Los chinos han recibido este miércoles la victoria de Donald Trump con una mezcla de optimismo y estupor, sin saber cómo tratará a su país una vez en la Casa Blanca teniendo en cuenta sus diatribas antichinas de la campaña electoral. En China no se celebran elecciones libres ni pluralistas. Pero muchos pekineses estuvieron muy […]
Los chinos han recibido este miércoles la victoria de Donald Trump con una mezcla de optimismo y estupor, sin saber cómo tratará a su país una vez en la Casa Blanca teniendo en cuenta sus diatribas antichinas de la campaña electoral.
En China no se celebran elecciones libres ni pluralistas. Pero muchos pekineses estuvieron muy pendientes de los medios de comunicación estadounidenses y de las redes sociales, compartiendo su desconcierto a medida que se esbozaba un triunfo de Trump.
En la embajada de Estados Unidos en Pekín, dos salas repletas acogían a los más apasionados que querían seguir en directo el recuento de votos por las cadenas estadounidenses. Muchos de ellos creen que el magnate dará prioridad a las relaciones económicas con China frente a las críticas sobre los derechos humanos, al contrario de su rival, la exsecretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton.
Durante la campaña Trump prometió imponer una tasa del 45% a los productos fabricados por el gigante asiático. Pero Zhang Meiyang, una profesora, estima que «habrá una política extranjera muy amistosa hacia China».
Ren Hong, una estudiante de 36 años, declaró a la AFP que Trump le parecía «amigable, pero también agresivo». «Podría ser un buen presidente» para los estadounidenses, no tanto para los chinos, afirma.
«Creo que emprenderá acciones que no serán buenas para China, pero es una buena ocasión para los dos países de construir una nueva relación», opina.
Las tensiones entre Washington y Pekín son recurrentes sobre temas como la ciberseguridad, la política económica china o incluso las luchas de influencia en el mar de China meridional.
El presidente chino Xi Jinping dijo estar «impaciente» por trabajar con Donald Trump «sin confrontación» y «en virtud del principio de respeto mutuo», en un telegrama de felicitación al presidente electo de Estados Unidos.
‘¡China tiene suerte!’
En la «cafetería del puente», un establecimiento de moda del barrio estudiantil pekinés de Wudaokou, los clientes comían paninis y ensalada mientras seguían los resultados de las elecciones en plataformas de vídeo en streaming.
«No se sabe muy bien en quién confiar, entonces veo todo esto más como un espectáculo y sigo el recuento sin preocuparme del resultado», declara Ariel Zhang, de 30 años, mientras va pasando por su teléfono móvil unos fotomontajes que comparan el cabello dorado de Trump con espigas de maíz.
Liu Xiaofan, estudiante de piano de 24 años, se pregunta si los estadounidenses han reflexionado antes de votar: «Siguen diciendo que Trump va a inaugurar una nueva era, pero muchos no entienden».
En Shanghai, delante del templo Jing An, Dai Liyan, una transeúnte, predice horas sombrías para la economía. «El resultado de la elección influirá sobre el mercado (…) Si el presidente tiene mala imagen el dólar se debilitará. Un amigo ya compró oro para limitar los riesgos».
Muchos internautas piensan, por el contrario, que el cambio de inquilino en la Casa Blanca es un buen augurio para su país. En octubre, el presidente filipino Rodrigo Duterte, cuyo país es un aliado de Washington, dio un vuelco diplomático y anunció un acercamiento a Pekín.
«¡No puedo evitar pensar que China tiene realmente suerte!», resumía un usuario de la popular red social Sina Weibo.