Me encanta verlos trabajar a deshoras. Se podrían hacer muchas bromas si no fuera por la trágica situación que están creando en su país. Son policías tunecinos, los vástagos de ese criminal dictador aliado de Occidente, ejemplo de moderación en el Magreb, baluarte contra el islamismo, amigo avanzado de la Unión Europea, colaborador necesario en […]
Me encanta verlos trabajar a deshoras. Se podrían hacer muchas bromas si no fuera por la trágica situación que están creando en su país. Son policías tunecinos, los vástagos de ese criminal dictador aliado de Occidente, ejemplo de moderación en el Magreb, baluarte contra el islamismo, amigo avanzado de la Unión Europea, colaborador necesario en sus criminales políticas de inmigración.[1]
En la imagen (tomada pocas horas después de la huida de Ben Alí) [2] se puede observar a dos agentes saliendo de un supermercado, con bolsas repletas, camino del furgón policial. Pero, es de noche y las tiendas están cerradas (hay toque de queda en todo el país). No importa, ellos son la ley, la ley del más fuerte.
Están saqueando los comercios. Después de una larga jornada asesinando manifestantes, no les debe haber quedado tiempo para hacer la compra. Su jefe acaba de huir del país, camino de otro paraíso «amigo»: Arabia Saudí. Y ellos piensan que si el clan mafioso [3] que les gobernaba ha estado llenándose los bolsillos a costa de mantener en la pobreza a la mayor parte de sus conciudadanos [4], por qué no iban ellos a tomar lo suyo.
Desde el viernes por la noche, cuando Ben Alí huyó de Túnez, la capital se encuentra asolada por los asaltos y el pillaje, la mayor parte de los mismos protagonizados por la policía del régimen. Ese mismo cuerpo colaboracionista con la política antiterrorista de los países ricos y adiestrada por la Escuela Europea de Policía (CEPOL), gracias al proyecto comunitario Euromed Police II [5].
La cadena de televisión pública presentó ayer imágenes del ejército deteniendo a policías de paisano que acababan de saquear comercios y a matones a sueldo, grupos armados afectos al ex dictador que recorren las calles disparando indiscriminadamente, asaltando barrios y casas. Mientras los militares tratan de controlar la situación, los ciudadanos, por el momento, se arman con palos para proteger de ese modo sus barrios y sus vidas. Es el legado de Ben Alí.
Occidente, mientras tanto, guarda silencio.
Notas:
[1] «Los gobiernos occidentales promocionan al dictador tunecino y su familia como un ejemplo de nación musulmana norteafricana estable y progresista. EL FMI alaba las políticas económicas neoliberales por prudentes e inteligentes aunque dichas políticas benefician básicamente a la familia de Ben Alí, a la de su mujer, además de a otros ricos tunecinos bien relacionados». La «medicina económica» del FMI en Túnez ha tenido como resultado la pobreza generalizada y el paro. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=119795
[2] http://24sur24.posterous.com/photo-of-police-in-uniforms-pillaging-looting
[3] Túnez, dictadura mafiosa. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120240
[4] Algunos de sus negocios: «El control absoluto del Institut Pasteur de Túnez por parte de la familia de Leila Trabelsi (esposa del dictador); el control de Orange Télécom, la principal compañía de telecomunicaciones del país; el control de las acciones del operador Orascom, otra empresa de telecomunicaciones tunecina; el control de la importación de carne, que quedó bajo el control Imed Trabesli, hijo de Leila Ben Alí; la privatización del banco BTF hizo que quedara bajo control de la familia Ben Alí; por decisión de Zine Ben Alí, todos los activos de la familia fueron trasladados a Dubai y se conviertieron en lingotes de oro. […] El hermano de Leila, implicado en varias tramas de corrupción entre las que destacan la reciente reorganización del Banco de Túnez y expropiaciones de líneas aéreas, varios hoteles, algunas de las estaciones de radio privadas de Túnez, empresas de la industria del automóvil y del sector inmobiliario. […] Marouane Mabrouk, otro de los hijos de Ben Alí, adquirió una participación del 17 por ciento de las acciones del Banco del Sur (ahora Banco Attijari), inmediatamente antes de su privatización. Este porcentaje era fundamental para la adquisición de la participación mayoritaria en el banco desde la privatización«. http://almuqawama2010.blogspot.com/2011/01/intifada-en-tunez-contra-el-fmi-y-un.html
[5] http://www.cepol.europa.eu/index.php?id=97&L=0
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rCR