Cientos de talibanes murieron en violentos combates con el ejército afgano en varias provincias del país, informó el gobierno el pasado sábado, coincidiendo con el anuncio de que Estados Unidos completará su retirada del país a finales de agosto.
La noticia de Washington llegó después de que las tropas estadounidenses y de la OTAN abandonaran la base aérea de Bagram, centro de operaciones de las fuerzas de la coalición durante dos décadas de lucha contra los talibanes y sus aliados de Al Qaeda.
Durante las últimas 24 horas, más de 300 combatientes talibanes murieron en combates contra las fuerzas del gobierno, aseguró el sábado el ministerio de Defensa.- ANUNCIO –
Muchos de ellos sucumbieron en ataques aéreos, incluyendo una ofensiva el sábado antes del amanecer en la provincia sureña de Helmand, escenario de frecuentes choques entre ambos bandos.
Existía la sospecha de que las fuerzas afganas sufrirían dificultades sin el apoyo aéreo suministrado hasta ahora por Estados Unidos.
«En los últimos días, la fuerza aérea de Afganistán intensificó sus ataques contra los escondites de los talibanes y los insurgentes han sufrido bajas», dijo a la AFP Attaullah Afghan, miembro del consejo provincial de Helmand.
Los talibanes rechazaron las alegaciones del gobierno.
Ambos bandos suelen exagerar los daños infligidos a la otra parte y sus afirmaciones son difíciles de verificar independientemente.
Los combates se intensificaron en todo el país desde que Estados Unidos empezó el 1 de mayo la retirada final de sus 2.500 tropas restantes.
Los talibanes arrebataron decenas de distritos a las fuerzas del gobierno, algo que no alteró la voluntad del Pentágono de terminar la guerra más larga de Estados Unidos.
El sábado, afirmaron haber tomado el control de siete distritos más en la provincia de Badajstán (noroeste).
El viernes, las tropas estadounidenses y de la OTAN entregaron la base aérea de Bagram al ejército de Afganistán.
«La historia se repite»
Durante estos años, cientos de miles de militares estadounidenses y de la OTAN pasaron por esta base al norte de Kabul, que parecía casi una ciudad en miniatura.
Bagram tenía una gran importancia militar, pero también simbólica.
«Para muchos afganos, Bagram es recordada como el foco de más de una intervención extranjera, puesto que fue también la principal base aérea de los soviéticos durante su ocupación del país», dijo Andrew Watkins, experto de Afganistán en el International Crisis Group.
«No solo ha sido punto de entrada de la mayoría de tropas extranjeras que han pasado por el país desde 2011, sino que ha acogido muchos de los recursos aéreos que han otorgado a las fuerzas de seguridad de Afganistán una ventaja vital en el campo de batalla», añadió.
La salida de las tropas de la coalición de Bagram alimentó la preocupación de que Afganistán se vea arrastrado a una nueva guerra civil, como ocurrió tras la retirada de los soviéticos en los años 1990.
«Veo que la historia se repite. Los americanos hacen lo mismo que los rusos: se van sin terminar la guerra», dijo Dawood Hotak, un residente de Kabul.
«Siento que nuestro país volverá a una guerra civil puesto que los talibanes han intensificado su ofensiva y los norteamericanos se van», continuó.
Desde la Casa Blanca, el presidente estadounidense Joe Biden trató el viernes de aplacar estos temores y aseguró que su ejército sería capaz de aportar potencia de fuego para ayudar a las fuerzas del gobierno afgano si lo necesitaban.
Los medios indican que el Pentágono probablemente mantendrá 600 tropas en Afganistán para vigilar el enorme complejo diplomático de Estados Unidos en Kabul.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que la salida de Bagram no implicaba que la retirada de Afganistán se terminará en cuestión de días, sino que se completará «a finales de agosto».