Es bien sabido por analistas progresistas, especialmente marxistas, que una democracia burguesa funciona como una dictadura de los ricos para mantenerse en el poder y controlar a los trabajadores y limitar la influencia de cualquier disidente de la ideología capitalista dominante. Pero en EEUU pocas personas han leído Marx, mientras muchas identifican las palabras «marxismo», […]
Es bien sabido por analistas progresistas, especialmente marxistas, que una democracia burguesa funciona como una dictadura de los ricos para mantenerse en el poder y controlar a los trabajadores y limitar la influencia de cualquier disidente de la ideología capitalista dominante. Pero en EEUU pocas personas han leído Marx, mientras muchas identifican las palabras «marxismo», «socialismo», y «comunismo» con el totalitarismo o aún «el trabajo del diablo».
No obstante, en aquel país «más rico del mundo» ha surgido un nuevo fenómeno nunca visto en tal amplia escala. Figuras políticas prominentes de ambos partidos políticos proclaman que no existe la democracia en EEUU, y parece que una mayoría de la población esté de acuerdo. Los ciudadanos que creen que viven en «la tierra de los libres» (land of the free en inglés) se dan cuenta de que su nación no es democrática, ejemplificando así lo que muchos sociólogos llaman «un conocimiento contradictorio», o «mixed consciousness» en inglés.
1. NO ES DEMOCRACIA Y NUNCA FUE
En las palabras del ex-presidente (1977-81) Jimmy Carter, «America has no functioning democracy» y «Tenemos uno de los peores procesos electorales del mundo y se debe prácticamente a la excesiva entrada de dinero».[1] Cómo explica Mickey Edwards, un famoso líder conservador del partido Republicano y ex-miembro del Congreso estadounidense (1977-1993), «casi todos los americanos no saben cómo se decide quienes pueden ser candidatos, ni votan en las elecciones primarias presidenciales de los estados «.[2] Además, como observa Chris Hedges, «Aquellos pocos que reconocen la muerte de nuestra democracia, el sufrimiento innecesario infligido a los pobres y la clase obrera en el nombre de austeridad, y los crímenes de imperio – en breve los que nombran nuestra realidad presente y pasado – son excluidos de la esfera pública.» [3]
La verdad es que nunca hubo una democracia en los Estado Unidos. Siempre fue una república con protecciones constitucionales y extra-constitucionales para los súper-ricos. En las palabras del prominente historiador estadounidense Peter J. Frederick, «Lo que es nuevo es que las brechas [económicas] están ampliando y casi nunca han sido tan mal como ahora.» [4] Hoy en día, la percepción común y corriente de los rituales electorales cada cuatro años es que son «shows» manejados por un sistema monopartidista donde los súper-ricos y sus representantes, los jefes de los dos partidos, deciden el resultado final (otros partidos políticos alternativos son prácticamente excluidos de participación.) [5]
Contrario al mito de la democracia, las elecciones presidenciales no son directas y populares, con cada ciudadano teniendo el derecho de votar, con cada voto contado, con cada votante igual a un voto («one man, one vote» en inglés). Por ejemplo, los residentes de Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses pero están prohibido de votar en elecciones presidenciales, porque Puerto Rico no es un estado (aunque puertorriqueños pueden votar en las estatales elecciones primarias.)
Es más. El resultado de cada elección para el presidente y vice-presidente nacional no es determinado por los votantes sino por el Colegio Electoral (Electoral College en inglés), un oscuro grupo de 538 personas supuestamente representando el ganador de las elecciones de sus estados (con la excepción de Maine y Nebraska) pero sin obligación legal de honrar aquellos resultados. Normalmente, los miembros del Colegio Electoral son nombrados por convenciones estatales de los dos partidos políticos y son líderes de sus partidos. Si ningún candidato recibe 270 votos en el Colegio Electoral, la Cámara de Representantes, actualmente controlado por el Partido Republicano, escoge el presidente. En 2000, el Colegio Electoral eligió un candidato quien no había recibido la mayoría ni la pluralidad de los votos populares, George W. Bush.
Así, el sistema electoral estadounidense huele no de democracia sino de autoritarismo y riqueza. Billonarios y millonarios escogen o controlan los líderes de los partidos y financian los candidatos, mientras sistemas de corrupción desde las aldeas y ciudades hasta los niveles estatales y federales resultan en la compra de votos de individuos; la negación del derecho de votar de millones; fraudes electorales; e incontables otros abusos.[6]
Durante las últimas décadas del capitalismo, marcadas por la «globalización» y el «neo-liberalismo,» las restricciones al derecho de votar han expandido tanto que más de la mitad de la población de EEUU de la edad legal de votar ya lo encuentra casi imposible. Es una de las muchas causas de la alta tasa del ausentismo en las elecciones: frecuentemente 50 % o más en las presidenciales; 64 % en la elección no-presidencial de 2014; y muchísimo más en cualquier elección primaria.
Ejemplos de la expansión de restricciones y abusos electorales incluyen:
- más cambios injustos en el diseño de distritos electorales para beneficiar a un titular, partido, o grupo («gerrymandering» en inglés), un proceso poco transparente llevado a cabo por estatales legisladores y jefes políticos y sus asesores que favorece a los votantes ricos, la pequeña clase media alta, y el partido en poder — en años recientes los Republicanos de las legislaturas.
- nuevas leyes bastante más estrictas de «voter-ID» (una prueba que el votante es legalmente calificado), una manera de reducir el número de votantes en comunidades de gente pobre y de minorías sociales, incluyendo Latinos cuyos dos apellidos «confunden» las autoridades públicas así justificando la denegación de su derecho de votar.
- incremento de chanchullos y «errores administrativos» en los procesos electorales
- en las estatales primarias de ambos partidos, Republicano y Demócrata, distintas maneras muy confusas de «elegir» sus delegados a las convenciones nacionales: en unos estados por caucuses; en otros por voto popular; en otros los delegados representan ni la mayoría ni la pluralidad de votos del ganador; en algunos los delegados elegidos pueden votar por cualquier candidato en la convención; en varios un votante de un partido puede votar en la elección del otro partido; y en muchos los «independientes» (el mayor bloc del electorado nacional) no pueden votar
- diferentes maneras, todas injustas, de tabular los resultados en las estatales primarias — en algunos estados el ganador recibe todos los delegados («winner take all» en inglés), en otros no, y en varios el candidato que pierde puede recibir más delegados que el ganador
- cambios en las reglas gobernando las primarias, frecuentemente al último momento, causando una confusión total para los votantes
- preparaciones inadecuados para las elecciones causando larguísimas colas y esperas de más de tres horas, como ocurrió el 22 de marzo 2016 en Arizona, un estado donde Latinos son 30 % de la población
- reducciones de presupuestos estatales para preparar la elección presidencial del 8 de noviembre de 2016, augurando colas y esperas aún más largas que las de 2012 o 2008
- por primera vez en 16 estados para la elección presidencial de 2016 nuevas restricciones del derecho de votar
- eliminación del derecho tradicional de inscribirse el día de la elección, otra forma de reducir el número de votos de gente pobre y de las y los discapacitados.
- reducción de oportunidades de «early voting» (el derecho tradicional de votar antes del día de la elección)
- nuevas reglas reduciendo el impacto de los votos en las primarias, incluyendo más estados donde los delegados «elegidos» supuestamente para representar un candidato no tienen que votar por el mismo candidato en la convención nacional
- la negación ilegal del derecho de votar como ocurrió en Brooklyn, Nueva York (lugar del nacimiento del candidato Demócrata «socialista» Bernie Sanders) cuando 126,000 personas fueron purgados de los padrones un poco antes de la primaria
- incontables irregularidades y momentos de caos en los lugares de votación
- cambios en las reglas gobernando las dos convenciones nacionales que permiten los presidentes de los comités nacionales de los partidos introducir al último momento nuevas reglas o eliminar reglas viejas.
Una regla electoral completamente no democrática es el papel de los «Súper-delegados» (superdelegates en inglés.) Aunque no son elegidos, votan en las convenciones nacionales de los dos partidos que nombran el candidato final para la presidencia. Los Súper-delegados son oficiales de los partidos que representan los liderazgos élites. En el caso de los Demócratas, los Súper-delegados incluyen miembros del Congreso y gobernadores de estados. Para la Convención Nacional de los Demócratas en Philadelphia (25 – 28 de julio 2016), los 720 Súper-delegados son 15 % del total de los 4.768 delegados — un porcentaje más que doble lo del Partido Republicano para su convención en Cleveland (18 – 21 de julio 2016.) Así que es muy posible que los Súper-delegados entregarán los votos que determinarán quien será el próximo presidente de EEUU.
No es nada misterioso el papel de los Súper-delegados. En una respuesta a Jake Tapper de la emisora CNN, el 12 de febrero de 2016, la presidenta del Comité Nacional Demócrata Debbie Wasserman Schultz, miembro de la Cámara, dijo que los Súper-delegados «existen en realidad para asegurar que los líderes del partido y oficiales elegidos no tienen que estar en una posición de competir contra activistas a nivel de las bases».[7] De los Súper-delegados Demócratas en 2016, casis todos prometieron votar por Hillary Clinton contra el senador Bernie Sanders, en efecto asegurando Clinton de la nominación a no ser que ella fuera condenada («indicted» en inglés) por el uso de sus E-mails personales posiblemente incluyendo información «clasificada» cuando fue Secretario de Estado (2009-2013.)
Finalmente, hay el papel sobre-determinante de los Super-PACs (Comités de Acción Política.) Los Super-PACs son paquetes de donaciones mega-millonarias de grandes corporaciones capitalistas y otros «individuos» a los candidatos.[8] De todos los candidatos presidenciales en 2016, solamente uno ha negado de aceptar dinero de ellos: Sanders (Donald F. Trump es un multi-billonario y dice que no necesita Super-PACs, pero los tiene.) No es de extrañar que las elecciones presidenciales siempre son compradas por lo que Sanders llama «la clase billonaria». Es precisamente por eso que él llama por el fin de los Super-PACs (cuyo valor se estimaba a más de mil millones de dólares al fin de marzo) y el lanzamiento de «una revolución política». En parte, Sanders ha comenzado un proceso social de tal revolución, aunque es muy dudoso que se lo pueda lograr en 2016. Su campaña sigue recibiendo contribuciones de millones de individuos, cada una de un promedio de 27 dólares–«un récord histórico.» [9]
2. LA FURIA DEL PÚBLICO
Debido principalmente a la crisis económica prolongada que ha generado la brecha creciente entre el llamado 1 % (ricos) y la mayor parte del resto de la población, la gente estadounidense se ve frente a un futuro con poca esperanza y está furiosa con «el establishment» (clase dirigente.) Esta furia, que se manifiesta en las elecciones primarias de ambos partidos y en protestas callejeras, preocupa los líderes del sistema político monopartidista y los súper-ricos. Aún más preocupante para la clase dominante es la crisis económica mundial y el eventual peligro de grandes levantamientos populares estadounidenses en las calles o los lugares de trabajo.
Poca gente en EEUU u otros países entiende de dónde viene la crisis económica mundial y hacia dónde va. Los economistas izquierdistas comparten algunos puntos de análisis pero no están de acuerdo en todo, y casi todos confiesan que es imposible predecir el futuro. Según ellos, la crisis tiene sus raíces en la sobreproducción industrial y la reducción de rentabilidad de las inversiones que alcanzó su apogeo a mediados del decenio 1970, después de la cual el gran capital comenzó a encontrar su «solución» más en el sector financiero, aliado con la gran industria, que en el sector productivo (con la excepción parcial de China que desarrolló ambos sectores). Desde EEUU y Europa se lanzaron guerras en el extranjero para recolonizar el mundo y apoderarse de los recursos naturales. Florecieron la producción de armas y una especulación frenética para generar más lucro. Los cambios tecnológicos (el internet, rápido transporte aéreo, enormes cargueros, robótica, etc.), la transnacionalización del capital, y las famosas «deudas» públicas y privadas se hicieron instrumentos claves no solamente para la especulación sino para la apertura de nuevos mercados, la mundialización de producción y comercio, y la reducción de salarios de las y los trabajadores, con el aumento correspondiente de rentabilidad y la privatización de todo hasta la vida misma — el llamado «neoliberalismo.» Poco a poco el proletariado moderno se convirtió en un precariado posmoderno, caracterizado por empleo inestable y sueldo insuficiente.
Así la acumulación de capital se basó en la llamada «globalización», enmarcada en la apertura de nuevos «mercados libres». Fue acompañado por la manipulación de las estructuras de deudas, monedas, y tasas de interés para transferir más dinero a los capitalistas internacionalistas. Hubo una creciente extracción de recursos naturales y productos primarios — o, más ampliamente, una extracción de todos los recursos humanos y financieros hasta enteras economías «nacionales», como en Grecia. El llamado 1% (en realidad una décima parte del 1%), liderado por los ejecutivos y especuladores de grandes bancos y corporaciones, extrajeron ganancias de los bolsillos del 99%, incluyendo miles de millones de empresarios pequeños y medianos, así generando un rencor popular contra el capital monopólico y su control de sistemas políticos. Una serie de burbujas económicas que reventaron culminó en los fracasos de los grandes bancos e instituciones financieras estadounidenses en 2007-2008 y la recesión internacional actual aparentemente sin fin.
Hoy por hoy, esta crisis está agravada por la inestabilidad financiera; la caída de los precios del petróleo y otras materias primas; una disminución del comercio mundial; una contracción de inversiones; una nueva ola de fusiones en EEUU que ha valido diez mil mil/millones de dólares desde 2008; [10] nuevas guerras de monedas en los mercados globales; y la bancarrota de algunas economías nacionales, incontables empresas pequeñas y medianas, algunos conglomerados y, desde luego, cientos de millones de familias. El escándalo de los «Papeles Panameños» en abril de 2016, el punto del iceberg de donde los ricos esconden sus billones, simbolizó dramáticamente la voracidad e inmoralidad del capitalismo responsable de tantos crímenes contra la humanidad.[11]
En EEUU, como en Francia, Alemania, Argentina, Brasil, México y otros países, hay tendencias del crecimiento de fuerzas políticas de la extrema derecha, acompañados por leyes y acciones gubernamentales limitando las libertades individuales y sociales. El desvelamiento de información secreta del gobierno por los delatores patrióticos Edward Snowden, Julian Assange, y el soldado Chelsea Elizabeth Manning ha confirmado la derechización y actos criminales del gobierno estadounidense, incluyendo el espionaje llevado a cabo que afecta toda la ciudadanía y hasta ciudadanos de otras naciones, como presidentes, primer ministros, y víctimas de bombardeos y tortura por las Fuerzas Armadas de EEUU.
Desde el «Patriot Act» de 2001, nuevas leyes decretadas y aprobadas por el Congreso han limitado las libertades de expresión y reunión. Sirven para justificar la persecución de activistas en los nuevos movimientos sociales y la represión violenta de protestas pacíficas. Mientras tanto, ha aumentado la tasa de encarcelación de minorías y de la persecución de inmigrantes y sus familiares ciudadanos, especialmente en comunidades latinas donde muchas familias han sufrido destructivas deportaciones durante la presidencia de Barack Obama (2,5 millones, más que nunca.)[12] La tasa de policiales asesinatos de adolescentes y niños Afrousamericanos y Latinos también ha acelerado durante el mandato de Obama. Las policías y otros departamentos de seguridad del estado siguen militarizándose, ocupando comunidades enteras como una fuerza de conquista. Policías locales bien armadas patrullan hasta las escuelas, a las cuales ocho millones de niños no asisten porque son una parte de los 41 millones de estadounidenses viviendo por debajo de la línea de pobreza. Además, en los ojos de muchísimos oficiales, políticos y votantes, ser musulmán equivale a ser terrorista; ser «persona de color» significa ser persona peligrosa posiblemente armada. El racismo estructural se fortalece.
3. EL RACISM0, NATIVISM0, SEXISM0, Y LA GENERACIÓN MILENARIA
Una causa principal de las victorias iniciales en las primarias del demagogo populista Trump y el ultraconservador Ted Cruz del Partido Republicano es el incremento del racismo y «nativismo» (nativism en inglés, o sean ideas, ataques verbales, abusos y asesinatos contra inmigrantes), producto no solamente de la historia de EEUU y las distorsiones de los medios de comunicación sino también de la rápida movilidad hacia abajo (downward mobility en inglés) de la famosa «clase media blanca». Hay otro factor casi nunca mencionado: la gradual pérdida de confianza por parte de los llamados «blancos» en su futuro debido a cambios demográficos.
Antes del año 2044 gente blanca será una minoría numérica y, si se incluyen Latinos que se definen «blancos» en los censos nacionales, será minoría en poco más de dos décadas. Además, en el año 2050 Latinos constituirán 29 % de la población, Afrousamericanos 13 %, y blancos 47 %. Varios hombres blancos bastante enojados y muchas mujeres de la derecha militan por Trump o Cruz, reflejando el temor que esta nueva realidad demográfica ha generado. Para muchos blancos, toda la palabrería electoral de «Haga América gran de nuevo» implica sutilmente un restablecimiento de white supremacy o sus privilegios de antaño. [13]
Los burdos discursos racistas de Trump calificando a los inmigrantes Mexicanos de ser violadores, asesinos y narcotraficantes, y su aceptación inicial del apoyo del Ku Klux Klan, ocurren en el marco de un racismo y un nativismo sistémico que los medios de comunicación han fortalecido año tras año. La popularidad de Trump entre blancos es mayor en lugares del país donde hay más frecuentes epítetos raciales. Irónicamente, hay un boom de Trump piñatas en las aldeas y ciudades donde viven familias mexicanas y centroamericanas o sus descendientes.
No son solamente personas blancas que contribuyen al nativismo. Varios Afrousamericanos (ya un porcentaje menor de la población que los Latinos) resienten a los inmigrantes «tomando sus empleos» o «causando la reducción de sus sueldos». En pequeña parte esto pueda ser verdad, pero la causa principal desde luego es el papel de los patrones. Durante las caso cuatro décadas del neoliberalismo los patrones han despedido millones, así reduciendo la porción de trabajadores permanentes y aumentando la creación de empleos de medio tiempo y la inseguridad de todas y todos. También se han aprovechado del desempleo «oficial» (5 % en 2016, o 10% si se incluyen empleados de medio tiempo) y la alta tasa de desempleo ocultado (disguised unemployment en inglés, por lo menos 17 %) para amenazar a las y los empleados con más despidos y cortes de salarios. Según la agencia federal de impuestos IRS, durante la presidencia de Bill Clinton (1993 – 2001) 45 % de los aumentos de ingresos fue al 1 % más rico, mientras en los años de Obama 97 % fue al mismo 1 %.[14] En breve, la popular desesperación económica ha crecido bastante.
Propaganda mediática y otros ataques a los sindicatos, junto con la cooptación de sus líderes, han logrado disminuir la influencia de la principal confederación de sindicatos AFL-CIO que ya representa solamente 7 % de los empleados del sector privado. El porcentaje de empleados en los sectores privados y públicos que pertenecen a sindicatos ha caído a 10 %. A la vez, la clase dominante sigue apoyando un programa migratorio de «trabajadores huéspedes» (aún más parecida a la esclavitud que el programa Bracero que la AFL-CIO ayudó terminar en 1964), mientras usa los medios de televisión y radio para estimular un nativismo resurgente y poner freno a las ocasiones periódicas de unificación de trabajadores y pequeños productores y comerciantes Afrousamericanos, Latinos, y blancos en sus luchas políticas o económicas por mejorar sus condiciones de empleo, de empresa pequeña, de vida, de futuros viables. Los patrones saben bien del refrán «divide y vencerás». [15]
Infelizmente por la mayoría de Afrousamericanos y Latinos, normalmente sus líderes sindicalistas y empresariales, sus caucuses en el Congreso, y sus políticos pretendiendo «representar la comunidad» apoyan el establishment y se benefician de los correspondientes redes de influencia (patronage networks en inglés.) Por eso, inicialmente Hillary Clinton recibió muchos votos de Afrousamericanos y Latinos en las elecciones primarias, aunque en elecciones posteriores Sanders cerró la brecha. [16]
Hay que destacar que no existe una «comunidad» étnica o racial como tal. Los nuevos movimientos como Black Lives Matter, BYP 100 (Black Youth Project 100), y otros contra la brutalidad policial como «I Can’t Breathe» (nombrado por el grito final de Eric Garner estrangulado por la policía de Nueva York en 2014, y apoyado por obreros saliendo de sus lugares de trabajo con el mismo grito en más de 190 ciudades para demandar un sueldo decente y el derecho de organizarse) han movido personajes como el cineaste Spike Lee, el rapero Killer Mike, y el académico Cornel West a declarar su apoyo por la candidatura de Sanders. Clinton ha tenido que admitir que cometió un error durante la presidencia de su marido Bill Clinton cuando en 1996 describió «juventud de color» como «súper-predadores».[17]
Hay muchos estudiantes, obreros, jóvenes, pequeños y medianos productores o comerciantes, y mujeres que han respondido favorablemente a la campaña de Sanders. Aunque hay que desconfiar de los sondeos y sus metodologías, según ellos Sanders y Clinton están empatadas en popularidad al nivel nacional.
La furia del electorado aparece fuertemente en la llamada generación «milenaria» (millennial en inglés, así llamada por haber llegado a su adultez acerca del año 2000.) Esta generación experimenta inseguridad de empleo; endeudamiento escolar afectando la mayoría de estudiantes en el sector público, un grupo ya clasificado como pobre o casi pobre; carencia de asistencia médica asequible; y otras frustraciones con «el sistema.» No le gustan las actitudes de las autoridades que defienden o reproducen «las reglas del juego» del establishment. Esta generación y la próxima no confían en los candidatos tradicionales como Clinton y Jeb Bush, ni aceptan las mentiras de los grandes medios, sobrepasándolos con su uso de los medios sociales. [18] Por lo general, entienden pero no comparten las experiencias o actitudes de generaciones precedentes. No aceptando la intolerancia (bigotry en inglés), muchos jóvenes están situados en matrimonios inter-raciales («mixed marriages» en inglés).[19]
No es sorprendente que hay tantos jóvenes apoyando la compaña electoral de Sanders, quien se declara un «socialista» en el sentido de «demócrata social». Sanders ataca el sistema de «bienestar corporativo» y busca reformas de la mayor dentro del capitalismo. El póster más común entre la juventud Sanderista es «Un futuro en que podemos creer». Los sondeos indican que más de 50 % de la generación milenaria y la juventud prefiere una alternativa «socialista». A mediados de abril, miles de personas participaron en las marchas y mítines a escala nacional de las multi-étnicas coaliciones «Democracia Despertando» y «La Primavera Democrática» que resultaron en 1,240 detenciones por actos de desobediencia civil. [20]
La mayoría de votantes jóvenes femeninos votan por Sanders. Ellas no consideran Clinton como una buena defensora de las vidas de mujeres y niños, sino como una mujer más del «club masculino de belicistas» culpable de la masiva destrucción de poblaciones civiles en Libya, Syria, y otros lugares. Rechazan las palabras supuestamente feministas de Madeline Albright (primera mujer de ser Secretario de Estado, 1997-1991, y otra belicista) que «hay un lugar especial en el infierno» para mujeres que no apoyan la campaña de Clinton.
Hay divisiones entre mujeres en cuanto al derecho de conseguir abortos legales, con la gran mayoría apoyándolo pero una militante minoría, principalmente conservadores Republicanos y gente muy religiosa, oponiéndolo. Gente conservadora y de la derecha cristiana prefieren la extrema derecha del Partido Republicano porque se opone a la legalización de los matrimonios «gay» y los derechos de personas no estrictamente heterosexuales (representada por el movimiento LGBT), mientras Clinton y Sanders dicen que apoyan aquellos derechos humanos. Según los sondeos, 74 % de mujeres en el electorado general rechazan Trump, cuyos epítetos misóginos son legendarios; solamente 39 % de las mujeres que apoyan el Partido Republicano tienen una opinión favorable de Trump.
4. LA REBELIÓN ELECTORAL: CANDIDATOS Y LOS MEDIOS
Aunque en las elecciones los votantes normalmente deben inscribirse como Republicano o Demócrata, en realidad poca gente son miembros de un partido. El mayor bloc del electorado consiste en personas que se consideran «independientes». Por lo general, la gente que se toma la molestia de votar en las primarias o la elección presidencial cada cuatro años lo hace porque cree que es su «deber» o porque le gusta la personalidad de uno u otro candidato. El «shopping,» o sea el consumismo superficial y la acumulación de cosas materiales no necesariamente útiles y nunca durables, continúa de ser más importante que cualquier elección.
Sin embargo, ahora pasa algo sorprendente e importante: una rebelión en el electorado contra el establishment. Por lo tanto surge la discusión pública sobre quiénes finalmente decidirán los candidatos presidenciales en las convenciones nacionales en julio. Hay muchos programas políticos en conflicto.
La única posición compartida por todos los candidatos, con la excepción parcial de Sanders, es la idea de «American exceptionalism», o sea la creencia que los estadounidenses y su «democracia» son los mejores del mundo y por eso EEUU debe liderar toda la humanidad hacia un futuro de derechos y valores «universales» como los suyos. Por eso, todos menos Sanders apoyan intervenciones militares o agresiones a otros países, golpes de Estado contra líderes o sistemas «anti-Americanos» o «indeseables», y hasta el envío de tropas a ciudades en EEUU para controlar disturbios o «mantener la paz». [21]
Los jefes tradicionales del Partido Republicano financian un nuevo Súper-PAC en favor del ultraconservador Cruz para evitar una mayoría de votos en la convención por Trump y así lograr una «convención de corretaje» (brokered convention en inglés) donde ellos puedan decidir el candidato después del primer balotaje, sea Cruz o alguien un poco menos extremista como el cubano-americano Marco Rubio o el gobernador de Ohio John Kasich, o posiblemente una persona más «centrista». Trump responde en formas típicamente contradictoria, notando públicamente que cree que habrá disturbios en la convención si él no ganara la nominación pero negociando privadamente con la «vieja guardia» del partido para recibir su apoyo. [22]
Cruz tiene muchos seguidores entre los extremistas del cristianismo fundamentalista que a veces votan por Trump. Cruz es más coherentemente conservador que Trump, quien cambia sus posiciones de un día a otro. Cruz es más anti-inmigrante, anti-LGBT, anti-musulmán. Cruz quiere eliminar el IRS que recibe y chequea los impuestos federales. Él tiene un plan de impuestos aún más favorable por las corporaciones y los ricos que lo de Trump o de otros candidatos Republicanos. Cruz siempre ha proclamado su oposición a la libertad de la mujer de conseguir un aborto, mientras Trump cambió su posición anterior para oponerlo ahora. Cruz critica Trump por su relativo apoyo de Seguridad Social, Medicare (programa federal de salud usando compañias privadas de seguros para servir gente más de 65 años de edad o con discapacidades), y la parte de Planned Parenthood que ofrece servicios para mujeres pobres. Ambos critican los tratados de libre comercio y la desindustrialización del país, pero a la vez defienden «el mercado libre» y la necesidad de quitar el gobierno federal de todos los campos, especialmente educación y salud. Se oponen a la sindicalización de obreros y cualquier movimiento social que no les defiende a ellos mismos.
En sus declaraciones sobre la política exterior, Trump en su retórica es un poco más proteccionista y súper-nacionalista que Cruz. Ambos caracterizan muchos países como «enemigos» de EEUU. Critican las políticas de Obama y Clinton por sus «derrotas» en el Medio Oriente. Recomiendan bombardear por saturación los lugares ocupados por el EI (Estado Islámico.) A veces Trump opone a la OTAN más que Cruz. Como cubano-americano muy contrarrevolucionario, Cruz opone a Cuba más que Trump, quien reconoce que el bloqueo económico contra Cuba no funciona.
Con respecto al uso de armas nucleares, Trump es un «loose cannon» (cañón suelto). No desecha usarlos en Europa y dice que los pondrían en Japón y Corea del Sur. Dado su aparente inestabilidad sicológica, la posibilidad de tener su dedo sobre el botón para lanzar bombas nucleares es escalofriante.
Todos los candidatos Republicanos quieren fortalecer las Fuerzas Armadas y sus más de mil bases militares en 150 países del mundo, sin contar algunas bases de los ejércitos privados de mercenarios y paramilitares. Aumentarían el presupuesto del Departamento de Defensa, ya equivalente a seis cientos mil de millones de dólares anuales, o sea la mitad del gasto militar mundial. Pero ambos partidos han aumentado aquel presupuesto desde el fin de la Guerra Fría, dando los militares una fuerte influencia sobre el gobierno, la política exterior e interior, y hasta la cultura de EEUU. A la vez, la mayoría del público se queja de los gastos extravagantes del Pentágono. [23]
Por su parte, el Partido Demócrata está menos dividido y caótico que el Partido Republicano, principalmente porque Clinton tiene el apoyo del establishment que le garantiza la nominación. La diferencia más notable entre Sanders y Clinton es el programa de un estado de bienestar de Sanders y sus propuestas contra la austeridad versus la adhesión de Clinton a la política neoliberal de Obama, es decir el statu quo.
No obstante, la obvia popularidad de la plataforma de Sanders ha forzado Clinton cambiar sus posiciones en algunos casos, por ejemplo el Acuerdo Transpacífico que ella ahora rechaza o la necesidad de aumentar el salario mínimo a $15 por hora, aunque ella lo aboga solamente por etapas comenzando con $12. Algo parecido ocurre con los planes de Sanders de gravar severamente los ingresos de los súper-ricos; proveer a la juventud acceso a educación libre y de mejor calidad; expandir Social Security para los no ricos; desmilitarizar y reconstruir el sistema roto de «justicia» en todas áreas: policía, cárceles, racismo, protestas pacíficas, criminalidad de los grandes bancos y sus ejecutivos, Wall Street, etc. Clinton ofrece un eco tardío y débil de todo esto con dos o tres lemas populistas o vagos promesas de hacer reformas inocuas.
En una manera mucho más fuerte que Clinton, Sanders defiende las libertades civiles; más empleos para la juventud Afrousamericana; derechos de los pueblos originarios y otras minorías sociales; los derechos humanos por lo general; medidas rápidas y concretas para resolver la crisis climática; la no injerencia en los asuntos de otros estados; y la paz. Sanders insiste en quitar el poder de Wall Street, mientras Clinton sigue recibiendo sus donaciones y se rehusa revelar el texto de su discurso a Goldman Sachs que le pagó 225 mil dólares y otros discursos bien pagados a las élites financieras. No es de extrañar que, según los sondeos, el público no tiene confianza en la honestidad de Clinton y le sospecha de ser corrupta y profundamente fiel a Wall Street.
En cuanto a los millones de inmigrantes Sanders rechaza la necesidad de «hacer la frontera segura antes de cualquier acto de legalización». Él apoya el desmantelamiento de los programas inhumanos de deportación y los centros privados de detención. Llama por el regreso de inmigrantes injustamente deportados y la unificación de familias deshechas.
Sanders insiste en un sistema de salud universal y libre, como en Canadá y otros países capitalistas, así rompiendo el control de las mega-corporaciones de seguros. Además, Sanders tiene propuestas para reducir radicalmente los precios de las obscenamente lucrativas compañías farmacéuticas. Clinton dice que sería mejor extender a más gente el modesto programa de salud del Presidente Obama que incluye el pago a las compañías de seguros y las farmacias. Sanders aboga por una educación libre en los colegios y las universidades públicas; una reducción radical de las onerosas deudas estudiantiles; y un sistema de Seguridad Social fuerte e inclusive.
Apoyando «energía limpia» y sostenible, Sanders ataca las industrias de combustibles fósiles, notando que Clinton acepta donaciones de ellas. Él recibe el apoyo del gran movimiento ambientalista. Ambos candidatos reconocen la necesidad de elegir Demócratas al Congreso, donde los Republicanos bloquean muchas propuestas del Presidente Obama.
Los jefes del Partido Demócrata siguen usando los medios, Super-PACs, y Súper-delegados para prohibir cualquier chance de que ganara Sanders. Si por alguna razón Clinton no lograra la nominación, es probable que el Vice Presidente Joe Biden u otra figura del establishment sería el candidato.
Ambos partidos se preocupan de quien nominará el noveno juez de la Corte Suprema, ya que un juez muy conservador se murió dejando la Corte divida 4 a 4 entre «liberales» y «conservadores.» Líderes del Partido Republicano en el Senado dicen que no considerarán el candidato nombrado por Obama y se debe esperar hasta la inauguración de un nuevo presidente el 20 de enero 2017 para considerar quien será el noveno juez.
Aunque a fin de cuentas el sistema político es monopartidista sirviendo la clase dominante, hay diferencias ideológicas entre los dos partidos, como en sus conflictos sobre los derechos de aborto; las políticas sobre programas de salud y Social Security (los Republicanos apoyan su completa privatización, los Demócratas no); inmigración; epidémico abuso de drogas y el narcotráfico;[24] la brutalidad policial y su militarización; la carencia de empleos y sueldos decentes; la gente sin techo; contaminación de dos mil sistemas de agua como lo de Flint, Michigan; protección del ambiente; y el uso de combustibles fósiles. Por lo general, en contraposición a los Demócratas, los candidatos Republicanos tienen posiciones conservadores y no progresistas. Niegan la existencia o la gravedad de una crisis climática, mientras los Demócratas lo reconocen pero hasta ahora hacen casi nada para resolverlo.
En sus programas de relaciones con otras naciones, casi todos los candidatos, menos Sanders, competen entre sí para aparecer lo más pro-Israel posible. Clinton recibe del lobby proisraelí AIPAC increíbles cantidades de dinero para financiar su campaña. AIPAC determina y aún escribe partes de las decisiones del Congreso y la Casa Blanca, mientras el Mosad de Israel sigue trabajando con la CIA en América Latina y otras regiones.
Sanders, un hijo de inmigrantes judíos cuyo padre perdió su familia en el Holocausto, no es sionista. Se declara orgulloso de ser judío, secular, y progresista. Condena Israel por su castigo colectivo de Palestinos y critica fuertemente las matanzas de ciudadanos inocentes en Gaza. Es el único candidato que declinó una invitación para hablar a la convención anual de AIPAC. [25]
Parece que las cuestiones de Cuba, Venezuela, y otros países de América Latina y el Caribe no importarán mucho en las campañas. Pocos votantes comprenden los procesos democráticos y revolucionarios allá, y muchos aceptan las mentiras de la acelerada contra-ofensiva de EEUU contra los gobiernos progresistas en toda la región. No entienden que la «revolución bonita» de Venezuela no es una amenaza a la seguridad de EEUU sino una esperanza para la humanidad. Es que los valores dominantes en el Norte son capitalistas e individualistas basados en la competencia, mientras en las partes progresistas del Sur son cada vez más de cooperación, solidaridad humana, y defensa de la madre tierra y generaciones futuras.
Sanders reconoce varios logros de las revoluciones allá, aunque describe Cuba como «autoritario y no democrático». Clinton afirma la propaganda tradicional que el gobierno cubano «desaparece personas, encarcela gente o aún mata gente por expresión de sus opiniones». Los medios de desinformación repiten las mismas mentiras.[26]
Sanders ha criticado las intervenciones militares de EEUU en la región, mientras Clinton y los Republicanos los ha defendido. Pocos votantes saben de las declaraciones por Obama manteniendo «el estado de emergencia» en relaciones con Cuba y Venezuela.
Una gran mayoría del público apoya la renovación de relaciones diplomáticas con Cuba (un triunfo del pueblo cubano y su revolución) y el fin del bloqueo económico contra Cuba. Los candidatos Republicanos prometen nunca cerrar Guantánamo sino agregar más presos y más tortura, mientras Clinton y Sanders habían votado por mantenerlo abierto cuando fueron senadores.
Los Republicanos atacan fuertemente todas las políticas de relaciones exteriores de Obama. Por su parte, Clinton defiende las mismas, aunque dice que la política en Syria es «un fracaso» y EEUU debe incrementar su intervención y ayuda militar allá para derrocar Presidente Bashar al-Assad. Sanders no es pacifista pero es más anti-intervencionista que todos los otros candidatos. En vez de la destitución de Bashar al-Assad, llama por una paz negociada en Syria con la ayuda de Rusia e Iran y la coordinación con los mismos para vencer al EI.
En EEUU hay mucho miedo de nuevos actos terroristas por parte de fanáticos islámicos. La vasta mayoría de la población habla con mucho odio de esto, pero poca gente habla en la misma manera de los individuos o grupos responsables de los nuevos actos terroristas que matan niños y adultos en escuelas y otros lugares casi mensualmente llevados a cabo por ciudadanos cristianos.
Un fenómeno importantísimo es el papel sobre-determinante de los grandes medios de información (o sea de desinformacíon y terrorismo), especialmente la televisión, propiedad de corporaciones e individuos súper-ricos, un monopolio económico y político del establishment. Existe un canal supuestamente pública, PBS, pero depende mucho en las donaciones de las grandes corporaciones o sus fundaciones «benevolentes». Todo el bombo que los medios dan a las elecciones presidenciales es un negocio que les genera mega-ganancias.
En breve, la televisión es un negocio, una parte integral del capitalismo voraz. Es por eso que Trump recibe más horas de cobertura que todos los otros candidatos combinados. Sus promesas escandalosas — como prohibir la entrada de musulmanes a EEUU o construir un gigantesco muro fronterizo pagado por el gobierno de México — y su lenguaje pintoresco, vulgar, e insultante atraen y hasta hipnotizan a docenas de millones de televidentes. No importa si Trump y todos los candidatos menos Clinton atacan a los mismos medios por ser mentirosos e irresponsables, porque los dueños de los medios saben perfectamente bien que el público comparte esa opinión y les interesan sus «ratings» más que la verdad. Como Trump dijo a la revista TIME: «Cuando yo aparezco en estos programas de TV los índices de audiencia doblan, se triplican, y eso se da el poder a uno.» [27]
A través de su preponderancia de cobertura mediática, Trump recibe libre cobertura de su campaña que vale cientos de millones de dólares, casi triple del valor de la cobertura que recibe Clinton (en comparación, Sanders recibe prácticamente nada.) Los medios reportan las nuevas campañas del establishment contra Trump, lo que no cambia la continuidad de su poderosa popularidad sino lo aumenta. Por el momento, el factor principal que afecta negativamente el futuro de Trump es el clamor popular contra sus posiciones extremistas y sus insultos que crean una atmósfera racista, sexista, y hasta neofascista. [28] Los medios no reportan los crecientes movimientos multi-raciales contra Trump, o los reportan solamente en términos de «violencia».
Hay que acordarnos que los noticieros y entrevistas en TV-lándia no son para informar honestamente sino para entretener. ¡Nadie mejor que Trump para el espectáculo! Su atracción para millones de telespectadores tiene larga historia confirmada: entre los años 2004 y 2015 fue un «reality TV star» gracias a su reality show The Apprentice (El Aprendiz, seguido por Celebridad Aprendiz). Trump se hizo famoso y popular, un nombre muy conocido (household name en inglés). En sus entrevistas y discursos durante la campaña electoral Trump repite frecuentemente expresiones de uso corriente de aquellos shows (como «you’re fired!» — «¡queda usted despedido!» cuando un concursante es eliminado de la competencia). El público, ya idiotizado por años de tal entretenimiento televisado, reacciona con carcajadas sin darse cuenta que le salió el tiro por la culata.
Cuando no ignoran a Sanders, los medios repetidamente le hacen maltratos, mentiras, y malas comparaciones como, por ejemplo:
- bloqueos de sus discursos o interrupciones de su emisión sin explicación
- iguala su compaña a lo de Trump, en el sentido de ser «populista» que atrae solamente los votos de hombres blancos enojados
- ignora su ideología «socialista», o lo equivale a ser de la «izquierda» e implícitamente extremista, no patriótico
- en vez de explicar su llamado a «una revolución política», lo ignora o ridiculiza
- ser manifestante contra Trump se iguala a ser culpable de cualquier violencia que ocurra, o sea que es Sanderista violento
- da mucha publicidad a los clichés de Clinton contra la violencia sin mencionar toda la violencia en Libya, Honduras y otros países que ella desató como Secretaria de Estado [29]
- no responsabiliza a Trump por los actos violentos de sus seguidores aunque él los instiga en sus mitines y su director de campaña es acusado de agresión violenta contra una periodista
- rechaza el «socialismo» de Sanders mientras hace potable las groserías e ideas de Trump, catalogándole a Trump de ser populista o nacionalista y nunca racista o misógino
- dicen que Sanders recibe pocos votos de las minorías y nunca reporta su rápida avance en recibirlos (como no reporta las nuevas protestas militantes por Afrousamericanos y Latinos contra la brutalidad policial y las deportaciones)
- elogia Clinton por su «realismo» y «experiencia», acusando Sanders de no tener detalles de su plataforma «idealista»
- dice que Clinton tiene asegurado el apoyo de los sindicatos y Sanders no, cuando en realidad Sanders acumula más apoyo de sindicalistas cada día
- nunca menciona los movimientos sociales movilizándose por Sanders, como Working Families Party y otros
- informa constantemente del enorme número de Súper-delegados prometidos a Clinton (a pesar de la explícita prohibición por el Comité Nacional Demócrata de tal práctica), para decir que ya ella está asegurada de la nominación en la convención nacional y no tiene sentido que Sanders sigue en la campaña [30]
Hubo dos momentos decisivos en marzo que revelaron lo mentiroso y engañoso de los medios: la victoria de Sanders en la elección de Michigan el 8 de marzo cuando los medios habían indicado que Clinton ganaría por 30 puntos; y las protestas multi-raciales de estudiantes en la Universidad de Ilinois Chicago (UIC) contra Trump el 11 de marzo que causó Trump cancelar su mitin allí.[31] El impacto causó los medios monopólicos tomar en serio las campañas populares contra Trump y por primera vez atacar un poquitico a Trump durante unas cuantas semanas, pero sin reducir la cobertura de Trump. Por el contrario, en abril los medios aumentó su cobertura y en términos favorables por Trump cuando él ganó muchas primarias por 60 % y así apareció capaz de lograr una mayoría de delegados para ganar la nominación. Públicamente e irónicamente, Trump alabó esta nueva cobertura favorable.
5. «DEMOCRATIZAR LA DEMOCRACIA», MOVIMIENTOS SOCIALES Y EL FUTURO
Un slogan popular de los movimientos sociales contemporáneos en muchas partes del mundo es «democratizar la democracia». Es una manera de destacar una obvia realidad: las democracias burguesas no son democracias.
La gente en los movimientos sociales progresistas estadounidenses sobre este y otros temas apoyan tal democraticización. Además, rechazan el neoliberalismo y las prácticas de los gobiernos de cualquier partido, sea bajo un presidente Obama o un presidente Bush, una Clinton o un Trump. No obstante, la historia nos muestra que tales disidentes normalmente votan por el candidato Demócrata como «el menor de dos males». Según varios sondeos, Clinton ganaría contra Trump por muy poco y Sanders ganaría por quince puntos o más. Aún si Sanders fuera presidente no podría implementar su programa porque el Estado está situado en un sistema capitalista neoliberal y la clase dominante nunca permitirá ni un socialismo ni una serie de reformas que limitan o eliminan su influencia y riqueza.
Históricamente, los movimientos sociales vienen y desaparecen. Sufren represión violenta y divisiones internas; faltan a unificarse entre sí; no crean estructuras organizativas perdurables. A pesar de eso, recientemente cuando un movimiento aparece y desaparece frecuentemente nos deja un concepto o una idea que se generaliza, como en el caso del «Occupy Wall Street» (2011) que nos dejó los conceptos «el 1 % y el 99 %»; o el movimiento pro-Sanders que ya ha legitimado el uso de la palabra «socialista» (inimaginable durante la Guerra Fría.) Sin duda, hay una nueva y rara situación en EEUU y en el mundo que lo hace casi imposible predecir el futuro o la sobrevivencia del planeta; pero sí, es posible crearlos con la solidaridad humana y aún en paz. [32]
Normalmente, una campaña electoral a favor de un candidato anti-establishment colapsa si no se gana la nominación. Sanders ha dicho que apoyará a Clinton si ella lo ganara. Por eso, un proceso de latente desilución entre los seguidores de Sanders ya ha comenzado. Después de la elección en noviembre tal desilución pudiera ser fatal.
Los debates internos entre los Sanderistas de la base sobre el «qué hacer» ya han comenzado y son intensivos y conflictivos. [33] Hay por lo menos cuatro «futuros» considerados: uno que mantiene el movimiento electoral bajo el slogan «Ocupar el partido» con la posibilidad de ganar control del Partido Demócrata a largo plazo (una posibilidad inimaginable si uno estudia la historia del país); otro que reconoce que eso es una fantasía y rechaza elecciones para mantener el movimiento Sanderista para hacer la «revolución política» desde las bases de los movimientos sociales progresistas; una tercera posición apoyada por varios «electoralistas» propone una combinación de las dos anteriores, una estrategia de dualidad, adentro y afuera del partido, favoreciendo candidatos independientes cuando el establishment excluye su posición; la cuarta posición rechaza el electoralismo excepto en algunas estatales o municipales elecciones que se pueden ganar como se han ganado recientemente por candidatos socialistas e izquierdistas, y favorece la construcción de la unidad entre todos los movimientos y organizaciones sociales y progresistas y la creación de coaliciones multirraciales y multiusos para tumbar el sistema capitalista neoliberal y comenzar la transición hacia un futuro «socialista» o «comunalista» a través de una democracia popular, pluralista, y participativa, en que «el 99 %» hace el papel protagónico y se practica un internacionalismo de solidaridad humana.
Claro que ninguna de estas cuatro posiciones es tan sencilla como se resumen aquí, pero una realidad que todo el mundo reconoce es que históricamente los movimientos sociales sufren actos de violenta represión mucho más frecuentemente que cualquier campaña electoral de «rebeldes» como los Sanderistas (un elemento importante en las discusiones internas.) Otra realidad es que los modos tradicionales de crear organizaciones perdurables para partidos políticos o movimientos sociales no son posibles en el mundo actual de comunicación instante y el uso diario de los medios sociales.
La generación milenaria y un número creciente de personas de otras generaciones ya están comunicándose entre sí en fracciones de segundos. Con twytazos y otros medios sociales participan en incontables redes que aparecen y desaparecen, aún más rápidamente que los movimientos sociales que los provocan. La cuestión clave es como conectar las existentes y nuevas redes sobre los importantes problemas contemporáneos en «una red de redes» duradera, en vez de una serie de redes de poca duración como ocurrió en los casos de «la primavera árabe» y tantas otras «primaveras», cada vez más infiltradas y aún creadas y destruidas por la CIA y otras agencias de control y represión.
Una tercera realidad tiene que ver con la economía. Los candidatos presidenciales hablan de la necesidad de «reconstruir la infraestructura nacional» y crear millones de empleos útiles y decentes, pero con pocos detalles de cómo y dónde. Aún si fuera posible en un sistema capitalista, progresistas hacen un error cuando hablan solamente de reformas económicas estilo «New Deal» del Presidente Franklin Delano Roosevelt de la década de 1930. ¡Eso fue hace casi un siglo! Hay que ofrecer reformas más en sintonía con el nuevo mundo actual de manufactura, financiación, y servicios.
Tales reformas eliminarían las fábricas automovilísticas e invertirían en transporte público; nuevas tecnologías; energía limpia; parques; bibliotecas; centros comunitarios donde el público pueda usar nuevos productos útiles de «hi-tech» sin costo; limpieza del ambiente; tubería sin plomo para agua potable; recreación a precios asequibles; salud pública y libre; bancos comunitarios con tasas bajas de interés; hospitales, guarderías, viviendas, lavanderías automáticas, y restaurantes comunitarias libres o a bajos costos; educación pública, libre, diversa y de alta calidad en todos niveles; etc.
Aún en el caso improbable que se lograra algunas de estas reformas, la barbarie del capitalismo no desaparecería. Más que nunca las palabras de Rosa Luxemburgo «Socialismo o Barbarie» son aplicables a las realidades de hoy, porque el capitalismo actual es la Barbarie. Por eso se necesita crear un futuro de alternativas socialistas o comunalistas.
No hay una sencilla definición de estas alternativas porque todo depende en el contexto social de cada nación o región del mundo y la participación y liderazgo de los pueblos. Pero una cosa es cierta: sin luchar en cada lugar e internacionalmente por tal futuro no es posible la paz o la sobrevivencia de la humanidad y Madre Tierra.
Notas:
[1] http://rt.com/usa/carter-comment-nsa-snowden-261/;https://ensartaos.com.ve/2015/12/03/noticia/45541. También Carter, en coincidencia con muchos observadores internacionales, ha notado que «el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo».
[2] Mickey Edwards, entrevista televisada por Amy Goodman, «We Don’t Have Democracy in Our Political System,» http://www.democracynow.org/2016/3/15/former_gop_congressmember_mickey_edwards_we.
[3] http://www.truthdig.com/report/item/the_great_forgetting_20160110#.VpQZ9ugJJls.mailto. No es un accidente que durante casi dos décadas yo he tenido que escribir la mayoría de mis análisis en español, o que se conoce el trabajo de Noam Chomsky más en otros países que en EEUU.
[4] Peter J. Frederick, E-mail a James Cockcroft, 11 de enero 2016.
[5] En 2016 hay pequeños «terceros partidos» como el Partido Verde que tiene algunas posiciones a la izquierda de Bernie Sanders o el Partido Libertario que es no-intervencionista, pro-mercado libre, laissez-faire, y en favor de más libertades civiles.
[6] Es «normal» que las campañas electorales en todos los niveles, sean federales o locales, generan cantidades de escándalos como el famoso «Watergate» durante el gobierno del Presidente Richard Nixon (1969 – 1974) o los fraudes electorales en grandes ciudades como Chicago y otras. Véase también https://portside.org/print/2016-04-04/american-elections-ranked-worst-among-western-democracies-here%E2%80%99s-why
[7] Citado en https://en.wikipedia.org/wiki/Superdelegate.
[8] http://portside.org/2016-04-24/new-gilded-age-close-half-all-super-pac-money-comes-50-donors
[9] http://cubaendefensadelahumanidad.blogspot.ca/2016/04/lo-posible-por-david-brooks.html. Hay que notar que recientemente pequeñas reformas en el sistema electoral han ocurrido en algunos estados: http://portside.org/2016-04-23/after-years-rollbacks-democracy-movement-making-gains-states
[10] $10 trillion en inglés — véase The Economist, 26 de marzo de 2016, página 23.
[11] http://www.defensahumanidad.cu/index.php/en-defensa-de/veracidad-y-la-pluralidad-informativa/1345-es-solo-un-fenomeno-de-panama-hechos-y-cifras-sobre-los-paraisos-fiscales
[12] http://fusion.net/story/252637/obama-has-deported-more-immigrants-than-any-other-president-now-hes-running-up-the-score/
[13] Jimmy Franco Sr., «The Browning of America and Its Effects Upon Society» http://www.latinopov.com/blog/?p=13230
[14] Véase la página del economista Jack Rasmus, https://jackrasmus.com (primero de marzo 2016.)
[15] Sobre estos temas la gran mayoría de investigadores están de acuerdo. Entre ellos, véase las obras y blogs (páginas) de Rodolfo Acuña, David Bacon, James Cockcroft, y Tanya Golash-Boza; también https://lists.riseup.net/www/info/isn. Además, cada año los 12 millones de inmigrantes «indocumentados» contribuyen a la economía más de diez mil millones de dólares y siguen salvando el sistema de Seguridad Social. Véase http://www.thenation.com/article/undocumented-immigrants-contribute-over-11-billion-to-our-economy-each-year/ y http://www.thedailybeast.com/articles/2014/11/29/how-immigrants-will-save-social-security.html.
[16] http://www.huffingtonpost.com/seth-abramson/bernie-sanders-just-trounced-hillary_b_9551782.html
[17] Fueron los años de la propaganda por la «guerra contra las drogas»; la nueva ley draconiano contra el crimen; la expansión de la pena de muerte; la militarización de los cuerpos encargados de imponer el cumplimiento de la ley; el fin de programas de bienestar; la implementación del TLC del Norte (NAFTA en inglés); y otros programas que incrementaron la encarcelación masiva de gente de color y la pobreza por todas partes. Véase https://newrepublic.com/article/129433/clintons-war-drugs-black-lives-didnt-matter
[18] Véase el artículo por John Bellamy Foster en https://www.vientosur.info/spip.php?article11125.
[19] Casi 10 % de todos los matrimonios en EEUU son inter-raciales, de los cuales 37 % son entre blancos y Latinos — http://madamenoire.com/432922/swirl-interracial-couples-america-numbers/ .
[20] Véase «1,240 arrested in past week as ‘Democracy Spring’ movement against money in politics…» http://www.salon.com/2016/04/20/1240_arrested_in_past_week_as_democracy_spring_movement
[21] Martin Oppenheimer, White Collar Politics (New York: Monthly Review Press, 1985),
páginas 20-44 («The problem of U.S. exceptionalism»); Marjorie Cohn, «Challenging American Exceptionalism» http://www.huffingtonpost.com/marjorie-cohn/challenging-american-exceptionalism_b_7156650.html
[22] Aunque el Partido Republicano trata de evitar su propia auto-destrucción, se han circulado rumores poco creíbles de que algunos líderes del establishment pudieran lanzar un candidato de un nuevo tercer partido si perdieran control del partido.
[23] http://portside.org/2016-04-04/force-unto-itself-military-leviathan-has-emerged-america%E2%80%99s-51st-and-most-powerful-state
[24] La mayoría de los votantes no se da cuenta que «su» gobierno nunca ha querido que la lucha contra el narcotráfico lo eliminara porque, como lo han notado expertos de la ONU y muchos economistas, el lavado del dinero anual salva los seis mayores bancos estadounidenses de la bancarrota.
[25] Actualmente, la opinión pública ha cambiado radicalmente en cuanto a Israel. Crecientes números de judíos en EEUU se juntan con miles de otros manifestantes en defensa de Palestina y contra la entrega a Israel de 10.2 millón de dólares cada día en ayuda militar estadounidense.
[26] Hay que notar que desde 1960, en todo el territorio cubano menos Guantánamo no han existido fuerzas paramilitares, escuadrones de muerte, matanzas de inocentes, asesinatos extrajudiciales, personas desaparecidas, presos torturados, violencia contra el pueblo, o personas encarceladas por sus creencias políticas. En el caso de la comunidad LGBT hubo abusos pero en las últimas décadas el gobierno ha admitido sus errores. En 2014 la Asamblea Nacional del Poder Popular prohibió la discriminación en el empleo por razones de orientación sexual. Mariela Castro Espín, la hija de Presidente Raúl Castro, ha propuesta una ley aún más amplia que reconoce todos los derechos LGBT. Para más información, véase http://marjoriecohn.com/human-rights-hypocrisy-us-criticizes-cuba/
[27] http://time.com/4268109/donald-trump-reality-television-apprentice-dancing-stars/
[28] La palabra «fascismo» refiere a un fenómeno político de hace casi 90 años. Hoy tiene un sentido peyorativo pero no apropiado para analizar las nuevas condiciones del mundo. En EEUU, la palabra «neofascista» destaca los peligros de lo que está pasando en las campañas electorales sin incluir más de una pequeña parte de la barbarie del neoliberalismo capitalista actual. Véase «Is Donald Trump a Fascist? Interview with Robert Paxton, Father of Fascism Studies», http://www.democracynow.org/2016/3/15/is_donald_trump_a_fascist_part
[29] Una realidad que no se reporta en los medios es la acusación por muchos defensores de derechos humanos que Clinton y Obama son «criminales de guerra» culpable de crímenes de lesa humanidad. ¡Berta Cáceres y tantos otros Hondureños presentes!
[30] Para más, véase: http://www.huffingtonpost.com/seth-abramson/bernie-sanders-just-trounced-hillary_b_9551782.html; http://portside.org/2016-03-27/labor-bernie-activists-take-political-revolution-their-unions
[31] http://www.npr.org/2016/03/11/470154065/donald-trump-rally-in-chicago-canceled-amid-widespread-protests
[32] Como dijo Fidel Castro en su reflexión «El hermano Obama»: «debo añadir, principalmente para los jóvenes…que no estamos suficientemente informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos y las conciencias que debiéramos tener para enfrentar las realidades que nos desafían… somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta». http://www.granma.cu/reflexiones-fidel/2016-03-28/el-hermano-obama-28-03-2016-01-03-16
[33] Cientos de grupos y millones de personas en toda la nación apoyan Sanders, incluyendo «People for Bernie,» la organización internacional ambientalista 350.org, los Demócratas Progresistos de América, los Demócratas Socialistas de América, el Sindicato Nacional de Enfermeras y varios otros sindicatos importantes.
Fuente: http://www.iela.ufsc.br/noticia/elecciones-en-eeuu-y-el-futuro-cinco-realidades