Frente a la brutalidad de quienes someten a los pueblos y los humillan existe una forma de resistencia que, si bien trágica para quien la lleva a cabo, con el paso del tiempo ninguna tiranía puede soportar. Cuando la humillación alcanza el umbral de lo intolerable hay quien, en un acto final de desesperación, termina […]
Frente a la brutalidad de quienes someten a los pueblos y los humillan existe una forma de resistencia que, si bien trágica para quien la lleva a cabo, con el paso del tiempo ninguna tiranía puede soportar. Cuando la humillación alcanza el umbral de lo intolerable hay quien, en un acto final de desesperación, termina atacando su propia integridad física para de ese modo rechazar cualquier forma de sometimiento. Mohamed Bouazizi fue uno de ellos [1], y marcó de forma indeleble una fecha que jamás será olvidada en la historia política y social de Túnez por cuantos como él sólo desean vivir con dignidad.
Los tiranos que oprimen a sus poblaciones confían en que la soga con la que ahogan sea suficiente para mantenerlos paralizados por el miedo. Deberían saber, pero su ceguera se lo impide, que en ocasiones las víctimas prefieren el castigo por rebelarse al terror de su agonía. Bouazizi ha sido la llama de una revolución prendida en su propio cuerpo, y por ello el recuerdo de su gesto no ha pasado desapercibido para todos los tunecinos valientes que, libres y confiados, han conseguido expulsar de su tierra al senil dictador que los sometía.
La memoria es la inteligencia de los pueblos que recuerdan de dónde vienen y saben a dónde se dirigen. Ha hecho falta un sólo día de libertad, para que los tunecinos hayan arrancado el nombre de «Zine El Abidine Ben Ali» del aeropuerto internacional de Enfhida para sustituirlo por el de Mohamed Bouazizi. A partir de ahora los despreocupados turistas que accedan a Túnez por esa puerta no podrán por menos que recordar a quien rubricó con su vida una página memorable sobre la dignidad y la lucha de los pueblos. Ayer domingo los operarios acabaron la tarea de sustituir las grandes letras que presiden la terminal [2]. No han necesitado ni leyes de la memoria, ni consensos políticos, ni decisiones administrativas. El pueblo ha hablado: en nombre de Mohamed no olvidemos nunca a nuestros mártires.
Nota:
[1] De cómo la inmolación de un hombre encendió el levantamiento popular en Túnez: http://rebelion.org/noticia.php?id=119483
[2] Fuente de la fotografía: http://24sur24.posterous.com/enfidha-mohamed-bouazizi-airport
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