Cinco días después de que una enorme explosión en la ciudad portuaria de Tianjin dejó 114 muertos y 70 personas desaparecidas, el gobierno de Beijing ordenó una revisión de seguridad en lugares de trabajo para corregir cualquier irregularidad. El Ministerio de Industrias y Tecnología de la Información lamentó la frecuencia de incidentes mortales en sitios […]
Cinco días después de que una enorme explosión en la ciudad portuaria de Tianjin dejó 114 muertos y 70 personas desaparecidas, el gobierno de Beijing ordenó una revisión de seguridad en lugares de trabajo para corregir cualquier irregularidad.
El Ministerio de Industrias y Tecnología de la Información lamentó la frecuencia de incidentes mortales en sitios de trabajo y el lunes exigió una rigurosa inspección nacional de todos los riesgos de seguridad.
«Debemos investigar rigurosamente y hacer a alguien responsable», dijo el primer ministro Li Keqiang, informó la prensa oficial. «Debemos darle una respuesta a las familias de las víctimas, una respuesta a los habitantes de Beijing, una respuesta a todos los chinos y una respuesta para la historia».
Molestos por la negligencia gubernamental, alrededor de 100 personas con viviendas dañadas en las grandes explosiones se congregaron el lunes para protestar y reclamar una indemnización al gobierno.
Las explosiones del miércoles comenzaron en un almacén para materiales peligrosos donde había 700 toneladas de cianuro de sodio -una sustancia tóxica que puede producir sustancias combustibles al contacto con el agua-, una cantidad que violaba las normas de seguridad. Eso ha producido el temor a una contaminación peligrosa y dado pie a una gran operación de limpieza en un radio de 3 kilómetros, acordonado en torno al puerto chino, situado al sudeste de Beijing.
Las normas de seguridad laboral chinas requieren que instalaciones de esa clase estén al menos a 1.000 metros (3.300 pies) de distancia de viviendas, edificios públicos y autopistas. Pero búsquedas en mapas en internet muestran que el almacén de Ruihai International Logistics estaba a 500 metros de una línea de ferrocarril y de un complejo residencial de 100.000 metros cuadrados. Esos apartamentos sufrieron daños en las paredes y roturas en las ventanas, y todos los residentes fueron evacuados.
«Nosotros, las víctimas, exigimos: gobierno, recompre nuestras casas», decía una pancarta portada por los vecinos en una protesta ante el hotel de Tianjin donde las autoridades han ofrecido ruedas de prensa diarias sobre el desastre. «Los niños preguntan: ¿Cómo podemos crecer sanos?», decía otro cartel.
Las autoridades municipales se han visto muy presionadas para explicar cómo se permitió que el almacén trabajara en esa ubicación. También se ha cuestionado la gestión del almacén, y la fiscalía china anunció el domingo que formaría un equipo para investigar posibles delitos relacionados con las enormes explosiones, incluyendo negligencia y abuso de poder. El director general de Ruihai está en el hospital bajo vigilancia policial.
Bian Jiang, vecino de uno de los complejos residenciales cercanos, dijo que estaba dormido cuando se produjo la primera explosión el miércoles por la noche, poco después de la medianoche.
«Veinte segundos después oí la segunda explosión y vi la nube que se alzaba con forma de hongo. Entonces me tiró de la cama la fuerza de la explosión. Me pregunté si podría salir con vida», dijo, añadiendo que su casa está destrozada. «Faltan todas las ventanas».
Las explosiones se cobraron la vida de al menos 114 personas y aún hay 70 desaparecidos -64 bomberos y seis policías-, dijo el lunes en una rueda de prensa el portavoz del gobierno de Tianjin Gong Jiaansheng. Al menos 21 bomberos murieron, lo que convierte el episodio en el más mortal para los bomberos chinos en más de seis décadas.
El vicealcalde He Shushan confirmó que al momento de la explosión, en el almacén había 700 toneladas del tóxico cianuro de sodio, aunque las autoridades afirmaron que no se habían producido fugas importantes. Además, el gobierno señaló que se habían sellado todas las corrientes de agua que llevaban al mar desde el lugar de la explosión, y que los muros de contención levantados impedirían cualquier fuga.
El cianuro de sodio es una sustancia tóxica que puede producir un gas inflamable si entra en contacto con el agua. Además, la presencia de cientos de toneladas en un mismo lugar sería una clara violación de las normas citadas por medios estatales, según las cuales el almacén no podía albergar más de 10 toneladas a la vez.