Mientras representantes de sesenta países se reunieron ayer en Paris para discutir el futuro de la Libia post-Khadafi salió a la luz una carta en la que el gobierno de transición prometería a Francia 35% del petroleo del país africano. Alain Juppé, ministro de relaciones exteriores del país galo desconoció la existencia de tal documento […]
Mientras representantes de sesenta países se reunieron ayer en Paris para discutir el futuro de la Libia post-Khadafi salió a la luz una carta en la que el gobierno de transición prometería a Francia 35% del petroleo del país africano. Alain Juppé, ministro de relaciones exteriores del país galo desconoció la existencia de tal documento pero consideró «lógico» que los países que apoyaron la revuelta sean socios privilegiados del nuevo gobierno.
Bajo el nombre «Los Amigos de Libia» se llevó a cabo en Paris la conferencia internacional para discutir los detalles de la transición política y la recuperación económica del país norafricano. Desde la redacción de una constitución hasta la creación de partidos políticos, Libia, un país sin tradición democrática, debe comenzar de cero su construcción institucional para formar parte activa de la comunidad internacional. Con la guerra (casi) terminada, la capital Trípoli tomada y el líder Muammar Khadafi en la clandestinidad, delegaciones de sesenta países, occidentales y árabes, se reunieron junto a los representantes de los «rebeldes» libios, el Consejo Nacional de Transición (CNT). Algunos analistas hablan ya de una «carrera» por los millonarios contratos que deberán cerrarse para la reconstrucción del país y, por supuesto, de la explotación de la primera reserva petrolera del continente africano.
«Debemos ayudar a los pueblos en peligro de muerte, en nombre de la consciencia universal que no puede tolerar tales crímenes» declaró el presidente francés Nicolas Sarkozy el pasado 19 de marzo al anunciar el comienzo de las operaciones militares de la coalición; «lo hacemos para proteger a la población civil de la locura asesina de un régimen que, asesinando a su propio pueblo, a perdido toda legitimidad». A seis meses de ese discurso, que daba comienzo a la intervención armada apoyado en el Derecho a la Ingerencia Humanitaria, el líder libio Muammar Khadafi se encuentra en la clandestinidad y el país norafricano virtualemente bajo control de las fuerzas rebeldes apoyadas por la comunidad internacional.
Con Muammar Khadafi fuera del gobierno y el apoyo de las fuerzas aliadas, los rebeldes ya piensan en la libia post-Kadhafi y prometen recompensar a las fuerzas de la coalición. «En el camino al desarrollo de Libia prometemos favorecer a los países que nos han ayudado» declaró ayer
Moustapha Abdeljalil, jefe del CNT. En relación a las licitaciones internacionales para la reconstrucción del país el funcionario aseguró que «los trataremos en función del apoyo que nos han dado [durante la guerra] a los rebeldes». Es de conocimiento público, sobre todo luego de las guerras de Irak y Afghanistán, que los países que más invierten, militar y políticamente, salen beneficiados a la hora de la firma de los millonarios contratos una vez «pacificado» el país en conflicto. Sin embargo, Francia, país que lideró la intervención de las fuerzas de la coalición de la OTAN en Libia, habría recibido una promesa cifrada y por escrito para le explotación del petróleo del país africano.
En este sentido, e l diario galo Libération, hizo pública en el día de ayer una carta con fecha del 3 de abril del corriente año (a sólo tres semanas del comienzo de las operaciones de la coalición internacional): «…en cuánto al acuerdo sobre el petroleo con Francia,hemos delegado al hermano Mahmoud [Shammam, Ministro de información del CNT] para firmar el acuerdo atribuyendo 35% del total del petroleo bruto a los franceses a cambio del apoyo total y permanente a nuestro Consejo [CNT]». La misiva, firmada por representantes del Consejo Nacional de Transición, se dirige al cabinete del Emir de Qatar el sheik Hamad bin Khalifah-al-Thani (intermediario arabe entre Francia y el CNT), con una copia dirigida al representante de la Liga Arabe, Amr Moussa.
Consultado por el documento que promete un tercio del oro negro libio al país galo el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Alain Juppé, dijo: «No tengo conocimiento de esa carta» y aseguró que desconoce la existencia de un acuerdo formal entre ambos países. «Lo que sé es que el CNT a dicho formalmente que para la reconstrucción de Libia darían trato preferencial a aquellos que los ayudaron, lo cual me parece lógico y justo» arremetió el funcionario.
Libia posée reservas petroleras por al menos 44 billones de barrilles, casi 4% del total mundial. Los principales compradores el oro negro libio en 2010 fueron Italia (28%) y Francia (15%). «No hay una carrera por ver quién llega primero a Libia» aseguraba el viernes último el ministro de relaciones exteriores de Italia, Franco Frattini, en una entrevista radial. El jefe de la diplomacia italiana consideró que «Italia y Francia no estan en una batalla de tipo colonial para adueñarse de las riquezas del pueblo libio». Sin embargo, los especialistas aseguran que la francesa Total y la italiana ENI serían las grandes beneficiarias de los millonarios contratos petroleros con el nuevo régimen. Con carrera o sin carrera, el Cavaliere Silvio Berlusconi, puso primera y anunció la firma de un acuerdo por el cual el grupo petrolero italiano ENI proveerá de gaz y combustible al pueblo libio, sin necesidad de pago… por ahora.
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