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Los demócratas estadounidenses y sus lenguas de doble filo

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Si Vds. se ponen a escuchar lo que los demócratas van diciendo hoy en día, pensarán que todos ellos se oponían a la ilegal invasión de Iraq ejecutada por George Bush en el 2004. Bush, que está ahora en el punto más bajo de las encuestas de opinión pública, es una presa fácil para sus opositores demócratas, que le representan como un militarista embustero mientras ellos no paran de pregonar las virtudes de su filosofía antibelicista.

Todo ese posicionamiento es falso. Hace cinco años, el Partido Demócrata no dudó en subirse al carro de la guerra. Muchos votaron a favor de ir a la guerra y ofrecieron clamorosos testimonios acerca de la maldad de Iraq. Sin embargo, si nos creyéramos los mensajes que están enviando los demócratas, podríamos llegar a pensar que ninguno de ellos apoyaba la guerra.

El 22 de abril de 2006, The Boston Globe sacó un artículo de opinión escrito por el candidato demócrata a la presidencia John Kerry. En él mencionaba su comparecencia en 1971 ante el Senado estadounidense y cómo entonces habló en contra de la Guerra de Vietnam. Y añadía:

«Treinta y cinco años más tarde, en otra guerra sin rumbo ni control, veo cómo la historia se repite… De nuevo tenemos que negarnos a sentarnos tranquilamente y observar cómo nuestras tropas son sacrificadas por una política equivocada mientras que los estadounidenses que disienten y se plantean preguntas llenas de sentido son tildados de antipatriotas.

Eso fue justo en 1971 y de nuevo es necesario dejar claro que la mejor forma de apoyar a las tropas es oponerse a una historia que despilfarra sus vidas, deshonra su sacrificio y hace un flaco servicio al pueblo estadounidense y a nuestros principios.

¡Bien dicho!, pero hay algunas omisiones menores por parte de Kerry. Por ejemplo que apoyaba la invasión de Iraq y que en ocasiones, durante la campaña presidencial, pidió más tropas para Iraq de las que los republicanos enviaban. Aquí hay unas cuantas citas del pasado de John Kerry, que no se parecen mucho al lenguaje «iluminado» actual:

· «Le hemos urgido, tras consultar con el Congreso y en coherencia con las leyes y Constitución estadounidenses, a adoptar las acciones necesarias (incluyendo, si fuera necesario, ataques de misiles por aire sobre los sitios iraquíes sospechosos) para responder eficazmente a la amenaza lanzada por el rechazo de Iraq a poner fin a sus programas de armas de destrucción masiva.» (9 de octubre de 1998)

· «Votaré para dar al presidente de EEUU autoridad en el uso de la fuerza -si fuera necesario- para desarmar a Saddam Hussein, porque creo que un arsenal mortífero de armas de destrucción masiva en sus manos es una amenaza real y grave para nuestra seguridad.» (9 de octubre de 2002)

· «Estamos en posesión de lo que creo son convincentes evidencias de que Saddam Hussein tiene, desde hace ya un cierto número de años, capacidad para desarrollar la producción y almacenamiento de armas de destrucción masiva. Sin duda que necesitamos desarmar a Saddam Hussein… Es un dictador brutal y asesino que dirige un régimen opresor… Y ahora continúa con su engaño y su consistente dominio de armas de destrucción masiva… Por eso la amenaza de un Saddam Hussein con armas de destrucción masiva es algo real.» (23 de enero de 2003)

Esto no se parece en nada a lo que dice el Kerry de hoy. Cualquier persona puede cambiar de opinión. Sin embargo, cuando la persona así lo hace, hay una explicación normal de que anteriormente se estaba equivocado o se habían hecho juicios equivocados. Nada de eso ha hecho Kerry. Durante años, apoyó la acción militar contra Iraq. Ahora, aparece hablando de una guerra y políticas equivocadas hacia Iraq.

Madeleine Albright es otra de los que está cambiando su tono de la misma manera que Kerry: se limita a ofrecer un discurso que es contrario a su posición de muchos años sin dar una explicación del por qué del cambio.

Al Yazeera News publicó el 23 de abril de 2006 un artículo titulado «Albright advierte sobre el desastre de Iraq». Aquí va la introducción al artículo:

Madeleine Albright, la anterior secretaria de estado de EEUU, ha advertido que la invasión de Iraq puede acabar siendo uno de los mayores desastres de la política exterior estadounidense.

En una entrevista con el New York Times, publicada el domingo, Albright decía que no pensaba que Saddam Hussein hubiera representado una amenaza inminente para los Estados Unidos.

· «No puedes ir a la guerra contra todo aquel que no te gusta», dijo.

· «Creo que Iraq puede acabar siendo uno de los mayores desastres de la política exterior estadounidense.»

· «Estoy a favor de la democracia, pero imponer la democracia es un oxímoron. Cada pueblo tiene que elegir la democracia y tiene que hacerlo desde abajo», dijo.

Recuerden, es la misma Albright que le dijo a Leslie Stahl en una entrevista en 1997 que la muerte de más de 500.000 niños iraquíes como consecuencia del embargo era un resultado aceptable de la política exterior de EEUU. Ahora, unas cuantas declaraciones de la antigua Albright:

· «Iraq representa desde ahora un largo camino a recorrer, pero lo que ocurra allí tendrá grandes consecuencias aquí. El riesgo de que los dirigentes de un estado canalla utilicen armas nucleares, químicas o biológicas contra nosotros o nuestros aliados es la mayor amenaza para la seguridad.» (18 de febrero de 1998)

· «Hussein ha elegido gastar su dinero en construir armas de destrucción masiva y palacios para sus compinches.» (10 de noviembre de 1999)

Pobre Saddam. En el espacio de unos cuantos años, Albright le ha rebajado de ser «la mayor amenaza para la seguridad a que nos enfrentamos» a no ser una amenaza inminente para los Estados Unidos. Incluso se han eliminado las acusaciones de ser un hijo de perra. Los EEUU hablan con la lengua de doble filo de siempre.

Antes y después de la invasión de 2003, los demócratas antibelicistas me habían hablado de los méritos del Partido Demócrata. He escuchado, y continuo escuchando todas las excusas posibles, poco convincentes, en una especie de manual de aquiescencia del partido hacia los belicistas, desde «Tenían mala información» a «Esa no es su postura real«. Los hechos son los hechos. Los demócratas permitieron que George Bush invadiera Iraq por una razón: tenían miedo de que si EEUU atacaba Iraq y los soldados eran recibidos con flores y caramelos, ellos habrían aparecido situados en el lado equivocado y habrían sido considerados anti-estadounidenses. No importa lo que digan hoy Madeleine Albright, John Kerry y muchos otros demócratas que permitieron que la invasión se llevara a cabo. La integridad, la investigación y la verdad huyeron por la ventana.

A pesar de toda su palabrería antibelicista actual, hay un aspecto que no aparece nunca en las bocas hueras de los demócratas: nadie ha mencionado la trágica y horrenda situación del pueblo iraquí y los cientos de miles de civiles iraquíes muertos y la destrucción del país acaecida gracias a su silencio.

Enlace con texto original en inglés:

http://www.malcomlagauche.com/id1.html