En el último informe presentado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por el secretario general Ban Ki-moon sobre la situación en la República Democrática de Congo (RDC) se denuncian graves violaciones de los derechos humanos. «En las provincias orientales, graves abusos y violaciones de los derechos humanos son perpetrados sin distinción por grupos armados […]
En el último informe presentado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por el secretario general Ban Ki-moon sobre la situación en la República Democrática de Congo (RDC) se denuncian graves violaciones de los derechos humanos. «En las provincias orientales, graves abusos y violaciones de los derechos humanos son perpetrados sin distinción por grupos armados y soldados del ejército regular contra la población civil, incluidos los niños», expresó Ban Ki-moon.
«Aun teniendo en cuenta el hecho de que el reclutamiento de niños es reducido en comparación con periodos anteriores, sigo profundamente preocupado por el hecho de que miles de niños se encuentran aún entre las filas de las fuerzas y los grupos armados congoleños», dijo el secretario general en el informe, que comprende el período entre junio de 2007 y septiembre de 2008 y se centra en la situación de las provincias de Kivu Septentrional, Ituri y Katanga.
«Lamentablemente hay un vínculo evidente entre la reanudación de las hostilidades y el aumento de la violencia con el reclutamiento de niños» dice el informe, destacando «la necesidad de poner fin a los combates tan pronto como sea posible».
Ban Ki-moon hizo también un llamamiento a las partes en conflicto «para que respeten los compromisos tomados relativos a la protección y liberación de niños secuestrados y obligados a combatir, a ser esclavos sexuales o de otro tipo».
El secretario también se declaró «preocupado por los recientes ataques y secuestros cometidos por los rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), que alimentan la inseguridad y las tensiones en la vecina región de Ituri».
Al final del documento, de 28 páginas, el secretario de las Naciones Unidas insta al gobierno de Kinshasa a trabajar con «las organizaciones de las Naciones Unidas y los países vecinos para que el proceso de repatriación y liberación de los niños previamente enrolados en los grupos armados sigan con constancia y hacia un resultado positivo».
Por otra parte, el antiguo presidente de Nigeria y enviado especial de la ONU en la RDC, Olusegun Obasanjo, dijo que es necesario alentar el diálogo directo entre el Gobierno congoleño y los rebeldes activos en Kivu del Norte «para no perder el momento positivo» y la tregua en curso desde hace unos días.
Obasanjo regresaba de una misión oficial en la Región de los Grandes Lagos que le llevó a reunirse con los principales protagonistas locales de la crisis que desde el final de agosto golpea la región.
En las últimas semanas el este de la RDC ha sufrido un aumento de la violencia y de la ya profunda crisis humanitaria.
En una rueda de prensa celebrada en el Palacio de Cristal, Obasanjo describió como «no escandalosas» las demandas del general disidente Laurent Nkunda: confrontación directa con el Gobierno, defensa de las minorías e integración de sus hombres en las fuerzas armadas.
El nigeriano agregó que el Gobierno congoleño, que hasta ahora había rechazado cualquier solicitud de un acuerdo negociado con Nkunda, no se mostró contrario a iniciar un encuentro con el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP).
Durante las últimas semanas el grupo de Nkunda ha ganado una parte del territorio en la zona norte de Goma, capital provincial de Kivu del Norte, trasladando su base de la selva a Rutshuru, y el líder rebelde se encuentra ahora en un punto de fuerza para negociar.
Mientras tanto en el terreno, mientras la tregua entre el CNDP y el ejército congoleño parece haberse detenido, fuentes locales informaron de que la violencia contra la población no disminuye.
Según Radio Okapi, emisora de las Naciones Unidas en el país, los habitantes de la zona de Kanyabayonga, Kayina y Kirumba continúan, en pequeños grupos, abandonando sus hogares hacia el bosque, a causa de los saqueos y la violencia llevada a cabo especialmente por parte de elementos del ejército regular.
Después de la retirada de las tropas de Nkunda, que llegaron hasta las afueras de Kanyabayonga, la población de las aldeas de los alrededores se encuentra, de hecho, acorraladas entre fuerzas rebeldes y soldados del ejército regular que acampan no muy lejos.
Complicando un cuadro humanitario ya de por sí precario, fuentes locales señalan la ausencia total de organizaciones no gubernamentales capaces de prestar asistencia a las personas.