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Enérgicas manifestaciones de protesta contra el gobierno egipcio

Fuentes: Al Jazeera English

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Un día después de que estallaran en El Cairo grandes manifestaciones, con sangrientos resultados, para pedir la expulsión del Presidente Hosni Mubarak, todo el país se ha volcado en enérgicas protestas debido a las condiciones de vida y el gobierno autocrático.

Las fuerzas de seguridad arrestaron a más de 500[*] manifestantes mientras el gobierno empleaba drásticas medidas contra ellos.

El miércoles por la tarde, las fuerzas de seguridad dispersaron a los miles de manifestantes que se desplegaban por el centro de El Cairo. Muchos se habían congregado en la calle Gelaa, cerca de la Plaza Tahrir, en pleno corazón de la ciudad, el lugar donde a primera hora de la mañana se había producido un violento enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que habían planeado dormir allí por la noche en un claro desafío al gobierno.

La policía lanzó gases lacrimógenos y rompió bloques hormigón para utilizarlo como piedras contra los manifestantes en una clara «provocación», según informaba Adam Makary, de Al Jazeera .

Los manifestantes prendieron fuego -posiblemente a un neumático- en medio de una calle cercana y se pusieron a apedrear a los oficiales de policía, según manifestó la corresponsal de Al Jazeera Rawya Rageh.

Posible concesión

Mientras tanto, el Primer Ministro Ahmed Nazif hizo la que fue primera concesión del gobierno a los manifestantes. En una declaración a una agencia estatal de noticias, prometió que los dirigentes del país se habían comprometido a permitir la libertad de expresión «por medios legítimos».

Pero esta declaración se producía mientras el ministerio del interior decía que había arrestado, entre el martes y el miércoles, a 500 manifestantes en un esfuerzo por poner freno a los disturbios públicos. El ministerio había dicho poco antes que no se iban a permitir nuevas manifestaciones.

En lugares clave de toda la capital se desplegaron el miércoles miles de policías armados en previsión de nuevas manifestaciones, descritas como las más importantes en Egipto desde los disturbios masivos para protestar por el precio del pan durante la década de 1970.

Tres manifestantes murieron en la ciudad portuaria de Suez, al este de El Cairo, durante las manifestaciones del martes, junto a un policía que resultó alcanzado en la cabeza con una piedra, según declaraciones de un funcionario del ministerio del interior.

Rageh, que el miércoles informaba desde la capital egipcia, dijo que el ministerio del interior había emitido un comunicado prohibiendo nuevas manifestaciones y amenazando con investigar a cualquiera que las alentara.

Según Rageh, se detuvo, sometiendo a interrogatorio, a docenas de personas que el martes habían participado en las manifestaciones, lanzando una potencial amenaza de procesamiento.

Puerto seguro

Makary, de Al Jazeera, dijo que alrededor de unas 200 personas se habían reunido para protestar ante el Sindicato de Abogados, percibido generalmente como «puerto seguro» en el curso de las manifestaciones, ya que las fuerzas de seguridad no suelen irrumpir en las reuniones que allí se celebran.

» El número de manifestantes es impresionante», relataba Makary, añadiendo que había rumores de que posiblemente los manifestantes habían roto el cordón policial y se manifestaban por las calles. «No sabemos qué respuesta va a tener todo esto», añadía.

El ministerio del interior dijo que la policía se vio obligada el martes a responder a los manifestantes que arrojaban piedras y destruían propiedades, incluyendo la quema de un coche de la policía.

El ministerio afirmó que 18 oficiales y otros 85 policías habían resultado heridos durante los enfrentamientos. Los funcionarios de seguridad dijeron también que había 250 manifestantes heridos y otros 200 arrestados.

Aunque los activistas dijeron que la cifra de manifestantes por todo el país podía alcanzar varios cientos de miles, el ministerio dijo que la manifestación más grande tenía lugar en el centro de El Cairo y que congregaba a unas 10.000 personas, que se redujeron a unas 5.000 por la noche.

Se culpa a los Hermanos Musulmanes

El gobierno culpó oficialmente a los Hermanos Musulmanes, el mayor movimiento de oposición, técnicamente prohibido en Egipto, de fomentar las protestas. Pero el grupo dijo que no iba a participar oficialmente en las protestas del 25 de enero y negó la acusación.

Faltando sólo ocho meses para llegar a las elecciones presidenciales que podrían ser testigo de cómo el achacoso Mubarak se presenta a la reelección o traspasa el poder a un sucesor, los manifestantes egipcios pedían una solución a la absoluta pobreza que atenaza el país y que se fuera «el tirano».

«Abajo Hosni Mubarak, abajo el tirano», gritaban las multitudes. «¡Queremos que te vayas!»

El vínculo tunecino

Los manifestadores vincularon explícitamente sus manifestaciones al levantamiento popular en Túnez, que derrocó al gobierno de Zine El Abidini Ben Ali, con 23 años de permanencia en el poder.

Rageh, de Al Jazeera , dijo que los periódicos de control estatal habían restado importancia a los acontecimientos en sus ediciones del miércoles, pero que los periódicos independientes y de la oposición llevaban titulares más objetivos.

El periódico independiente «Al Masry Al-Youm» (Egipto Hoy) llevaba un titular contundente: «Una advertencia».

El ministerio del interior, que controla a las fuerzas de seguridad, dijo que las autoridades querían permitir que los manifestantes expresaran su opinión y acusó a las multitudes de «insistir en la provocación».

«Algunos arrojaban piedras a la policía… y otros perpetraban actos violentos y daños a las instituciones estatales», decía el ministerio en un comunicado.

«Los egipcios tienen derecho a expresarse», dijo Hosam Zaki, portavoz del ministerio de asuntos exteriores.

Estados Unidos, estrecho aliado de Egipto que durante años ha estado dando al país la segunda cifra más grande de ayuda extranjera, pidió calma.

» Estados Unidos apoya el fundamental derecho de expresión y reunión de todos los pueblos», dijo en un comunicado P. J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado. «Todas las partes deben actuar con moderación, pedimos a las autoridades egipcias que manejen estas manifestaciones de forma pacífica.»

En Washington D.C., Hillary Clinton, la Secretaria de Estado, dijo que el gobierno de Egipto era «estable» y que los egipcios tenían derecho a protestar aunque instó a todas las partes a que evitaran la violencia.

El descontento va fermentando

El descontento con la situación que se vive en el estado policial autoritario egipcio viene cociéndose a fuego lento bajo la superficie desde hace bastantes años.

» Es la primera vez que protesto, porque nos han convertido en una nación acobardada. Pero finalmente hemos dicho ¡No!», decía Ismail Syed, un trabajador de un hotel que lucha para vivir con un salario de 50 dólares al mes, a la agencia de noticias Associated Press .

Lamia Rayan, de 24 años, decía: «Queremos ver cambios, como en Túnez».

Casi la mitad de los 80 millones de habitantes que tiene Egipto viven por debajo o justo en el umbral de la pobreza, umbral que las Naciones Unidas han fijado en dos dólares al día.

Al igual que en las protestas tunecinas, en Egipto los llamamiento a manifestarse se hicieron a través de redes sociales como Facebook y Twitter.

A lo largo de todo el martes, los organizadores utilizaron Twitter para ir dando instrucciones minuto a minuto acerca de dónde reunirse tratando de burlar a la policía hasta que el gobierno lo bloqueó a última hora de la tarde.

Twitter anunció que el martes habían bloqueado sus servicios en Egipto alrededor de las seis de la tarde, hora local, y que sus aplicaciones se habían visto afectadas.

Mediante un mensaje, la compañía escribió: «Creemos que el intercambio abierto de información y puntos de vista beneficia a las sociedades y ayuda a los gobiernos a conectar mejor con su pueblo».

Barrera rota

Entre los manifestantes en El Cairo estaba Alaa al-Aswany, autor del best-seller «El edificio Yacobian», que refleja la corrupción política, la brutalidad policial y el terrorismo en Egipto.

Agudo observador de la sociedad egipcia, al-Aswany declaró que las manifestaciones suponían una apertura importante para la oposición al gobierno.

«Han roto la barrera del miedo», dijo. «Los escritores del régimen estaban diciendo que Egipto no es Túnez y que los egipcios son menos educados que los tunecinos. Pero lo importante ahora es que los jóvenes han demostrado que pueden defender sus derechos con energía.»

Mubarak, de 82 años, no ha designado un adjunto desde que se convirtió en presidente en 1981, y a amplios niveles se piensa que está preparando a su hijo Gamal para que le suceda.

N. de la T.:

[*] A fecha de hoy, 27 de enero, se ha informado que son ya más de 800.

Fuente: http://english.aljazeera.net/news/middleeast/2011/01/201112663450547321.html#