laylaz, analista económico iraní. «La salud de la gente está ahora atada a la economía. Los pobres de los suburbios de las grandes ciudades son como una bomba de tiempo, tendrán que elegir entre morirse de coronavirus o de hambre».
El gobierno lanzó un pedido de ayuda internacional, calificando de inhumanas las sanciones estadounidenses, las que, según dijo, están provocando un número aún mayor de muertes debido a que muchos iraníes no pueden permitirse quedarse en sus casas.
[El levantamiento de las sanciones de los Estados Unidos es una exigencia de todos aquellos que luchan simultáneamente contra el poder dictatorial de los mulás y sus aliados y por los derechos sociales y democráticos de las masas trabajadoras y populares de Irán. Redacción A l’encontre]
Mientras que las universidades, escuelas, gimnasios, parques, santuarios, mezquitas y restaurantes permanecerán cerrados hasta nuevo aviso, las empresas estatales pueden trabajar con un tercio de su personal, el que aumentará a dos tercios la semana próxima. Algunas fábricas y comercios no esenciales también han reanudado las actividades.
«Cuando cerramos nuestro negocio antes de las vacaciones de Año Nuevo [20-22 de marzo], 15 de nuestros empleados habían sido diagnosticados con coronavirus. Ahora que han vuelto de vacaciones, 50 de ellos están infectados», dijo un hombre de negocios. «No hay manera de decirle a los trabajadores que se vayan y se queden en casa. No hay más remedio que hacer que la vida vuelva gradualmente a la normalidad». «Las familias que van a poder acceder a los préstamos bancarios de 10 millones de riales garantizados por el Estado pagarán sus deudas en dos años a través de retenciones de las prestaciones sociales».