Tuve la oportunidad de conocer de cerca la crueldad del régimen del apartheid que imperó en Sudáfrica durante muchos años, y la suerte de ver el comienzo de su desmantelamiento, cuando el primer presidente negro de ese país e incansable luchador, Nelson Mandela, llegó al poder en 1994. Entonces, excepto las administraciones de Washington y […]
Tuve la oportunidad de conocer de cerca la crueldad del régimen del apartheid que imperó en Sudáfrica durante muchos años, y la suerte de ver el comienzo de su desmantelamiento, cuando el primer presidente negro de ese país e incansable luchador, Nelson Mandela, llegó al poder en 1994.
Entonces, excepto las administraciones de Washington y algunos de sus aliados que protegían a los gobiernos racistas de turno sudafricanos, la mayoría de las naciones condenaban el sistema segregacionista en ese gigante y bello país del continente africano, y consideraron un acontecimiento histórico la victoria de Mandela.
Recordando esos hechos me asaltó una interrogante: ¿Hay o no apartheid en Estados Unidos cuando por primera vez en su historia la Casa Blanca es ocupada por un afroamericano, el mandatario Barack Obama?
Solo algunos datos ilustran la realidad de lo que ocurre en territorio norteamericano con los ciudadanos negros, que representan el 13 por ciento del total de las personas que habitan en ese vasto país, cuyas autoridades dicen ser que es el más democrático y defensor de los Derechos Humanos.
Estados Unidos cuenta con la mayor población carcelaria del mundo, 2,2 millones, y más del 45 por ciento son afroamericanos, según un informe del 2014 de Human Rights Watch, organización nada sospechosa de ser anti-Washington.
La cifra de personas negras apresadas en la «dominante potencia mundial» es superior a la de los 28 Estados miembros de la Unión Europea (UE), acorde con estadísticas recientes dadas a conocer por medios internacionales de prensa.
Los reportes de esos mismos medios de comunicación subrayan que el desempleo en Estados Unidos afecta al 5 por ciento de los blancos aptos para trabajar, mientras entre los afroamericanos rebasa el 11 por ciento, más del doble.
Asimismo revelaron que el nivel de pobreza de los negros estadounidenses es comparativamente superior al del actual Irak, devastado por invasiones de Washington y sus aliados europeos, por el terrorismo y el saqueo imperial.
De otro lado, en el informe de Human Right Watch se reconoce que los afroamericanos son discriminados legalmente en Estados Unidos en fundamentales derechos como al empleo, la vivienda, la educación, la salud, las prestaciones públicas, el servicio de jurado, y a votar en las elecciones.
Fue el mismísimo presidente Obama, y no otro, quien dijo en una ocasión que en su país había más jóvenes negros en las cárceles que en las Universidades.
Sin embargo, no solo los afroamericanos siguen siendo encarcelados y discriminados hoy en Estados Unidos, sino que son asesinados sin escrúpulo alguno por policías blancos, como en tiempos del Apartheid en Sudáfrica, donde sus criminales recibían premios por matar a personas de la única raza que existe, la humana.
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