Recomiendo:
1

Sudán

La batalla de Jartum

Fuentes: Rebelión

El pasado jueves día 20 las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) por fin lograron la toma del palacio de gobierno de Jartum, tras una batalla de más de dos meses, consiguiendo desalojar a los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Los irregulares lo habían conquistado, no bien comenzada la guerra civil, el 15 de abril del 2023. Si bien este cambio de manos estratégicamente no tiene demasiada importancia, el hecho en sí mismo es de un peso simbólico relevante para las tropas regulares.

Desde el mismo principio de la guerra civil de Sudán se estableció la capital sudanesa, Jartum, como uno de sus principales frentes de combate. Allí mismo comenzaron los enfrentamientos entre las FAS y los milicianos de las FAR, rompiendo la alianza que les permitió acabar en 2019 con la dictadura de treinta años del general Omar al-Bashir.

Tras un breve coqueteo con las organizaciones políticas y sociales, que habían hecho mucho por la caída del régimen, el ejército y los paramilitares decidieron que el país no estaba listo para una democracia y aniquilaron el proceso democrático que ya estaba en marcha.

Tras asumir como presidente del país, el jefe de las FAS, el general Abdel Fattah al-Burhan, pretendió regularizar a los paramilitares incorporándolos al ejército.

Fue ese proyecto lo que detonó la alianza y puso en pie de guerra a las FAR, acaudilladas por su fundador, el pseudogeneral Mohamed Hemetti Dagalo, un criador de camellos musulmán de origen árabe, arropado por la tiranía de al-Bashir, después de haber exterminado la insurgencia en la región de Darfur a un costo cercano a los quinientos mil muertos.

El genocidio étnico contra las poblaciones negras (agricultores, cristianos y animistas) de Darfur entre 2003 y 2005 ayudó en mucho a Hemetti a llegar a convertirse en uno de los hombres más ricos del país, gracias a la explotación y exportación ilegal de oro.

La posibilidad de regularizar a los paramilitares podría haber terminado con la preponderancia política y financiera de Hemetti, de ahí el principal motivo de esta guerra, que además de haber generado un número de muertos que nunca puede ser inferior a los cien mil y ha obligado a cerca de 15e millones de personas a desplazarse huyendo de los múltiples focos de combates. La gran mayoría de estas personas se han instalado en campamentos improvisados gestionados apenas por Naciones Unidas o diferentes ONG, en los que falta absolutamente todo, desde agua potable, hasta alimentos, medicamentos, leña con la que cocinar y sobre todo seguridad, ya que son frecuentes los ataques a estos campamentos, donde se produce el saqueo de los pocos recursos con que cuentan, asesinatos, violaciones masivas y el secuestro de hombres de todas las edades para forzarlos a integrarse a alguna de las fuerzas en disputa.

Se calcula que ya son cuatro millones de estos desplazados los que han conseguido escapar a alguno de los países vecinos, principalmente a Chad, donde todas las previsiones hechas por Naciones Unidas para contenerlos en sus campamentos han sido desbordadas.

El conflicto, que, en menos de dos años ya ha destruido la infraestructura de las grandes ciudades de Sudán y el sistema sanitario y productivo, amenaza con balcanizar al país por lo menos en dos grandes áreas: la región de Darfur, de donde es originario Hemetti, con cerca de 500.000 kilómetros cuadrados y, por ahora, el resto de Sudán; nada impediría, en este contexto, que alguna otra región lo intente.

Si bien la guerra comenzó en Jartum, más allá de su expansión a prácticamente todo el país, la capital junto a la ciudad de Omdurmán, apenas separadas por el Nilo, siempre se ha mantenido como uno de los frentes más activos, donde barrios enteros cambian de mano en cuestión de horas, al igual que los estratégicos puentes de al-Manshiya o Soba que cruzan la confluencia del Nilo Azul con el Blanco. Lo que ha convertido a grandes sectores de la ciudad en tierra arrasada, demoliendo edificios, hospitales y áreas residenciales.

La batalla por Jartum, finalmente nunca resuelta, ha tenido desde enero un sustantivo incremento de sus acciones que no se va a resolver con el cambio de mano del palacio gubernamental.

Ambas facciones disputan palmo a palmo cada sector de la ciudad sin conseguir establecer un frente, convirtiéndose en una batalla por sectores indefinidos, demoliendo las ruinas que otros enfrentamientos ya habían producido.

Hedor a muerte en Jartum

Es imposible conocer cuántos de los tres millones y medio de habitantes que tenía Jartum antes del comienzo de la guerra todavía continúan allí. Al igual que todo el conglomerado urbano que incluye, además de Jartum, la ciudad de Omdurmán al oeste de la capital y Bahri al norte, con cerca de ocho millones de habitantes en total.

Áreas donde los ataques de la artillería rebelde y los bombardeos aéreos de las fuerzas regulares han sido constantes desde abril del 2023.

Testigos de esto son las docenas de cuerpos descompuestos que todos los días los trabajadores de la Media Luna Roja rescatan de entre las ruinas de la ciudad e incluso de las cloacas, mientras que es un paisaje frecuente los cadáveres arrastrados por la corriente del Nilo y atascados en las rocas o en los pilotes de los puentes. Además el ejército afirma haber descubierto fosas comunes en lugares como parques e incluso en los jardines de los tribunales de la ciudad de Omdurmán que generan un hedor permanente sobre la ciudad.

Fuertes combates se produjeron en el barrio de Kafouri, de Bahri, donde los paramilitares tenían una de sus bases principales, la que fue tomada por el ejército el pasado sábado 15 de marzo.

Tras haberse negado a escapar, intentando preservar sus bienes o sorprendidos por lo repentino de los combates, son cientos de miles de personas las que sobreviven atrapadas en Jartum y el resto del conglomerado.

En este contexto cada misil, cada bombardeo, seguramente incrementó el número de bajas. Más cuando lo más crudo de los combates se libró en las cercanías del palacio, en uno de los barrios más populosos de la ciudad, como los de al-Haj Yousif, Haj Youssef o al-Bagair, mientras nada indica que los combates en esas áreas hayan cesado.

Si bien las operaciones del ejército han sido muchas para limpiar los barrios de Jartum de paramilitares, habiendo recuperado en estas últimas semanas el control de Bahri, la presencia de francotiradores ha obligado a los regulares a avanzar con el mayor sigilo.

Hasta pocas horas antes de la caída del palacio, Hemetti se había mantenido desafiante, prometiendo que sus fuerzas no se retirarían de la ciudad e incluso que recuperaría el terreno perdido. Además de amenazar con avanzar hacia Port Sudán, sobre el Mar Rojo, a más de 800 kilómetros al este de Jartum y de hecho la capital, desde la caída de Jartum, a donde llegan las donaciones de alimentos y medicamentos que penosamente se distribuyen en campamentos y ciudades, donde millones de personas carecen de todo.

Pasadas cerca de doce horas de la toma del palacio, Hemetti no ha reconocido la derrota e insiste en seguir desafiando a las FAS, lanzando a sus últimos hombres en la zona a una muerte segura.

Mientras, en las proximidades de una de las más importantes refinerías de petróleo del país se encontró un laboratorio de las FAR, que fabricaba a gran escala Captagon a un ritmo de cien mil pastillas por hora. El Captagon es un fármaco prohibido desde 1981 por la Organización Mundial de la Salud, utilizado particularmente por diferentes organizaciones terroristas como el Dáesh y al-Qaeda que mejora la atención y el rendimiento cognitivo, consiguiendo mantener el estado de vigilia más tiempo, cuyos efectos pueden prolongarse durante días. (Ver: Captagon, el elixir del mal). En las cercanías de este laboratorio también funcionaba un centro de tortura de las FAR, por donde se cree que han pasado cientos de personas.

Sin duda los paramilitares desalojados de Jartum marcharán a Darfur, donde sus avances continúan. Hace horas se conocía que habían tomado la ciudad de al-Maliha, próxima a las fronteras de Chad y Libia y a unos 200 kilómetros al norte de la ciudad de El-Fasher, la capital de Darfur del Norte, que es la única ciudad importante de toda la región de Darfur que permanece bajo control del ejército, aunque se encuentra sitiada por las FAR desde hace casi un año.

Por su parte el ejército insiste en que mantiene el control sobre al-Maliha y que los combates por esta ciudad enclavada en pleno desierto continúan, como muestra de una guerra cuyo final parece cada día estar más lejano.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asía Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.