La expulsión del enviado especial de la ONU a Sudán Jan Pronk es irreversible, afirmó hoy el gobierno del presidente sudanés Omar al Bashir. Un portavoz gubernamental explicó que no existe arrepentimiento sobre la medida adoptada, porque el funcionario holandés prosigue aún con «posturas hostiles contra Sudán e intenta instigar a la comunidad internacional» contra […]
La expulsión del enviado especial de la ONU a Sudán Jan Pronk es irreversible, afirmó hoy el gobierno del presidente sudanés Omar al Bashir.
Un portavoz gubernamental explicó que no existe arrepentimiento sobre la medida adoptada, porque el funcionario holandés prosigue aún con «posturas hostiles contra Sudán e intenta instigar a la comunidad internacional» contra este país africano.
La decisión motivó diversas reacciones políticas y diplomáticas en la comunidad mundial.
Este martes un comunicado de la Unión Africana (UA) lamentó la expulsión del enviado de Naciones Unidas, ante la posibilidad de que se agrave el conflicto en la región sudanesa de Darfur, donde han muerto más de 200 mil personas en tres años y medio.
El director de la Comisión de la UA, Alpha Oumar Korane, mostró su pesar y urgió a «todas las partes» implicadas a «abstenerse de cualquier acción que pueda minar el proceso de paz».
Korane reconoce el papel desempeñado por Pronk para lograr la «seguridad ciudadana y los derechos humanos» y por «promover la reconciliación».
El pasado domingo el diplomático de la ONU recibió un ultimátum de 72 horas por el gobierno de Jartum, para que abandonara el país por considerar que sus actividades perjudican a las Fuerzas Armadas nacionales.
Stephe Dujarric, portavoz de Naciones Unidas, precisó la víspera que, pese a la expulsión, Pronk continúa siendo el enviado especial del secretario general del organismo, Kofi Annan.
En una entrevista publicada por el diario británico The Guardian, el presidente sudanés declaró que «no tiene objeción» en aumentar las tropas de pacificación de la UA que permanecen en Darfur, y reiteró el rechazo a la presencia de cascos azules.
Al Bashir considera que estas tropas podrían agudizar todavía más ese conflicto, en vez de ser una solución.
Las Naciones Unidas acordaron en septiembre pasado enviar una misión de 17 mil uniformados a Sudán en sustitución de los militares de la UA, pero fueron rechazadas por el gobierno al estimar que esas fuerzas van en contra de la soberanía.