Recomiendo:
0

Túnez

La revolución en marcha

Fuentes: Viento Sur

El proceso revolucionario en curso en Túnez es un ejemplo para el mundo entero, comenzando por los países árabes. Aunque Ben Ali haya huido, el gobierno provisional no tiene ya legitimidad y el combate por la democracia continúa. Han sido precisos 29 días de revuelta, de manifestaciones reprimidas de forma sangrienta, de levantamiento de la […]

El proceso revolucionario en curso en Túnez es un ejemplo para el mundo entero, comenzando por los países árabes. Aunque Ben Ali haya huido, el gobierno provisional no tiene ya legitimidad y el combate por la democracia continúa.

Han sido precisos 29 días de revuelta, de manifestaciones reprimidas de forma sangrienta, de levantamiento de la juventud de Túnez, de sus trabajadores, parados, para que el presidente Ben Ali huyera. Es una revuelta contra el paro y la precariedad pero también contra las humillaciones cotidianas, la dictadura, la corrupción organizada por el poder y el nepotismo. Dos exigencias populares se han expresado: el trabajo y las libertades, únicas garantías de un cambio posible. A partir de revueltas a menudo espontáneas, el movimiento conoció un giro a partir de la noche del sábado 8 de enero, cuando empezó una verdadera masacre de los manifestantes por la policía y las milicias del RCD, el partido en el poder.

El 4 de enero, la corriente opuesta a los compromisos con el régimen había acabado por ganar la batalla en el seno de la UGTT, la central sindical única. Y el 11 de enero, se dejó libertad a las estructuras intermedias para convocar huelgas generales regionales. A partir de ahí, hizo erupción un auténtico movimiento de masas. Las manifestaciones organizadas en Sfax, Souse, Kasserine, Siliana, Bizerta, Kairouan, reuniendo a decenas de miles de trabajadores, parados, estudiantes de la universidad y la enseñanza media. Y la manifestación política monstruo que tuvo lugar el viernes 14 en Túnez, respuesta clara a la promesa de Ben Ali de abandonar el poder en 2014, provocó la huida del dictador.

No sabemos aún lo que esta revolución en marcha habrá costado a los trabajadores y a la población tunecina en vidas humanas. Demasiado, sin duda. Pero es un recordatorio de lo posible, para todos los pueblos oprimidos del mundo y los de los países árabes en particular. Pues ha sido un pueblo armado solo con su determinación de librarse de este régimen -uno de los más duros del mundo- lo que ha hecho huir a Ben Ali. Y ello a pesar del aparato policial, las milicias del poder y el apoyo de las potencias imperialistas del mundo entero, que intentan hacer jugar la carta del caos para desacreditar al movimiento popular.

El dictador ha caído, pero no la dictadura.

Esta marcha hacia la emancipación no ha hecho sino comenzar. El RCD y todo el aparato del estado están aún ahí, intactos. Pero la determinación de los tunecinos también, cuentan con proseguir la lucha hasta la victoria: la caída real de todo ese régimen, y no solo su reemplazo bajo una forma más «presentable». La principal consigna «Ben Ali lárgate» ha sido puesta al día tras su precipitada partida. Es hoy «RCD vete» y «Mbazaa vete» lo que el pueblo comienza a formular (Mbazaa es el presidnte de la Asamblea nacional que asegura el poder provisional). Incluso si se han ofrecido algunas sillas a representantes de la antigua «oposición» llamada legal, la prosecución de la movilización ha obligado a la mayor pare de ellos a dimitir: el 18 de enero, no quedaba más que uno aferrado a su sillón.

Todo el mundo se plantea ya la siguiente pregunta: «¿con qué reemplazar el RCD»?. Muchos viejos militantes, que han merecido la confianza de los trabajadores y de la población de su región, han participado activamente en esta revuelta y probado su capacidad para organizarse y movilizarse en condiciones difíciles: jóvenes, abogados, militantes de los derechos humanos, feministas, sindicalistas, etc. En cuanto a los partidos de oposición, debilitados y marginados por el régimen de Ben Ali, están divididos hoy entre quienes quieren entrar en el gobierno de coalición con el RCD y quienes se niegan a tal compromiso.

De los eslóganes de los manifestantes y de las consignas de los militantes salen un cierto número de tareas evidentes: liberar a todas las víctimas de la represión política y social y reintegrarlas en su empleo; detener y llevar ante la justicia (una vez ésta saneada) a los torturadores y los responsables de la corrupción; disolver todos los órganos constitutivos del estado policial y desmantelar el RCD; restituir los bienes acaparados por la mafia del antiguo régimen, elegir una asamblea constituyente que reescriba la Constitución hoy tallada a la medida para Ben Ali y el RCD; emprender cambios económicos radicales para sacar a Túnez del paro de masas y de una situación de total dependencia respecto a sus socios europeos.

Hoy, el NPA es plenamente solidario de la lucha del pueblo tunecino y debe ser más activo que nunca. Exigimos: la congelación en todo el mundo y la restitución al pueblo tunecino de todos los haberes de los dirigentes y patronos tunecinos ligados al régimen de Ben Ali y la denuncia de los acuerdos que someten a la economía tunecina a los intereses de las burguesías europeas, y en particular la francesa.

Frente a la crisis mundial del capitalismo, los trabajadores y la población de Túnez nos muestran la única salida posible: la lucha más resuelta. Organizarse y luchar aquí por una alternativa al orden mundial capitalista y al imperialismo que lleva dentro, es también un apoyo a todos los pueblos oprimidos, igual que sus luchas son un apoyo, un verdadero ánimo para nosotros.

Publicado en Hebdo Tout est à nous ! 86 http://www.npa2009.org

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR