Parece que el presidente Barack Obama en serio dará los pasos necesarios para enmendar, hasta donde la Constitución se lo permita, la obsoleta ley migratoria. Hace unos días advirtió a la mayoría republicana en el Congreso que, de no cumplir con su obligación de legislar sobre el disfuncional sistema migratorio y aprobar una reforma que […]
Parece que el presidente Barack Obama en serio dará los pasos necesarios para enmendar, hasta donde la Constitución se lo permita, la obsoleta ley migratoria. Hace unos días advirtió a la mayoría republicana en el Congreso que, de no cumplir con su obligación de legislar sobre el disfuncional sistema migratorio y aprobar una reforma que en esencia contenga los elementos necesarios para dar un estatus migratorio a millones de indocumentados, él lo hará mediante una orden ejecutiva.
Durante meses la mayoría republicana en la Cámara de Representantes se ha negado sistemáticamente a discutir la reforma que el Senado aprobó y envió a su consideración. Solamente en una ocasión el pleno de los representantes la discutió, y sin mayor trámite la desechó. En cambio, en ese mismo periodo la reforma al sistema de salud se ha discutido en más de 50 ocasiones, con el fin exclusivo de hacerle enmiendas para acotar sus alcances.
El presidente esperó a que se efectuaran las recientes elecciones para tomar la decisión, debido a la presión que varios candidatos de su partido ejercieron para que la pospusiera. Consideraron que estaban en peligro de perder los comicios, de llevarla a cabo previo al 4 de noviembre. Pasadas las elecciones, el mandatario ha anunciado que llegó el momento de actuar y cumplir con su obligación de corregir aquellas disposiciones que afectan principalmente a las familias. Esta medida abriría la puerta para que 5 millones de indocumentados pudieran obtener la residencia. Tres millones y medio son padres, cuyos hijos tienen la nacionalidad estadunidense, evitando la separación de padres e hijos, lo cual ha causado zozobra en miles de familias.
Como era de esperarse, los líderes republicanos le respondieron que se quemaría si procedía de esa manera. Envalentonados después de su triunfo electoral, harán todo lo posible para frenar al presidente en su propósito. Incluso, algunos amenazan con paralizar el gobierno y someter al mandatario a juicio político.
Queriéndolo o no, Obama ganará para los demócratas el apoyo de quienes han luchado para que se otorgue un estatus migratorio a sus padres, hermanos y amigos. Debido a que su orden ejecutiva solamente puede ser revertida por el próximo presidente, asegurará millones de votos, cuyo beneficiario será el candidato a la presidencia de su partido en 2016.
La vida política en Estados Unidos se tensará con este y otros motivos de discordia entre las dos fuerzas políticas que gobiernan. La aprobación del presupuesto, la insistencia de los republicanos para revertir la reforma al sistema de salud y la de enviar nuevamente tropas a Medio Oriente serán objeto de enfrentamientos. Su desenlace pudiera ocasionar un rompimiento en los responsables de la conducción del país, cuyas consecuencias son difíciles de adivinar, pero que polarizarán aún más a la sociedad estadunidense, y de una u otra forma podrían afectar las relaciones con nuestro país.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/17/opinion/015a1pol