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Juventud africana: aventura, emigración, esclavitud, decepción y desilusión

Fuentes: Pambazuka News

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos


Los dirigentes occidentales y africanos comparten la culpa por la trata de esclavos que se ha denunciado en Libia. Se han perpetrado graves violaciones de los derechos humanos contra la juventud de África: violación de su derecho a trabajar, violación de su derecho a la vida, violación de su dignidad, violación de su derecho a ser protegido contra la esclavitud y la trata de esclavos. Esta situación deber terminar.

Se debe condenar con todo el desprecio que merece la revelación de la CNN acerca de la abominable y desgarradora esclavitud y las prácticas de trata de esclavos que se están produciendo en Libia, un reflejo de los instintos bestiales del hombre. Aunque es cierto que incluso durante la época de Gadafi en general las personas negras en Libia estuvieron sometidas a un estatus de segunda clase, la situación no era tan despreciable ni degradante como la actual. Lo que ocurre ahora constituye trato o castigo cruel, inhumano y degradante y, de hecho, crímenes contra la humanidad. No se trata solo de la gravedad del castigo que se ha impuesto a las víctimas sino también de la explotación de la impotencia de estas.

Ante esta situación, ¿a quién culpamos? La culpa es de los dirigentes occidentales y africanos. 

Primera razón por la que culpar a Occidente 

Existen tres razones para culpar a Occidente. En primer lugar, culpamos a Occidente por organizar el derrocamiento de Gadafi y dejar un enorme vacío de poder. Las milicias y grupos como el ISIS han llenado este vacío para perpetrar diferentes niveles de injusticia y criminalidad contra ciudadanos inocentes y, a consecuencia de ello, empeorar la seguridad de el norte y oeste de África. Sin aprender del caso de Sadam Husein e Iraq, la decisión de derrocar a Gadafi se basó en su carácter dictatorial pero quedó en evidencia que en particular el entonces presidente de Francia Nicolas Sarkozy tenía motivos ocultos para provocar el derrocamiento de Gadafi.

En una carta conjunta publicada en los diarios The Times de Londres , International Herald Tribune y Le Figaro los presidentes Obama de Estados Unidos , David Cameron de Reino Unido y Nicolas Sarkozy prometieron «velar por el futuro» de Libia al afirmar: «Estamos convencidos de que el pueblo de Libia tiene ante sí tiempos mejores y que se puede forjar un camino para lograr precisamente eso» .

Sin embargo, después de organizar el cambio de régimen las cosas empezaron a torcerse. En una de las entrevista concedida antes de dejar la presidencia Obama reconoció a la BBC que «el peor error de su presidencia fue no haber preparado el periodo posterior al derrocamiento de líder libio Gadafi». También culpó a David Cameron y Sarkozy de haber contribuido al «caos». Obama señaló que «Sarkozy quería pregonar a los cuatro vientos sus vuelos durante la campaña aérea a pesar de que nosotros habíamos eliminado todas las defensas aéreas y en esencia habíamos montado toda la infraestructura». Respecto a Cameron, Obama señaló que Cameron había apartado la vista de Libia tras «distraerse con varias otras cosas». Así pues, Libia quedó fuera de control debido en gran medida a la inacción de los aliados europeos de Estados Unidos. En estos momentos el gobierno respaldado por Estados Unidos se reparte el poder con las milicias y grupos como el ISIS, y en los territorios fuera del control del gobierno legítimo hay esclavitud y trata de esclavos.

Segunda razón por la que culpar a Occidente

La política de contención de la Unión Europea (UE) es otro factor responsable de la proliferación de la esclavitud y de la trata de esclavos en Libia. El 3 de febrero de 2017 la UE anunció en Malta un acuerdo destinado a frenar el flujo de emigrantes provenientes de Libia creando campos de refugiados «seguros» en Libia. El acuerdo incluía la colaboración de Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés) y de la Organización Internacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés) para gestionar en Libia las solicitudes de refugio y permitir el paso a Europa a aquellas personas que cumplieran las condiciones de asilo, y repatriar al resto a sus países de origen. Francia, Alemania, Italia y España llegaron a un acuerdo similar con Libia, Chad y Níger para ayudar a frenar el flujo de emigrantes y refugiados a Europa. El presidente francés calificó este acuerdo de «la reunión más eficaz y de mayor alcance en meses». Pero este acuerdo consiste solo en extender las fronteras europeas hasta Libia, Níger y Chad, y «externalizar el control de las fronteras a Libia». Estos refugiados se encuentran ahora atrapados en un «infierno viviente», según Oxfam y Action Aid, y se han convertido en «esclavos» en las zonas que están fuera del control del gobierno libio respaldado por la ONU.

Tercera razón por la que culpar a Occidente

La tercera razón es la continua explotación de África por parte de Europa y otras economías desarrolladas, especialmente las antiguas colonias, y su constante celo y arraigada costumbre de dar órdenes a los dirigentes políticos africanos a cambio de una miseria. El resultado de ello ha sido el estancamiento de las economías de la mayoría de los Estados africanos y el subsiguiente aumento del paro entre la juventud africana. 

Una razón por la que culpar a África

Los dirigentes africanos, tanto individualmente como colectivamente a través de la Unión Africana (UA), también tienen su parte de culpa al no prestar atención a su juventud. Los dirigentes africanos han explotado a la juventud sobre todo para que les haga los trabajos «sucios» durante las campañas electorales a cambio de la promesa de «trabajo para los chicos» tras ganar las elecciones. Sin embargo, una vez conseguido el poder los dirigentes centran su atención en su propio engrandecimiento o en otras prioridades. En el mejor de los casos, sus proyectos de empleo juvenil o los planes de servicio nacional se politizan o se convierten en pasto de una fuerte corrupción por parte de los aduladores del partido. Por consiguiente, la juventud de ve obligada a luchar para conseguir dinero, a trabajar como vigilantes, a quitar a supuestos opositores políticos las oportunidades de trabajo que consideran «empleos políticos», a tomar las armas para participar en actividades de milicia y en robos a mano armada e incluso unirse a grupos terroristas como Boko Haram e ISIS. Al resto no le queda más opción que hacer las maletas para ir a buscar oportunidades en el extranjero a través de rutas ilegales que les llevan a la esclavitud, ya sea en Libia o en Oriente Próximo. Esta ha sido la suerte de la mayoría de jóvenes africanos hasta el punto de que en Ghana los licenciados en paro han creado una Asociación de Licenciados en Paro.

Al mismo tiempo la UA ha aparentado actuar para abordar los problemas de la juventud en general y del paro juvenil en particular. A diferencia de la era de la Organización para la Unidad Africana (OUA), los dirigentes africanos en la era de la UA se comprometieron a dar prioridad a la juventud y para ello el Acta Constitutiva de la UA propone en el preámbulo una «asociación entre los gobiernos y todos los sectores de la sociedad civil, en particular las mujeres, los jóvenes y el sector privado, para fortalecer la solidaridad y la cohesión entre nuestros pueblos» [la cursiva es nuestra].

Por consiguiente, la UA ha creado la División de Recursos Humanos y Juventud, que es responsable de la Agenda de la Juventud Africana en la Comisión de la Unión Africana (AUC, por sus siglas en inglés). El objetivo de la División es, entre otras cosas, «fortalecer a los jóvenes por medio de la creación de una capacitación total con el fin de preparalos para su contribución significativa al renacimiento socioeconómico africano».

En diferentes foros de la UA, incluidas las cumbres de la UA, se ha prestado atención al problema de la juventud. El más reciente es la vigésimo octava cumbre de la UA que tuvo lugar en junio de 2017 bajo el lema «Invertir en la juventud como forma de aprovechar el dividendo demográfico». En palabras del Dr. Abdalla Hamdok, secretario ejecutivo de la Comisión Económica de la ONU para África (UNECA, por sus siglas en inglés): «África es hoy la región más joven del mundo. Los diez primeros países del mundo en relación a la juventud de sus poblaciones están en África. Para el año 2050 estarán en África 38 de los 40 países más jóvenes». Y continúa: «El ritmo, la profundidad y el alcance del desarrollo de cualquier sociedad depende de lo bien que se eduque y utilice a su juventud […]. El aumento de la juventud puede ser una inmensa oportunidad para la transformación económica y social. De lo contrario, puede ser una fuente de inestabilidad si los países no aprovechan su potencial por medio de la planificación e implementación de políticas adecuadas que liberen el dividendo demográfico y exploren nuevas oportunidades económicas».

Sin embargo, todo esto se ha quedado en mucho ruido y pocas nueces. La juventud sigue sumida en la decepción y la desilusión. Era de esperar que la UA o ECOWAS [siglas en inglés de Comunidad Económica de Estados de África Occidental] organizaran una sesión extraordinaria para abordar el problema de la esclavitud en Libia y emprendieran una acción decisiva, pero vemos a nuestros dirigentes quedarse al margen o limitarse a expresar condenas verbales.

La V Cumbre UE-UA de Abidjan se centró en la juventud, la emigración y el terrorismo. Nos preguntamos si el tema es fortuito o sirve para consolidar el acuerdo de Malta. Si la UE tuviera verdaderamente la intención de resolver este caos, de cuya creación es responsable en gran medida, podría haber organizado una intervención humanitaria respaldada por el derecho internacional consuetudinario. Si fueran europeos quienes estuvieran atrapados en el infierno libio no habría dudado en hacelo.

Se han perpetrado graves violaciones de los derechos humanos de la juventud de África: violación de su derecho al trabajo, violación de su derecho a la vida, violación de su dignidad, violación de su derechos a ser protegida de la esclavitud y la trata de esclavos, y muchas otras violaciones.

Las cosas tienen que cambiar.

El Dr. Kwadwo Appiagyei-Atua es profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Ghana, Legon. Imparte clases de Derecho Público Internacional y de Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Se puede contactar con él en [email protected]

Fuente: http://www.pambazuka.org/human-security/african-youth-adventure-migration-slavery-disappointment-disillusionment

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.