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Sudán

La calle desafía a la junta militar

Fuentes: Viento Sur

En su intento por mantenerse en el poder, los generales pusieron fin al gobierno compuesto por militares y civiles que había liderado la transición durante dos años mediante un golpe de Estado. Luego decidieron liberar al Primer Ministro Abdullah Hamdok y reinstalarlo en su puesto sobre la base de un nuevo acuerdo mucho más favorable a los intereses de los golpistas. El propósito de la maniobra dar un barniz civil al gobierno militar. Por ello, la dimisión de Hamdok el 2 de enero es otro golpe para la Junta1.

Las movilizaciones populares en todo el país han acabado con esta estratagema. Al dimitir, Abdullah Hamdok aclara la situación política, incluso en el seno de la oposición. En efecto, los debates surgidos sobre si exigir o no la partida del Primer Ministro ya no son apropiados. Las movilizaciones ahora están dirigidas contra los generales y por un poder Madaniyya, es decir, totalmente civil.

Resistencia a la acción política

Durante las negociaciones entre el Ejército y las Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FLC) fueron descartados los comités de resistencia, presentes en todos los barrios de las ciudades de Sudán. La mayoría de estos comités mantenía reservas sobre el acuerdo del 17 de agosto de 2019 que establecía la transición. Las reservas se referían, en primer lugar, al principio de una alianza con el Ejército y, en segundo lugar, se extendían a la política seguida por el gobierno. Éste dio la espalda a las necesidades populares y se negó a hacer justicia a las víctimas de la represión.

A partir de ahora, los comités de resistencia se están implicando en el campo político. El proyecto es desarrollar una hoja de ruta para que Sudán avance hacia un frente popular unido. El texto, que deberá hacerse público sin tardar, está siendo discutido actualmente por el conjunto de los comités de resistencia. En él se deben abordar los principales temas económicos, sociales y diplomáticos y el papel y las reformas necesarias Ejército. Este texto llena un vacío dejado por la mayoría de las FLC después de su derrota. Un documento que se presentará a los partidos políticos y a la sociedad civil: asociaciones, sindicatos, presidentes de universidades, etc.

Desde el golpe de Estado (el 25 de octubre), a pesar de una represión cada vez más violenta, con casi sesenta muertes y arrestos masivos en las barriadas e, incluso, en los hospitales, la movilización no se ha debilitado. . Ahora parece cruzarse un nuevo umbral en la represión con violaciones que se observaron durante las intervenciones policiales en las últimas manifestaciones. Esta movilización mantiene a la junta en su aislamiento y permite el surgimiento de una respuesta política alternativa. Al mismo tiempo, los comités de resistencia consolidan su base popular a través de la gestión diaria de los barrios y la organización de la solidaridad con las personas más pobres.

Un problema geoestratégico

Las dictaduras de la región ven con malos ojos lo que está sucediendo en Sudán. El país puede convertirse en el símbolo de la resistencia popular y la prueba de que los tiranos pueden ser derrocados. En otras palabras, reaviva las brasas de la Primavera Árabe. Por lo tanto, países como Egipto o los Emiratos Árabes Unidos no escatiman esfuerzos para apoyar a sus pares. En cuanto al Estado de Israel, le preocupa que la junta se encuentre en una situación difícil. Especialmente porque el acuerdo firmado por los generales para reconocer a Israel está lejos de tener un apoyo unánime en la calle. Los países occidentales, en contra de la opinión de la población sudanesa, continúan sus mediaciones para volver al statu quo anterior, es decir, compartir el poder entre civiles y militares. Los rusos podrían verse tentados a tocar su propia partitura proporcionando asistencia al poder militar. Recordemos que la diplomacia rusa se negó a condenar el golpe de Estado. Moscú está particularmente interesado en finalizar el acuerdo que le permita establecer una base naval militar en Port Sudan. Este lugar es estratégico para vigilar el Mar Rojo y es una puerta de entrada al continente africano. Por tanto, el Kremlin podría fortalecer su cooperación militar a través de los mercenarios de Wagner que ya están a cargo del entrenamiento de unidades del ejército sudanés. La presencia de los rusos en los territorios centroafricanos y sudaneses, fronterizos con Chad, sería una buena operación para ellos. En efecto, este país es la pieza central de la intervención militar francesa en el Sahel como parte de la Operación Barkhane.

Esto significa que el pueblo sudanés solo puede contar con sus propias fuerzas y las de solidaridad internacional que todavía son demasiado débiles.

Texto original: L’Anticapitaliste – 598

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/sudan-la-calle-desafia-a-la-junta-militar/