En 1897 Theodore Roosevelt, luego de insistir como muchos otros políticos en la fortuna de ser hombre y blanco para tomar sabias decisiones, había publicado que “la democracia de este siglo no necesita más justificación para su existencia que el simple hecho de que ha sido organizada para que la raza blanca se quede con las mejores tierras del Nuevo Mundo…»
En 2015 el presidente Barack Obama inauguró el Global Health Security and Biodefense para prevenir futuras pandemias.
En 2017 el presidente Donald Trump la redujo lo más que pudo para ahorrar recursos y revertir otra idea de su predecesor mulato.
En 2019 Trump creó una “Fuerza Espacial” que anunció con bombos y platillos como la cuarta fuerza militar de Estados Unidos para una nueva guerra de las galaxias. En poco tiempo se emplearon 16.000 funcionarios y se destinaron 15.000.000 millones de dólares para la nueva guerra por inventar.
Meses después, en 2020 la epidemia COVID-19 destruyó todas las ganancias de los últimos cinco años de “negocios primero” y recortes de impuestos para los ricos en Wall Street y seis millones de puestos de trabajo en solo tres semanas. Cuando una periodista le preguntó por los criterios para definir el fin de la crisis, el presidente Trump señaló su cabeza con un dedo e indicó que la decisión suprema no estaba en la ciencia sino allí adentro.
En 1897 el futuro presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, luego de insistir como muchos otros políticos en la fortuna de ser hombre y blanco para tomar sabias decisiones, había publicado que “la democracia de este siglo no necesita más justificación para su existencia que el simple hecho de que ha sido organizada para que la raza blanca se quede con las mejores tierras del Nuevo Mundo, desde América hasta Australia… Afortunadamente, la democracia, con un claro instinto egoísta en favor de la raza blanca, ha sido capaz de mantener alejadas a las razas invasoras”.