El pasado 14 de julio el fiscal general del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo emitía una orden de captura contra el presidente sudanés, Omar el Beshir, al que acusa de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Quince días después, el Consejo de Seguridad de la ONU debía votar si ampliaba el […]
El pasado 14 de julio el fiscal general del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo emitía una orden de captura contra el presidente sudanés, Omar el Beshir, al que acusa de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Quince días después, el Consejo de Seguridad de la ONU debía votar si ampliaba el mandato de la UNAMID, una misión conjunta con la Unión Africana que tiene desplegada en la región de Darfur. En el Consejo de Seguridad, por lo que cuentan las crónicas de la BBC, se encendieron los ánimos y hubo discusiones sobre si, con un presidente perseguido por la justicia internacional se debía o no ampliar la misión de paz. Al final, ganó el sí. Existe otro caso, por supuesto menos sonado, y menos conocido, parecido al de El Beshir, en este caso un militar ruandés, también perseguido por la justicia, que, precisamente ocupa un alto cargo en esta controvertida misión conjunta para Darfur.
Es el general Emmanuel Karenzi Kareke. Cuando se sepa la verdad de lo que pasó en Ruanda desde el 9 de abril de 1994, quizás su historia pase al libro de los de grandes despropósitos y de las vergüenzas que deberá esconder las Naciones Unidas cuando haga examen de conciencia.
El General Emmanuel Karenzi Karake es el actual comandante adjunto de las Fuerzas conjuntas de la Unión Africana y de las Naciones Unidas en Darfur, la UNAMID, y a finales de julio era ampliado su mandato por un año más.
En el pasado Karenzi fue antiguo jefe de los servicios de inteligencia del Frente Patriótico Ruandés, partido en el poder desde julio de 1994, tras el genocidio en Ruanda. Y en 2005 su nombre figuraba en una lista de 40 altos cargos acusados de crímenes contra la humanidad, en un juicio abierto y llevado a la Audiencia Nacional de Madrid por el juez Andreu.
Veamos su caso. Según algunas investigaciones abiertas, Karenzi Karake es sospechoso del asesinato del Padre Blanco canadiense Guy Pinard, misionero en Ruanda en 1997. Pinard fue testigo de la muerte, a manos de militares, de tres españoles: la enfermera Flors Sirera, el médico Manuel Madrazo y el periodista Luis Valtueña, tres miembros de Médicos del Mundo asesinados en Ruanda en aquellas fechas. «El P. Pinard había sido testigo de esos actos y el Ejército decidió eliminarlo. Era un testigo incómodo», afirma su hermano Pilles. Igual que tantos otros testigos incómodos, como Mons. Munziriwa, el P. André Sibomana, los cuatro hermanos maristas…
Testigos incómodos para los planes del aquel entonces hombre fuerte del Frente Patriótico Ruandés (FPR), Paul Kagame, después ministro de Defensa y hombre fuerte del país, y hoy presidente de este país de los Grandes Lagos que sufrió dos genocidios seguidos, aunque sólo uno sea el que se puede reconocer oficialmente.
Comprometidos con la verdad, con la denuncia y con la justicia, a todos ellos no le dolían prendas en denunciar los crímenes que el FPR cometía en su asalto al poder. Sabían lo que cocinaba entonces, y no tenían miedo de denunciar el terror que los soldados de Kagame fueron sembrando por el camino. Unos 300.000 refugiados hutus desaparecieron tras el ataque y desmantelamiento de los campos de refugiados situados en el este del entonces Zaire, por las fuerzas del FPR.
Aún hoy, 14 años después de los hechos, aquel que se atreva a criticar al FPR o recordar a los cientos de miles de caídos en esta etapa negra del régimen de Kigali es acusado de «divisionista» o de «secesionista».
Hace ya más de tres años, en marzo de 2005, un grupo de valientes hombres y mujeres- comprometidos con la verdad, (si alguien quiere saber quiénes son, puede entrar en www.veritasrwandaforum.org) pusieron en marcha un proceso para llevar hasta la Audiencia Nacional una investigación sobre la muerte de nueve españoles en Ruanda. La denuncia fue admitida a trámite y el juez Fernado Andreu emitió 40 órdenes de detención contra miembros del FPR, por crímenes de genocidio y lesa humanidad, todos ellos presuntos responsables de la muerte de nueve españoles. Entre estos 40 altos cargos del FPR se encuentra Karenzi Karake.
No sabemos cómo se ha tomado la noticia Karenzi Kareke, pero su antiguo jefe, el actual presidente de Ruanda Paul Kagame, las órdenes de arresto internacional se las toma a broma, protegido como se siente por Estados Unidos, fiel aliado en la región.
Paul Kagame, amenazante y altivo, no dudó, cuando tuvo noticia de la investigación abierta por el juez español, en mandar a éste al infierno y declarar que emprenderá las acciones legales oportunas contra él, por «negación de genocidio». Quizás habría que recordarle a Kagame las palabras que utilizó el P. André Sibomana, sacerdote y periodista, citando a Ghandi en el Encuentro de Antropología y Misión de 1995, cuando se le hizo entrega del Premio Mundo Negro a la Fraternidad. «Cuando me desespero me acuerdo que a lo largo de la historia el camino del amor y de la verdad han triunfado siempre. Ha habido en este mundo tiranos y asesinos que durante un tiempo parecen invencibles, pero siempre terminan por caer. Pensad siempre en eso».
En 1998, el P. Sibomana moría de una enfermedad de la piel, tras negarle, el gobierno de Ruanda, el visado para poder viajar a Bélgica a curarse. Todos los que le conocimos estamos convencidos que también él, como el P. Puy Pinard, era un testigo incómodo.