El despliegue de una fuerza de la Unión Europea en la región oriental de Chad se demora, por temor a que los franceses que constituyen la mayoría de sus tropas sean blanco de ataque en ese atribulado país africano. La Unión Europea (UE) tenía intención de tener operativa una fuerza de 3.000 soldados, conocida como […]
No sólo no se llegó a la fecha prevista, sino que hubo enfrentamientos entre efectivos leales al presidente de Chad, Idriss Déby, y los rebeldes al mando de Mahamat Nouri.
La Unión de Fuerzas por la Democracia y el Desarrollo, la organización armada que encabeza Nouri, anunció el 30 de noviembre el estado de beligerancia con el ejército francés y cualquier otra fuerza extranjera en territorio nacional.
Los rebeldes acusan a Francia de estar a favor de Déby.
El gobierno de Nicolas Sarkozy arguyó que la reanudación de combates vuelve más necesaria que nunca la presencia de una fuerza de paz. Pero otros gobiernos europeos dudan sobre la neutralidad de la misión, dada la gran proporción de soldados franceses.
El ministro de Defensa de Austria, Norbert Darabos, advirtió acerca del «peligro de la participación directa de Eufor en combates».
El comandante de Eufor es el general irlandés Pat Nash. Pero el de Francia, ex potencia colonial de Chad, será el principal contingente de la fuerza de paz.
En teoría, la fuerza tendría una cadena de mando diferente y residiría en instalaciones separadas a la de Epervier, la misión francesa estacionada en N’Djamena y en la oriental ciudad de Abéché.
Bajo un acuerdo bilateral suscrito en 1976, los 1.200 efectivos de Epervier deben «garantizar la soberanía de Chad».
En tanto, Eufor debe dar protección a los 400.000 refugiados de Chad, muchos de los cuales son sudaneses desplazados por la violencia en la occidental provincia de Darfur.
Pero cierto grado de cooperación está previsto entre ambas operaciones. Epervier debe apoyar a Eufor con combustible, asistencia médica y transporte aéreo.
«Por un lado, es lógico que Francia asuma un papel preponderante», sostuvo David Mozersky, del Grupo Internacional de Crisis, dedicado desde Bruselas a la resolución de conflictos. «Los franceses ya tienen efectivos en una base existente en la región oriental de Chad.»
«Pero es importante que Eufor sea más que una operación francesa, pues lleva la bandera de la UE. Debe diferenciarse de la operación francesa existente», arguyó Mozersky.
Los gobiernos de la UE aprobaron la creación de Eufor en octubre, pero la mayoría de los 27 países integrantes del bloque se mostraron reacios a aportar efectivos. Se espera que Austria, Holanda, Irlanda, Polonia y Suecia sean los principales contribuyentes.
Irlanda, que tiene previsto aportar 450 soldados, pidió que se dote a la fuerza de paz con los recursos necesarios para cumplir su misión.
El ministro de Defensa irlandés Willie O’Dea declaró que hubo cierto «movimiento» desde que pidió mayor asistencia de las naciones de bloque.
Irlanda tenía previsto anticipar una tropa de asalto de unos 50 hombres, pero lo postergó hasta principios de 2008, preocupada por la escasez de apoyo aéreo y logístico. El resto del contingente tiene previsto llegar entre febrero y marzo del año próximo a Chad.
Se necesitarán al menos tres helicópteros sólo para brindar atención médica y facilitar la evacuación en Abéché, donde estarán estacionados los soldados irlandeses, según O’Dea.
La UE hará «todo lo que pueda» para desplegar la fuerza prometida, declaró el vicepresidente de la Comisión Europea –rama ejecutiva de la UE–, el alemán Günter Verheugen.
Pero algunos miembros del Parlamento Europeo se mostraron escépticos.
El eurodiputado socialista belga Alain Hutchinson pidió a todos los países de la UE que se involucren para «demostrar que se trata de una fuerza europea».
El derecho humanitario fue «atropellado» a raíz de los combates en Chad y en su vecino Sudán, remarcó Hutchinson, y añadió que varios meses después de acordada la Eufor, su despliegue no se había hecho efectivo.
El eurodiputado español de los verdes Raúl Romeva argumentó que la fuerza «había estado excesivamente vinculada a Francia, lo que podría tener un efecto perjudicial».
Romeva planteó su preocupación por los ataques perpetrados por las milicias árabes Janjaweed («hombres a caballo»), que se presume cuentan con apoyo del gobierno sudanés para sus acciones en Darfur e incursiones en Chad.
Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70, con disputas por tierras de pastoreo entre nómades árabes y agricultores indígenas negros.
La crisis derivó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron a los Janjaweed.
La milicia árabe y el régimen sudanés son acusados de cometer una limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a los dos grupos guerrilleros involucrados en un conflicto que ya se cobró la vida de entre 200.000 y 400.000 personas y entre 2,5 millones y 3,5 millones debieron abandonar sus hogares.
Romeva añadió que el conflicto «es un muy triste ejemplo de cómo las mujeres se convierten en objetos sexuales en una guerra. La violación ha sido un arma de guerra, en especial en los campamentos de refugiados, aunque no sólo allí».
Por su parte, la eurodiputada del partido izquierdista irlandés Sinn Féin Mary Lou McDonald señaló que «no hay ninguna duda de que es necesario intervenir en Chad» porque «la ingente miseria humana en esa parte del mundo es insoportable».
Pero, que la misión esté dominada por Francia, advirtió, está «al limite de la provocación» y es «muy, muy poco prudente».
El eurodiputado conservador alemán Bernd Posselt señaló que los gobiernos europeos se están «demorando demasiado» en desplegar la fuerza de paz.
«Necesitamos la experiencia de Francia», añadió. «También necesitamos a la Unión Africana y a la Liga Árabe. Por ahora son reacios a involucrarse. Pero eso no nos deja fuera del atolladero»