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Las sanciones internacionales determinan el funcionamiento de Zimbabue

Fuentes: Fundación Sur

En respuesta a nuestro programa de reforma agrícola, se han impuesto las sanciones a Zimbabue, por parte de las Instituciones multilaterales financieras. Éstas han suspendido todas las formas de balanza de pagos de apoyo, asistencia técnica, préstamos y financiación desarrollo de infraestructura tanto para el Gobierno y para los sectores privados y detuvo todo tipo […]

En respuesta a nuestro programa de reforma agrícola, se han impuesto las sanciones a Zimbabue, por parte de las Instituciones multilaterales financieras. Éstas han suspendido todas las formas de balanza de pagos de apoyo, asistencia técnica, préstamos y financiación desarrollo de infraestructura tanto para el Gobierno y para los sectores privados y detuvo todo tipo de operaciones de crédito al país.

Normalmente son los grupos más vulnerables de la sociedad los que sufren, no los líderes políticos ni los oficiales del Gobierno. Las sanciones han tenido efectos sociales y económicos adversos sobre los principales sectores de la economía de Zimbabue. La escasez de divisas dio como resultado que el país fuese acumulando los pagos de sus deudas externas.

Balanza de pagos

La posición de la balanza de pagos de Zimbabue se ha deteriorado significativamente desde 2000, por la combinación de los efectos de un inadecuado rendimiento de las exportaciones y la reducción de la entrada de capitales. Nuestras reservas de divisas disminuyeron como resultado de todo ello, de 830 millones de dólares que representaban las importaciones de tres meses cubiertas en 1996, a cubrir las de menos de un mes en 2006.

La escasez de divisas ha restringido severamente la capacidad del país de hacer frente al pago de sus obligaciones con el exterior y a la financiación de importaciones de cosas como medicinas, cereales, materias primas, combustibles y electricidad.

Ha habido un cúmulo significante de los atrasos de pagos externos. Los pagos atrasados a los países extranjeros ha crecido de 109 millones de dólares a finales de 1999, hasta 2.500 millones de dólares a finales de 2006. El empeoramiento de la solvencia del país y su perfil de riesgo ha llevado a la completa desecación de sus fuentes externas de financiación.

El que las instituciones financieras multilaterales hayan dejado de brindar su ayuda para el balance de pagos a Zimbabue ha tenido también efectos en algunos acreedores bilaterales y donantes han hecho lo mismo, o bien han recortado o bien han suspendido los desembolsos sobre los créditos existentes al Gobierno y compañías paraestatales.

Antes de estos acontecimientos, Zimbabue tenía un historial impecable de servicios de deudas puntualmente y estaba muy bien considerado en los mercados financieros internacionales.

La cuenta de capital, tradicionalmente una cuenta con excedentes, ha estado en déficit desde 2000. Como tal, los inversotes internacionales prefieren otros países para invertir, privando así a Zimbabue de la tan necesitada inversión extranjera.

Las sanciones también han afectado la imagen del país proyectando una imagen negativa del país a la comunidad internacional. Por eso está siendo muy difícil para las compañías zimbabuenses acceder a líneas de crédito. Como resultado, nuestras compañías deben pagar en efectivo por las importaciones.

También como resultado de la prima de riesgo, las compañías privadas del país han estado adquiriendo en el exterior a unos índices de interés prohibitivos. Esto ha tenido un efecto onda en los niveles de empleo y la baja capacidad de utilización como reflejo de la escasez de bienes y servicios básicos.

La reducción de las exportaciones ha afectado también de manera desfavorable al nivel de vida de la población en general, y por las condiciones económicas deterioradas, el país ha experimentado una emigración a larga escala, especialmente de mano de obra cualificada, forzando aún más la economía.

Las sanciones han impactado perjudicialmente sobre la inversión directa extranjera, FDI, en Zimbabue. Los inversores se están asustando y las inversiones extranjeras han caído de 444,3 millones de dólares en 1998 a 50 millones de dólares en 2006.

Además, compañías anglo-americanas se han sentido desanimadas a invertir en Zimbabue por sus propios Gobiernos. Esto ha afectado de manera adversa a los niveles de inversión en el país, acentuando así la escasez de divisas que lleva a la escasez de combustibles y la importación de materias primas.

La escasez de carburantes ha tenido un impacto debilitador en todos los sectores de la economía, provocando un continuo declive de la actividad económica. Esto ha generado aún más presión inflacionaria y un comportamiento especulativo en la economía.

Dinamarca había apoyado el programa agrícola de Zimbabue en 1998 con aproximadamente 15,4 millones de dólares. El programa danés se suspendió y la economía de esta forma perdió una oportunidad de mejorar la seguridad alimentaria.

El programa de apoyo al sector de la educación se estableció en 1996 y fue fundado con aproximadamente 13,9 millones de dólares por el Gobierno sueco. El proyecto facilitaba el suministro de libros de texto, necesidades de educación especial y la construcción de edificios destinados a escuelas.

El Gobierno sueco no financió ningún nuevo programa en el sector de la educación después del año 2000, y nuestras universidades no tienen acceso a ordenadores y accesorios relacionados de las compañías americanas de tecnologías de la información. Las sanciones impuestas por Occidente han desbordado de esta manera a las instituciones de enseñanza superior del país.

El sector del transporte

Antes teníamos un programa de apoyo al sector del transporte de 48 millones de dólares, que comenzó en abril de 2000 y estaba financiado por Dinamarca. Si este programa se hubiera llevado a cabo hasta el final, podría haber creado oportunidades de empleo y mejorado el comercio mediante movimientos eficaces de bienes dentro del país y la región.

Además, un programa basado en el empleo para carreteras y trabajos de rehabilitación, establecido en octubre de 1995, financiado por el Gobierno sueco, con aproximadamente 15,1 millones de dólares, con el que se pretendía rehabilitar 116 kilómetros de carreteras, así como formar a los contratistas indígenas de baja escala. Con ello se pretendía mejorar la capacidad empresarial del sector rural de la construcción.

Sin embargo, no se ha puesto en práctica ningún nuevo programa porque los suecos suspendieron la cooperación con Zimbabue.

Sector de la Salud

Dinamarca ha suspendido también los programas establecidos en 2000 con 29,7 millones de dólares para apoyar el sector sanitario, como resultado de la reforma agraria. La aplicación de las subvenciones a Zimbabue para financiar sus programas de VIH y SIDA del Fondo Global para el Sida también fue cancelada por razones políticas.

Tres cuartas partes de los equipos médicos de los hospitales de la capital, Harare, no funcionan y esto tiene serias repercusiones en la gente corriente. Con un telón de fondo de un sistema de servicios sanitarios ya saturado, es muy difícil para muchos zimbabuenses poder permitirse el acceso a los servicios sanitarios y a las medicinas, y en particular los medicamentos retrovirales, para los pacientes con SIDA.

El departamento de salud de la ciudad de Harare se benefició mucho de varios proyectos conjuntos de investigación con colaboradores internacionales. Pero estos proyectos se han terminado. El Departamento se beneficiaba de los mencionados proyectos, porque cuando terminaban, tomaban el control sobre los equipos utilizados por los proyectos de investigación.

Las sanciones también han influido indirectamente en el cambio de ubicación de la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud, OMS, a Congo Brazzaville, lo que supuso la limitación de los zimbabuenses que antes empleaba la OMS.

Cooperación Regional

Las sanciones están afectando también al buen funcionamiento de las asociaciones regionales, como la SADC (Comunidad de Desarrollo de África del Sur) y COMESA (Mercado Común del Africa Austral y Oriental). La Unión Europea, a través del Fondo Europeo, compensa a los estados miembros de COMESA por las perdidas de ingresos sufridas por la reducción de tarifas, bajo unas condiciones especificas debidas a asuntos de políticas macroeconómicas y de gobierno.

Zimbabue no se ha beneficiado de este fondo y esto podría afectar, a largo plazo, a su proceso de reducción de tarifas a la vez que otros países en Comesa, socavando así la iniciativa de integración regional.

En 2000, los Estados Unidos promulgaron una nueva ley que se llamaba El Acta de Crecimiento y Oportunidades para África, AGOA, que ofrece incentivos tangibles para que los países africanos puedan abrir sus economías, construir mercados libres y adoptar el pluralismo político.

Esos países que adoptan los principios del mercado libre y se considera que respetan el estado de derecho y los derechos humanos, y por tanto elegibles, según AGOA, para exportar una amplia variedad de bienes a los Estados Unidos libres de impuestos.

En un solo año, AGOA permitió un incremento en las exportaciones desde África a los Estados Unidos en más del 1.000 %, generando casi 1.000 millones de dólares de inversión y creando miles de puestos de trabajo. Este incremento del comercio incluía un lista de productos muy diversos, como por ejemplo ropa, flores y productos agrícolas procesados.

Treinta y siete países africanos han alcanzado los criterios de AGOA y son elegibles para estas iniciativas de comercio. Zimbabue no disfruta de ningún comercio preferencia por AGOA por las sanciones impuestas sobre el país por los Estados Unidos.

Es por tanto evidente por todo los anterior que las sanciones impuestas a Zimbabue han afectado negativamente a los grupos más vulnerables y a la economía en general. Los progresos significativos que el país había hecho en el desarrollo de infraestructuras, el sector de la salud y el sistema de servicios sociales se han visto duramente afectados por la imposición de sanciones.

La prolongada escasez de divisas a la que se enfrenta el país desde el 2000 ha paralizado el funcionamiento de la industria, que dependía fuertemente de importaciones para su funcionamiento diario.

El deterioro de los principales sectores de la economía ha ocasionado un alto nivel de desempleo, un sistema sanitario deficiente, la reducción de la inversión directa extranjera y el agotamiento de las ayudas a la balanza de pagos. En general, las sanciones son en parte responsables del declive de la actividad económica durante los últimos siete años.

*Gideon Gono es el Gobernador del Banco de Reservas de Zimbabue. 

http://www.newzimbabwe.com

Traducido por Rosa Moro del Departamento África de la Fundación Sur.