Los actores en conflicto esperan llegar a un acuerdo definitivo antes del 12 de septiembre. Los principales retos son atender a 2 millones de desplazados, desmovilizar a 20.000 niños soldados y, sobre todo, mantener el alto el fuego. Tras 21 años de conflicto armado, 100.000 muertos y dos millones de desplazados, el Ejército de Uganda […]
Los actores en conflicto esperan llegar a un acuerdo definitivo antes del 12 de septiembre. Los principales retos son atender a 2 millones de desplazados, desmovilizar a 20.000 niños soldados y, sobre todo, mantener el alto el fuego.
Tras 21 años de conflicto armado, 100.000 muertos y dos millones de desplazados, el Ejército de Uganda ha suspendido todas sus operaciones contra el grupo rebelde Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en el norte de Uganda y la provincia semiautónoma de sur de Sudán, con motivo de la entrada en vigor del alto el fuego acordado el sábado 26 de agosto por Ejecutivo y rebeldes durante las negociaciones que están teniendo lugar en Juba, Sudán, según informaron fuentes oficiales.
«El comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa del Pueblo de Uganda (UPDF) –cargo que ostenta el presidente de Uganda, Yoweri Museveni– ha ordenado el cese de todas las búsquedas y operaciones contra el LRA», confirmó el portavoz del Ejército, Felix Kulaije. «Por la presente el UPDF deberá retirarse de sus puestos y de la vigilancia de las personas desplazadas internamente. No deben disparar a miembros del LRA a menos que sea en defensa de la población», explicó.
El acuerdo implica que Uganda garantice a los rebeldes, cuyo número oscila entre 500 y 5.000, un corredor para llegar hasta dos puntos de reunión en el Sur de Sudán. Los militares están instalando corredores por los que los rebeldes del LRA podrán acceder durante las próximas tres semanas a los puntos designados para su reunión, y donde quedarán bajo la protección de las fuerzas de la provincia sudanesa.
«El UPDF aún tiene el deber y el mandato constitucional de proteger al pueblo», aseguró la viceministra de Defensa, Ruth Nankabirwa. «Se les ha ordenado que no disparen a no ser que sea para proteger a las personas», especificó. «Estamos en un periodo de calma y no esperamos ningún tiroteo en el norte de Uganda ni en las zonas designadas corredores seguros», zanjó.
Los rebeldes se instalarán en dos campos y permanecerán en ellos hasta el fin de las negociaciones, bajo protección del Gobierno de Sudán. El presidente Museveni ha dado como fecha límite para alcanzar un acuerdo definitivo y sostenible hasta el próximo 12 de septiembre.
20.000 menores secuestrados
El conflicto comenzó en 1986, cuando un grupo de rebeldes tomó el norte del país africano y comenzó una cruzada contra el Gobierno de Museveni para tratar de sustituirlo por un Ejecutivo basado en los diez mandamientos. El líder, Kony, se declaró profeta de Dios, y afirmó tener poderes sobrenaturales, que le llevaron a liderar este movimiento que, según datos de la ONU, ha secuestrado a más de 20.000 niños en el país para convertirlos en niños soldado, esclavos sexuales o mensajeros de la guerrilla.
Las atrocidades cometidas por el LRA además han obligado a abandonar sus hogares a unos dos millones de personas.
Las negociaciones aún deben resolver el problema de Kony y sus tres comandantes acusados por el Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya por crímenes de guerra. Pese a que el presidente Museveni prometió amnistía para todos ellos si las negociaciones llegan a buen puerto, el TPI ha confirmado que las órdenes de arresto y los cargos emitidos contra los rebeldes permanecen vigentes.
Esperanzas para la paz
Las reacciones al anuncio de esta tregua, que parece poner un punto de esperanza a la oportunidad de uno de los conflictos más sangrientos del mundo, no se han hecho esperar. El Coordinador para la Ayuda de Emergencia de la ONU, Jan Egeland, estimó que el acuerdo es positivo, aunque exigió la liberación inmediata de todos los niños y mujeres secuestrados por el LRA.
«He descrito consistentemente la situación en el norte de Uganda como la peor y más descuidada emergencia desde que llegué en noviembre de 2003. Ahora, con la ayuda del Gobierno de Sur de Sudán, tenemos la oportunidad real de hacer progresos», señaló.
Otros en cambio se muestran más cautos. El analista de International Crisis Group David Mozersky señaló que este es sólo un primer paso y ahora habrá que esperar a ver si el alto el fuego se mantiene. Por su parte, los grupos de derechos humanos han condenado la oferta del presidente ugandés de ofrecer amnistía a los líderes de la guerrilla, pese a que éste argumenta que la paz es más importante que la celebración de un juicio internacional.