Traducido por Caty R.
Para Gertrude Mongella, presidenta del Parlamento Panafricano, es una evidencia: el desarrollo de África pasa por la estructuración y el crecimiento del poder económico de sus mujeres. Nos explica por qué y expone ejemplos de los métodos establecidos por las mujeres de Tanzania, su tierra natal, para garantizar su subsistencia y la de los suyos.
Las mujeres tienen el futuro de África en sus manos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está convencida de esto. Gertrude Ibengwe Mongella también. Y además esta feminista no se privó de afirmarlo en una declaración hecha en el marco de la Reunión regional africana de la OIT que se celebró a finales de abril en Addis Abeba (Etiopía). En una entrevista resueltamente comprometida la diputada de Ukerewe explicó a Afrik por qué piensa que el desarrollo económico de las mujeres será el motor del crecimiento de África.
Afrik.com: El Director General de la Organización Internacional del Trabajo considera que si se da el poder a las mujeres se da el poder a África. ¿Qué le inspira eso?
Gertrude Mongella: Pienso que es una declaración muy importante que se repite cada vez más cuando se habla del desarrollo de África. Si se observa el papel de las mujeres africanas en nuestras sociedades, vemos que es muy importante: son ellas quienes trabajan durante muchas horas para mantener a sus familias. Por tanto hay que cambiar y poner la tecnología a disposición de estas mujeres porque eso revolucionará actividades como la agricultura. Si les damos las tecnologías de producción empujaremos hacia arriba las economías africanas ya que ahora mismo muchas mujeres son el centro de la producción. Y si educamos a estas mujeres, educamos también a los trabajadores voluntarios de África. Ésta es la razón por la que es crucial conocer el punto de partida del desarrollo de África. Si damos el poder a las africanas, ellas podrán ocuparse de la mortalidad por maternidad, de la mortalidad infantil, especialmente entre los recién nacidos, que es enorme y muy desalentadora en África. ¡Si nos ocupamos de las mujeres, tendremos un África feliz! Por tanto lo repito: el Director general tenía razón (1).
AF: ¿Por qué pasa, según usted, la promoción del trabajo digno?
GM: El punto de partida deberían ser las mujeres, especialmente por las responsabilidades que tienen en nuestras sociedades. Por ejemplo, si observamos la pandemia del VIH/sida, veremos que afecta mucho a las mujeres porque ellas se hacen cargo de los enfermos: sus maridos, amigos, hijos, padres… Son ellas quienes se ocupan de todo el mundo afectado por el VIH/sida y las enfermedades vinculadas. Puesto que son el punto de partida, queremos un trabajo digno para estas mujeres que están sometidas a tantas cosas. Ni siquiera regatean por un buen sueldo, lo único que les importa es poner algo sobre la mesa todos los días. Son las más afectadas por la supervivencia. Dejan a un lado las consideraciones del salario adecuado o la elección del trabajo. En cuanto ven un trabajo lo toman para poder sobrevivir y después descubren que algunos empleos no son dignos.
AF: ¿El Parlamento Panafricano ha tomado medidas especiales para promover el trabajo de las mujeres?
GM: El Parlamento Panafricano sólo ha cumplido tres años en marzo. Ya establecimos comités en el Parlamento y algunos de estos comités se dedican a los problemas laborales, el desarrollo social, los derechos humanos, la salud… Todos estos comités deberían de verdad ocuparse del problema. Esperamos que después de esta reunión (de la OIT, ndlr) el Parlamento Panafricano pueda invitar a la dirección de la OIT a que venga y se dirija a los parlamentarios para que podamos reanudar el debate sobre lo que es el trabajo digno y cómo promoverlo entre los distintos países miembros de la Unión Africana.
AF: ¿Y esta promoción se referirá especialmente a las mujeres, muy afectadas por el desempleo?
GM: Sí, especialmente a las mujeres. Pero no podemos dejar a los hombres de lado, porque cuando los hombres no tienen un trabajo decente, y esa es otra historia, es todavía más difícil ocuparse de ellos.
AF: Usted habló el martes de las iniciativas que emprenden las mujeres para salir adelante. ¿Tiene ejemplos de Tanzania, de donde usted es originaria, o de otros países?
GM: Durante mucho tiempo las mujeres se agruparon para conseguir créditos. Y eso les dio poder, se animaban entre ellas para reembolsar los préstamos y así podían avanzar más. Cuando una mujer del grupo tomaba un crédito y caía enferma, los miembros del grupo le ayudaban a reembolsar el préstamo hasta su restablecimiento. Cuando hay una sequía, por ejemplo, las mujeres se apoyan también para no retrasar el reembolso de los préstamos. También trabajan juntas en los campos, lo que les permite trabajar más y mejor. Cuando se agrupan observamos una especie de red social, redes de apoyo que ayudan mucho a las mujeres. Estos grupos también ayudan psicológicamente ya que algunas mujeres tienen más resistencia que otras, otras tienen más dificultades en su vida familiar. Pero una vez en el grupo las mujeres encuentran consuelo y estímulo. Mi presidente (…) comprendió que este tipo de grupos necesitaba apoyo y nada más llegar al poder, hace ahora un año, creó un fondo especial asignado para llegar a estos grupos y a sus miembros que de otra forma no podrían acceder a un crédito bancario. El mecanismo está establecido para que las personas reciban los fondos. Eso ya está en marcha. La próxima etapa es adentrarse en el engranaje de la comercialización ya que aunque pueden producir en grupo, después no son capaces de comercializar porque a veces no tienen acceso a la información. No saben dónde están los mercados y dónde pueden vender sus productos. Es muy desalentador. Pero al apoyar esas redes, al menos se pueden comercializar los productos correctamente.
AF: ¿Tiene usted acciones en marcha para aumentar el poder económico de las mujeres?
GM: Tengo otra iniciativa en la isla de Pemba en Zanzíbar, donde trabajo con las mujeres en el poder económico. Porque con él pueden insertarse en la toma de decisiones políticas, que es un valor añadido, y se puede contribuir más al desarrollo de la sociedad. Las instruimos en cuanto a la empresa, la producción, la recopilación de información, su propia educación (…). En mi circunscripción (Ukerewe, ndlr) también tengo un grupo similar de mujeres que trabajan. Las llamamos en inglés Girls talk. Van a los distintos pueblos, son líderes, organizan debates conjuntos. Dicen: «No necesitamos sillas, podemos sentarnos en una estera, pero hablemos de los problemas». Y está muy bien porque es un medio de llegar a las mujeres en su entorno, en los pueblos. Y también en los suburbios y en el centro de las ciudades donde las mujeres a veces son más pobres que las que viven en los pueblos. Esto no se reconoce, pero una mujer que vive en un apartamento y no tiene trabajo es más vulnerable que la aldeana que si no tiene para pagar la factura de agua, si se siente mínimamente bien puede ir al pozo y tener agua. Una aldeana también puede ir a buscar leña para la calefacción. Pero una mujer en una ciudad como Dar Es Salam, si no tiene un trabajo digno no sale adelante. Hay mucha más gente que no tiene un trabajo digno en las ciudades.
(1) Juan Somavia, Director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la apertura de la «Undécima reunión regional africana» dijo: «Desde los pasillos del poder hasta las aldeas africanas, estoy absolutamente convencido de esta verdad: ¡Cuándo les damos el poder a las mujeres, le damos el poder a África!» http://www.rebelion.org
Original en francés: http://www.afrik.com/article116
Habibou Bangré es periodista de Afrik.com.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, la traductora y la fuente.