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Entrevista a Noam Chomsky, analista político y lingüista

«En América Latina se agrieta el sistema de dominación de Estados Unidos»

Fuentes: Diagonal

El intelectual disidente norteamericano hace para DIAGONAL un minucioso repaso de la evolución de América Latina y la política de dominación de EE.UU. DIAGONAL: Tras la victoria electoral de Evo Morales en Bolivia, el país parece fuera del control de EE.UU. Y no es el único que parece ofrecer alternativas al modelo estadounidense. ¿Cómo cree […]

El intelectual disidente norteamericano hace para DIAGONAL un minucioso repaso de la evolución de América Latina y la política de dominación de EE.UU.

DIAGONAL: Tras la victoria electoral de Evo Morales en Bolivia, el país parece fuera del control de EE.UU. Y no es el único que parece ofrecer alternativas al modelo estadounidense. ¿Cómo cree que evolucionará la situación?

NOAM CHOMSKY: No hay duda de que Washington está muy molesto con la situación; por otro lado, hace tiempo que Bolivia ha empezado a funcionar fuera del control norteamericano. Es una región tradicionalmente bajo dominación estadounidense, sobre todo desde la II Guerra Mundial, y algunas áreas, desde antes. Venezuela fue conquistada esencialmente por EE.UU en los años ’20, en el inicio de la Edad del Petróleo, cuando se descubrieron los enormes recursos del país. Aparte de esto y del Canal de Panamá, su control no se extendió hacia Sudamérica hasta el final de la II Guerra Mundial. Tras la guerra, Europa fue expulsada y el continente pasó a estar bajo la dominación de Washington, que, de alguna manera, siempre ha mantenido su control a través de la esponsorización de golpes de Estado y ayudando a grupos de rebeldes. Y ha sido fácil porque casi nunca ha habido oposiciones -aparte de la resistencia de las poblaciones locales- al derrocamiento de Gobiernos ni a la realización de masacres con total impunidad.

En la última década el sistema de dominación ha comenzado a agrietarse, el continente ha comenzado a moverse hacia grados de independencia que Washington no quiere tolerar, aunque no pueda hacer mucho al respecto. Las elecciones brasileñas, por ejemplo, fueron motivo de fuertes preocupaciones, aliviadas de alguna manera por que Lula no haya seguido políticas de izquierda, sino políticas no muy diferentes a las de sus predecesores. Aun así, Brasil representa un elemento de independencia que no gusta a EE.UU. En Argentina, Kirchner ha dicho al FMI que ‘ahueque el ala’ de la región y Washington no ha podido hacer nada. Ha sido un duro golpe para la Casa Blanca, dado que el FMI es casi una extensión de su Ministerio del Tesoro y es el guardaespaldas de los inversores, como en las viejas películas de gangsters. Así lo ha llamado el propio director del FMI, Rodrigo Rato: «guardaespaldas de la comunidad de inversores». Pero Kirchner y Lula no han estado mucho por su juego, así que Argentina y Brasil podrían quedar fuera del control del FMI.

De todas formas, el único golpe real a la dominación estadounidense ha sido Chávez. EE.UU ha intentado apoyar, si no lo ha organizado directamente, el golpe de Estado militar de 2002 para derrocar al Gobierno de Chávez. En aquella ocasión EE.UU. tuvo que retirarse rápidamente por la enorme protesta en todo el continente, donde la gente entiende la democracia de manera más seria de como lo hacemos en EE.UU. Después, EE.UU optó por la subversión interna, llamada «promoción de la democracia», que quiere decir sostener grupos que se oponen al Gobierno, como grupos de empresarios.

Esto es tradicional. Cuando Haití tuvo sus primeras elecciones libres y Aristide fue elegido en 1991, EE.UU, escandalizado, cambió su programa de ayudas para hacer que fueran a la oposición, y también USAID promovió proyectos de ‘promoción de la democracia’: esfuerzos para mantener a las clases ricas y a los militares y minar al Gobierno. Todo esto llevó a un golpe militar pocos meses después. Son básicamente operaciones subversivas. Y existe otra técnica tradicional: si la oposición es demasiado débil y no tiene la posibilidad de reunir una representación política representativa en las elecciones, la alternativa es desacreditar y deslegitimar los comicios. La técnica que se usa es convencer a la oposición para que no participe y poder sostener luego que estamos ante una dictadura.

Esto ha ocurrido hace pocos meses en Venezuela.

Exactamente, y es un modelo que se ha usado más veces, como en Haití en 2004. Y también en Nicaragua en 1984. En la historiografía occidental no existieron tales elecciones; en el mundo real existieron y fueron probablemente las elecciones más supervisadas de la historia moderna, al menos en aquel momento. Muchas personas las ratificaron y las definieron como honestas, pero EE.UU no podía tolerarlo, eligió a un candidato de la oposición que a la vez estaba en la cuenta de la CIA, lo hizo retirarse de las elecciones para poder hablar de dictadura. La prensa cooperó suprimiendo lo relativo al proceso electoral, hablaron sólo de dictadura fascista, algo que abrió las puertas a una expansión de la guerra americana contra el ‘terrorismo’ en Nicaragua, lo que destruyó al país.

Esto es lo que sucede ahora en Venezuela. Si lees los grandes periódicos que se ocupan de América Latina, como el Miami Herald, dicen que EE.UU está apoyando «elementos pro democracia anti Chávez». Según esta lógica, ser pro Chávez y pro democracia es imposible, porque la línea política americana es completamente opuesta. Poco importa si Chávez ha tenido casi el 80% de popularidad o que Venezuela guíe el continente entero apoyando gobiernos democráticamente elegidos. Esto es irrelevante. Lo que viene de Washington, del líder, es la verdad única y los periódicos se doblegan y siguen cuanto les viene dicho. Así que los únicos elementos pro democracia son anti Chávez y de esta manera la subversión sigue siendo bastante evidente.

Es interesante analizar la reacción de Occidente. Supongamos por un momento que Irán hubiera esponsorizado un golpe militar en EE.UU y hubiera derrocado al Gobierno. Imaginemos que Irán hubiera empezado a destinar a EE.UU enormes recursos para mantener elementos pro democracia anti Bush. No es ni siquiera imaginable. Para contemplar estos hechos y no comprender lo que son en realidad es necesario tener una profunda, pura y radical mentalidad imperialista con cientos de años de experiencia en aplastar a las personas bajo sus suelas.

La oposición a EE.UU se está extendiendo en las regiones del Sur. Bolivia ha elegido hace poco a su nuevo líder popular de centro-izquierda, Perú hará probablemente lo mismo muy pronto, Ecuador está más o menos en la misma dirección… Los indígenas de la región, que representan una parte enorme de la población, se están organizando por primera vez de manera unitaria, pidiendo derechos. Es el inicio de lo que alguno llama la «nación indígena», que va de Bolivia hasta Ecuador, donde los indígenas son mayoría y no están interesados en que los recursos sean robados por Occidente, sino que los quieren controlar ellos mismos y además ni siquiera están interesados en su explotación. No es obvio para los campesinos ecuatorianos que deban destruir sus tierras para que la gente pueda conducir su jeep entre el tráfico newyorkino. Por ello, hacen presión para preservar su vida y la de su comunidad, y para mantener el control de sus recursos. Esto es terrible para los poderes occidentales y para EE.UU, acostumbrados a tratar al resto del mundo como si fuera su campo de juego, cogiendo lo que quieren, aplastando a personas y diciendo alguna bonita frase sobre la democracia. En suma, haciendo lo que quieren.

Esto ya no está funcionando de Venezuela hasta Argentina, y es muy probable que veamos un Gobierno de centro-izquierda elegido pronto en México. Las únicas áreas que EE.UU tiene todavía bajo control son Centroamérica -debido a una década de guerras brutales y asesinas llevadas a cabo por la Administración Reagan, que causaron la muerte de cientos de miles de personas y devastaron sociedades enteras- y Colombia, que se muestra como un país que aún no ha empezado a avanzar hacia la independencia. Muchas otras cosas están ocurriendo, y todo forma parte de un contexto mundial fuertemente adverso a EE.UU.

Por primera vez en su historia, América Latina está empezando a integrarse. Los modelos coloniales de los españoles primero y después de los ingleses, franceses y demás han creado un sistema donde los países latinoamericanos eran orientados hacia las potencias occidentales que los controlaban. Ahora está comenzando la integración. América Latina tiene enormes recursos, grandísimas desigualdad, opresiones, violencia y poquísima interacción, pero este sistema está siendo derrocado.

Es difícil. Ha nacido una unión de las naciones pero de momento está sólo sobre papel; aun así comienza a haber una forma y es apoyada por otras fuerzas externas, en particular por China, que está especialmente hambrienta de recursos y no es como Europa, que puede ser intimidada por EE.UU. Éste dice lo que hay que hacer y Europa obedece, a veces con ejemplos extremos como Berlusconi. Hasta el más independiente de los países europeos teme ofender al ‘master’, pero China no puede ser intimidada. Ésta es una de las razones por las que EE.UU está tan obsesionado con China. No es una amenaza militar, simplemente rechaza la intimidación. Así que cuando EE.UU intenta aislar Irán, las multinacionales europeas comienzan a retirar sus inversiones (como la British Petroleum). China, sin embargo, permanece o empieza a invertir. Lo mismo pasa en América Latina. El comercio entre China y América Latina está creciendo. Los acuerdos con China están despegando lentamente, así como las relaciones con Europa, y también están naciendo relaciones sur-sur.

Y esto es realmente nuevo…

Absolutamente nuevo. Brasil, Sudáfrica e India, entre otros, están formando una alianza independiente del Sur. Y esto está escapando al control de Washington. Desde el final de la II Guerra Mundial, EE.UU dio por hecho un control casi total del planeta, a excepción de algunos sectores de Europa del Este. Hoy, la amenaza de Venezuela para EE.UU es aún más grande y tiene que ver con sus relaciones con Cuba. Estas relaciones escandalizan a Washington, pero están bien estudiadas. Ambos usan los puntos fuertes: Venezuela manda petróleo y Cuba personal altamente cualificado, tecnología médica, doctores, profesores… Es una relación natural que se está difundiendo por toda la región. Venezuela está creando programas bajo el nombre Operación Milagro: médicos cubanos con financiación venezolana van a lugares como Jamaica, encuentran personas ciegas curables quirúrgicamente, los llevan a Cuba, los curan y los vuelven a enviar a Jamaica. Todo esto aterroriza a EE UU.

A menudo ha afirmado que la región andina será el próximo interés del Gobierno de Bush, una vez fuera de Iraq, ¿piensa todavía lo mismo?

Antes de la invasión de Iraq creía que ésta no iba a durar más de tres días. Una de las razones de EE.UU para invadir fue que el país estaba indefenso. Después de duros bombardeos y un fortísimo embargo, Iraq se mantenía con celo. Creía que iba a durar poquísimo y que EE.UU habría mandado clases del MIT para planificar el sistema eléctrico y después habría guiado un Estado satélite. Pero se transformó en una de las peores catástrofes de la historia. Es increíble, EE.UU está inmovilizado, no puede irse sin establecer un Estado satélite basado en el modelo centroamericano o de los países de Europa del Este, con una democracia formal que haga parecer que las cosas funcionan de un modo justo. No puede irse y dejar el petróleo de Oriente Medio en manos de una serie de gobiernos chiíes que controlan Irán e Iraq, y de Arabia Saudí. Está en serios problemas. Pensé que el próximo paso de EE.UU sería la región andina, pero en este momento es imposible, está inmovilizado.

PETRÓLEO Y DESARROLLO
«Venezuela está rompiendo el modelo de EE.UU»
Las relaciones del Gobierno estadounidense con América Latina oscilan entre la demonización de la vía venezolana y la ‘protección’ militar de Colombia.

Diagonal: Por primera vez, Venezuela está usando el petróleo como un medio de integración…

N. Chomsky: El petróleo se ha usado generalmente sólo por dos razones: para llevarlo hacia Occidente y los países ricos, y para enriquecer a las empresas locales. Éste es el modelo de Oriente Medio y de Venezuela. Por eso Venezuela, que es en potencia un país muy rico, ha tenido siempre un sector de ricos muy pequeño de origen occidental que vive muy bien, y una enorme masa de personas gravemente empobrecidas. Éste es el modelo del petróleo: enriquece a la élite local y fluye a través de las multinacionales hacia Occidente, donde contribuye al desarrollo industrial.

Ha habido esfuerzos para un cambio. Nasser, presidente de Egipto, fue temido y comparado con un nuevo Hitler principalmente porque su nacionalismo se orientaba a usar los recursos de la región en la propia región, y no para enriquecer a Occidente y a las élites locales. Es la razón por la que tuvo que ser destruido. Esto marcó el nacimiento de la alianza entre EE.UU e Israel. Y esto es lo que está pasando ahora en Venezuela. Por primera vez, el país está usando los recursos energéticos para su desarrollo -podemos debatir si con más o menos éxito-, en reconstrucción, salud… Existe también cierto nivel de participación en el control de la industria petrolífera por parte de los trabajadores. De nuevo se puede discutir el éxito de estas políticas, pero el objetivo del programa es claro y esto trastorna a Washington. La idea de que los recursos de un país deban ser utilizados por la gente de ese país da miedo de verdad.

«Los recursos de Venezuela deben ser usados por nosotros»: esto está claro a todos los niveles políticos, también para los que llamamos liberales o humanistas. George Cannon, considerado un héroe liberal, fue uno de los principales planificadores de finales de los ’40; su posición sobre América Latina era que debíamos apoyar gobiernos militares para proteger nuestros recursos, y si para ello era necesario recurrir a medidas militares y represiones, bienvenidas eran. Durante la Guerra Fría teníamos que protegerlos de los comunistas, pero por comunista se entiende cualquiera que se meta en nuestra calle. Tenemos que proteger nuestros recursos con represión si es necesario, ésta es la visión también de los extremistas liberales, y no ha cambiado. Venezuela está rompiendo el modelo y es un grave problema para EE.UU, dado que Chávez es muy popular.

¿Es posible que la popularidad de Chávez y sus políticas de integración puedan ayudar a otros presidentes de la región y mantener una política más de izquierda?

Es difícil hacer previsiones, pero ciertamente Chávez ha hecho presión en esta dirección. Podemos estar seguros de que EE.UU intentará pararlo de cualquier manera. Si observamos las compras norteamericanas en América Latina vemos que estamos ante un cambio. En el apogeo de la Guerra Fría la ayuda económica era muy superior a la militar; ahora es más o menos igual, la ayuda militar ha aumentado y acaba principalmente en Colombia y en los países que apoyan. Las ayudas militares han crecido mucho, y también la presencia de militares americanos.

El núcleo aún es Colombia, que desde los ’90, bajo el Gobierno Clinton, tuvo ayudas militares superiores a las del hemisferio sur junto, y éstas llegaron por lo que se llamó «guerra a la droga». Sólo la idea de una guerra de este tipo es un escándalo. En Colombia muere más gente por el tabaco producido en EE UU que los que mueren por el uso de la cocaína colombiana en EE UU. ¿Esto da derecho a los colombianos a lanzar una guerra química en Kentucky para destruir el tabaco y echar a la gente de su tierra? Es ridículo y sin embargo considerado razonable por EE UU, que sostiene que esta guerra a la droga se hace con consentimiento del Gobierno colombiano. Es una broma de mal gusto, porque si el Gobierno colombiano no estuviera de acuerdo, entonces, adiós al Gobierno colombiano.

«Si el pentágono quiere enseñar métodos de tortura, no hay problema, nadie lo sabrá nunca»
Noam Chomsky

«También el adiestramiento de los militares latinoamericanos ha cambiado. Su preparación fue un trabajo duro -la gente debería saber estas cosas, pero la presión del Congreso puso restricciones-, el adiestramiento lo efectuaba el Departamento de Estado de EE.UU y teóricamente había una supervisión del Congreso que imponía condiciones basadas en los derechos humanos. Estas medidas se aplicaban someramente, pero tenían algún efecto. Ahora la preparación de los militares latinoamericanos es responsabilidad del Pentágono, no existen restricciones o supervisiones, y si quieren enseñar métodos de tortura no hay problemas, nadie lo sabrá nunca. El paso de responsabilidad al Pentágono significa que la condicional de los derechos humanos desaparece. Ahora el Pentágono está revisando las finalidades de los adiestramientos. Hace tiempo se hablaba de «defensa hemisférica» -a lo mejor contra los marcianos-, después Kennedy cambió la defensa hemisférica por la seguridad interna, que significa combatir contra su propia población, terrorismo de Estado. Hoy la finalidad ha cambiado de nuevo y se habla de «guerra contra la droga», pero en realidad se centra en temas sociales: grupos radicales, formaciones sociales, activistas, sindicalistas son el objetivo. Todo es muy explícito y está bajo control del Pentágono. Así que no sabemos nada de lo que está sucediendo ahora en la famosa Escuela de las Américas. Éstos son cambios reales y están relacionados con la creciente preocupación de EE.UU por estos movimientos independentistas e integracionistas en Latinoamérica».