El currículo de Thomas B Wilner, consultor de la firma de abogados Shearman & Sterling, en Washington, lo ubica como un hombre del establishment norteamericano. Antes de convertirse en uno de los juristas más prestigiosos de su país, estudió en la Universidad de Yale y en la Escuela de Leyes de Pennsilvania, las dos mejores […]
El currículo de Thomas B Wilner, consultor de la firma de abogados Shearman & Sterling, en Washington, lo ubica como un hombre del establishment norteamericano. Antes de convertirse en uno de los juristas más prestigiosos de su país, estudió en la Universidad de Yale y en la Escuela de Leyes de Pennsilvania, las dos mejores y más caras academias de los Estados Unidos. En Yale fue condiscípulo de algunos de los actuales protagonistas de la política estadounidense: entre otros, del republicano George W. Bush y el demócrata John Kerry.
Aun cuando desde hace años sus casos suelen tener alcance público porque ha sido asesor legal de algunas de las compañías más importantes del mundo con negocios en los Estados Unidos, el nombre de Tom Wilner aparece últimamente con mayor insistencia en los medios internacionales. Es el vocero de un grupo de abogados norteamericanos que representan a prisioneros de diversas nacionalidades, ilegalmente retenidos en la Base Militar de Guantánamo. Entre los presos hay 12 kuwaitíes, clientes de Wilner, que han sido torturados por soldados estadounidenses en Afganistán y Pakistán antes de enviarlos a la base en Cuba. Entre las denuncias figuran castigos con cadenas, choques eléctricos y sodomía.
La semana pasada trascendió en las noticias que uno de los presos que representa Wilner, el maestro Fawzi Al Odah, ha pedido un recurso legal para impedir que lo sigan alimentando a través de tubos. Quiere morir, en protesta por los abusos que padecen y han padecido él y sus compañeros en manos de las tropas de los Estados Unidos.
¿Cuál es el estatus legal en que se encuentran sus defendidos, presos en Guantánamo?
Cuando iniciamos el pleito legal, la idea que teníamos era presentarle el caso a un juez federal que decidiera si existe una base razonable para detenerlos como terroristas o como combatientes enemigos. El gobierno de los Estados Unidos argumenta que estos presos no tienen el derecho de acudir a los tribunales. Sin embargo, la Corte Suprema dijo el año pasado que sí podían presentar sus casos al juez federal, porque Guantánamo está dentro de la jurisdicción de los Estados Unidos.
El gobierno entonces planteó que, a pesar del derecho de ir a corte federal, los presos de Guantánamo no tienen derechos sustantivos porque no están en territorio estadounidense. Como están fuera de la jurisdicción de Estados Unidos -argumenta el gobierno-, consecuentemente no tienen derechos que derivan de la constitución del país. En estos momentos, los tribunales federales están divididos sobre los derechos sustanciales de los presos. En el medio de este litigio, ha intervenido el Senado para tratar de reversar la decisión de la Corte Suprema.
¿Qué posibilidades existe de ganar estos casos?
En septiembre de este año argumenté en corte que el derecho al habeas corpus es anterior al famoso añadido de las Diez Enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos, que se conoce como el Bill of Rights y que establece los derechos de los ciudadanos. El habeas corpus fue incorporado al Código en 1789, dos años antes del Bill of Rights. Esto quiere decir que aunque una persona no tenga derechos sustantivos constitucionales, la ilegalidad de su detención puede ser revisada a través de sus derechos de habeas corpus.
Tengo la confianza de ganar, porque la ley está a nuestro favor. Sin embargo, me preocupa mucho lo que pueda pasar en el Congreso. He estado trabajando hasta las 12 de la noche últimamente, llamando a congresistas y a senadores para que no cambien la ley.
El kuwaití Fawzi Al Odah, uno de los 12 presos en Guantánamo que usted representa, le ha pedido una moción ante un tribunal para que se le retire la sonda que lo alimenta contra su voluntad. ¿Quién es este hombre? ¿Por qué ha llegado a tal desesperación?
Tiene 27 años. Es un maestro del Corán. Nunca combatió, ni mató a nadie. Fue a Pakistán y a Afganistán para ayudar a los pobres. Una tribu pakistaní lo vendió a Estados Unidos por 5 000 dólares. Eso es una fortuna en Pakistán. Estuvo preso en Kandahar, en Bahrain, y ahora en Guantánamo, donde se encuentra desde enero del 2002.
Nunca ha tenido un juicio con el debido proceso. Él me ha dicho y repito sus palabras textuales: «la justicia americana es una farsa. Soy inocente. Mientras no me den la libertad, no comeré. Estados Unidos le dice al mundo que tratan a los presos de Guantánamo bien, y que nos dan buenos alimentos. Si yo como, yo estaría apoyando a esa mentira.» Eso me dice Fawzi.
Me hace sentir terriblemente mal tener que ayudar a que mi defendido muera. Su padre es un héroe para toda su familia, porque luchó contra Sadam Hussein. Fawzi me pidió que le dijera a su padre que «igual que él es un héroe, yo seré un héroe.»
Cuando Fawzi me dijo eso, yo lloré, porque mi gobierno le está negando la justicia, los derechos fundamentales que tiene cualquier ser humano.
A solicitud de Fawzi he tenido que presentar varias mociones a los tribunales para que le desconecten los tubos por donde lo alimentan, contra su voluntad. Hasta ahora los jueces defieren esa decisión al Ejecutivo y no han intervenido para desconectarlo.
En la reciente visita que hizo a Panamá el Presidente Bush dijo categóricamente que Estados Unidos no tortura a prisioneros. ¿Por qué le miente a la opinión pública? ¿Qué tipo de sanciones podría encarar el Presidente de su país si se prueba que miente y justifica la tortura?
No sé si George W. Bush sabe lo que le pasa a los presos que tienen los Estados Unidos. Él dice que no son torturados. Sin embargo, no cabe ninguna duda de que los Estados Unidos tienen prisioneros que sufren torturas desenfrenadas. Cada uno de mis clientes ha sido severamente golpeado. Han utilizado perros para aterrorizarlos y los han puesto en posiciones de tensión forzada también para torturarlos. Uno de ellos, Saad al-Azmi, fue víctima de hostigamiento sexual. Algunos de ellos me dijeron que «confesaron» haber pertenecido a la milicia religiosa talibán o a la red terrorista al-Qaeda sólo con el propósito de que cesaran las torturas. Hasta el propio FBI admite que es tortura lo que ellos han padecido.
Si Bush no sabe esto, entonces no es un Presidente efectivo. Tiene que saber que los Estados Unidos llevaron a los presos a Guantánamo precisamente para evadir la ley y crear una cultura de ilegalidad. La tortura de los presos es una consecuencia directa y lógica de la cultura de ilegalidad que el Presidente ha estimulado.
Si George W. Bush ordenó o permitió la tortura, ha violado la ley internacional y pudiera ser sancionado. También ha violado la ley de los Estados Unidos.
Si el Partido Republicano no controlara el Senado y la Cámara de Representantes, ya el Congreso hubiera tenido audiencias de impeachment relacionados con esto.
El Pew Research Center de Washington acaba de dar a conocer el resultado de una encuesta en la que el 46 por ciento de los norteamericanos justifican las torturas. ¿Cómo es posible que una sociedad haya podido sembrar en la gente semejante opinión?
No he leído la encuesta y no conozco las preguntas que hicieron para llegar a esa conclusión. Me sorprenden los resultados de esta encuesta y pienso que quizás han planteado las preguntas de una forma equivocada y por eso tales resultados, aunque sí es cierto que los Estados Unidos han perdido su camino después del 11 de Septiembre. Hemos perdido nuestro sentido de los principios en los cuales se fundó este país.
La Administración de Bush ha utilizado el 11 de Septiembre como pretexto para alimentar el miedo, para que este penetre la nación entera. Ha sacrificado nuestros valores como país para justificar sus fines políticos. La Administración trata a Al Qaeda como si fuera una mafia, una organización, sin comprender que Al Qaeda es una idea y al sacrificar nuestros principios, nuestros valores como sociedad, hemos creado una siembra de terroristas que alimenta esa idea.
Cuando los Estados Unidos se enfrentan a un terrorismo a la carta, donde se combate solo aquello que conviene, están permitiendo que digan en el mundo islámico que esta es una guerra contra el Islam-y no en contra del terrorismo en sí. En vez de extraditar a Luis Posada Carriles (el conocido terrorista cubano-venezolano que organizó en 1976 la voladura de un avión civil donde murieron decenas de personas), lo amparan en territorio norteamericano con un recurso migratorio. En vez de reconocer sus derechos y actuar en consecuencia, han detenido ilegalmente a más de 500 personas inocentes en Guantánamo. En los EE.UU. una persona es inocente bajo la ley hasta que no se prueba lo contrario. La situación de los presos en Guantánamo demuestra una total ausencia de principios éticos de nuestra administración.
En «La Familia: la verdadera historia de la dinastía Bush«, escrito por Kitty Kelley, lo presenta a usted como un ex compañero de estudios de George W. Bush en la Universidad de Yale. En el libro, aparece esta cita atribuida a usted:»Georgie, como le llamábamos entonces, no tenía la menor curiosidad intelectual por ningún tema. No le interesaban las ideas, los libros o las causas. No viajaba; no leía los periódicos; no veía los informativos; ni siquiera iba al cine… Es un tipo que no tiene idea de las cuestiones complejas.»¿Mantiene esta opinión? ¿En qué aspectos cree que ha mejorado o empeorado su condiscípulo?
Mantengo mi opinión sobre George W. Bush y pienso que él ha empeorado. La manera en que ha manejado las relaciones internacionales y nacionales de los Estados Unidos refleja su falta de curiosidad intelectual y la ausencia de una habilidad para comprender temas complejos. Ve las cosas de una manera simplista, sin comprender las implicaciones históricas de sus decisiones. Consecuentemente, su política es muy superficial.
Esta falta de inteligencia le ha causado muchísimo daño a los Estados Unidos y al mundo. Hay muchos ejemplos. Uno, por ejemplo, es la incapacidad de Bush para apreciar lo positivo que tiene el gobierno de Hugo Chávez y lo que hace por los pobres de su país. No comprende el apoyo democrático que tiene ese líder, un presidente que ha sido electo por una abrumadora mayoría de los venezolanos.