La muerte del líder opositor tunecino Chukri Belaid, tiroteado ayer ante su casa, provocó una reacción de cólera con manifestaciones y ataques a los locales del partido islamista Ennahda, a quien la oposición achaca la responsabilidad del atentado. La tensión llevó a que el primer ministro decidiera formar un gobierno al margen de los partidos. […]
La muerte del líder opositor tunecino Chukri Belaid, tiroteado ayer ante su casa, provocó una reacción de cólera con manifestaciones y ataques a los locales del partido islamista Ennahda, a quien la oposición achaca la responsabilidad del atentado. La tensión llevó a que el primer ministro decidiera formar un gobierno al margen de los partidos.
El entorno más cercano al líder opositor Chukri Belaid responsabilizó al partido en el poder Ennahda de su muerte, causada ayer por tres tiros cuando salía de su casa, disparados por un hombre con capucha, según indicó el primer ministro tunecino, Hamadi Jebali. El ministro del Interior, Ali Larayedh explicó que un cómplice esperaba para emprender la huida en moto.
«Mi marido ha sido amenazado varias veces y lo había advertido en varias ocasiones, sin resultado. Le respondían que debía asumir el hecho de ser un opositor a Enhada», declaró su esposa, Besma Khalfaoui. Tanto ella como el hermano de Belaid, Abdelmajid, acusaron al líder de Enhada, Rashed Ghannouchi, de este crimen. «Ghannouchi, sucio perro» gritaba su padre ante el hospital.
Pero Ghannouchi negó cualquier implicación en el ataque y aseguró que sus autores buscan un «baño de sangre» en Túnez. «Es un acto de terrorismo, pero no solo contra Belaid, sino contra todo Túnez», afirmó Jebali.
No obstante, la cólera entre la población se dirigió hacia los islamistas, tanto en Túnez como en otras ciudades del país.
Como resultado, el primer ministro, anunció la formación de un gobierno de tecnócratas, formado por personas sin pertenencia política que se limitará a la gestión del país hasta la convocatoria de elecciones en el plazo más breve posible»,
En la capital una multitud acompañó a la ambulancia que transportaba el cuerpo del opositor muerto y paró simbólicamente ante el ministerio del Interior. «El pueblo quiere la caída del régimen» gritaron los manifestantes, evocando las protestas que hicieron caer el régimen de Ben Ali en 2011. La Policía disolvió la manifestación con porras mientras estos arrojaban botellas en la avenida Habib Bourguiba.
Un policía murió a consecuencia de las pedradas recibidas durante los enfrentamientos, según informó el Ministerio del Interior.
En otros lugares del país, las sedes del partido Ennahda sufrieron ataques, como en Sidi Buzid, donde la Policía lanzó gases lacrimógenos. Cerca, en Gafsa, y Sfax, llegaron a incendiar y saquear los locales del partido. Escenas similares, con gritos de «venganza» se vivieron Kasserine, Beja y Bizerte. «Este gobierno quiere reducirnos al silencio, aterrorizarnos» gritaba la periodista Moufida Abbassi, amiga del opositor muerto.
Si no por la implicación directa, la oposición responsabilizó el Gobierno por no haber atendido las advertencias sobre las amenazas recibidas. Sus principales formaciones, reunidas en torno a la alianza liderada por la formación del exprimer ministro tunecino Beyi caid Essebsi, Nida Tunis, y a la plataforma de izquierda Frente Popular por los Objetivos de la Revolución, anunciaron su retirada temporal de la Asamblea Nacional Constituyente.
Al mismo tiempo pidieron la dimisión del Gobierno, del primer ministro y de los presidentes del país y del Parlamento. En una rueda de prensa encabezada por Hama Hamami, líder del Partido de los Obreros Comunistas de Túnez (POCT), principal agrupación del Frente Popular, la oposición llamó también a una huelga general coincidiendo con la celebración del funeral de Belaid.
Partidos de oposición y sindicatos reiteraron las acusaciones a las milicias proislamistas de la la Liga para la Protección de la Revolución, de organizar enfrentamientos y ataques contra los opositores y sus sedes, e incluso de matar a un líder regional del partido de oposición Nida Tounes en Tatouine.
Chukri Belaid era secretario general del Partido de los Patriotas Demócratas, que formaba parte de la coalición de izquierdas Frente Popular, creada en 2012 como alternativa al poder de Ennhada. Fue abogado defensor de los derechos humanos, activista contra el régimen de Ben Ali, y contrario a la normalización de relaciones con Israel.
En noviembre se puso a la cabeza de las movilizaciones sociales. La víspera de su muerte, denunció los «intentos de desmantelar el Estado y la creación de milicias que aterrorizan a los ciudadanos y llevar al país a una espiral de violencia».
Marzuki acusa a «los enemigos de la revolución»
El presidente de Túnez, Moncef Marzuki, que se encontraba de visita en el Estado francés, anuló ayer su participación en la cumbre islámica de El Cairo para regresar al país, y denunció «el crimen odioso que busca llevar al pueblo tunecino a la violencia». Ante el Paramento Europeo, señaló que «rechazamos este mensaje y continuamos desenmascarando a los enemigos de la revolución». «Habrá otros atentados a la estabilidad pero el gobierno pacífico tunecino y su sociedad tienen que mostrarse sólidas», añadió.
Marzuki pidió a los tunecinos «contención y que no cedan a la provocación ante la cólera desatada en las ciudades de Túnez por la muerte del líder opositor tiroteado. Su discurso emocionó a los parlamentarios, algunos de los cuales incluso derramaron lágrimas, y lo despidieron en pie, con una ovación. A la vez, una concentración de tunecinos protestó por el atentado ante la embajada de Túnez en París, donde una delegación fue recibida y reclamó que la bandera ondeara a media asta y la disolución de las milicias de la Liga de Protección de la Revolución».